El tema de la gerencia municipal quedó como en una caja negra. No hay rendición de cuentas, no se saben los puntos que se aprueban en la Cámara Municipal, según la exconcejal de Libertador, Andrea Tavares.

Caracas. Quien camine por las calles de Caracas, específicamente en el municipio Libertador, sabe que algo, en materia de gerencia municipal, no anda bien. Huecos, basura, falta de alumbrado público, escaso trasporte y, ahora, el tema de los apagones y la escasez de agua potable. Mientras todo ello sucede, los vecinos se preguntan y ¿dónde está la alcaldesa?

Se preguntan por Érika Farías, quien ya tiene un año y tres meses en la silla del despacho municipal. Sin embargo, los alcances de sus políticas no han tenido eco. Julio César Reyes, habitante de Catia, por ejemplo, dijo que en medio de esta crisis no se le ha visto la cara.

Lo mismo opinó Efrén García, habitante de La Candelaria, “no sabemos en qué anda la alcaldesa, aquí todo está inmundo”.

El tema de la gerencia municipal quedó como en una caja negra. No hay rendición de cuentas, no se saben los puntos que se aprueban en la Cámara Municipal, según la exconcejal de Libertador, Andrea Tavares.

Ella, junto con Maribel Castillo, Kadary Rondón, Adriana Aguilera y Aixa López, que también fueron ediles de Libertador y del Cabildo Metropolitano, dice que va a trabajar para deshojar la gestión de la Alcaldía de Caracas.

Vamos a crear un bloque de contraloría social, pues vemos que la nefasta gestión municipal carece de la necesaria supervisión, en tanto que no existe un órgano capaz de ejercer estos controles y de hacer seguimiento, ya que el Concejo Municipal de Caracas solo existe como operador político del régimen y no ejerce las competencias correspondientes.

Además, aludió al caos de los servicios públicos, a las pésimas condiciones en las que se encuentra la vialidad, a la ausencia de un plan de desarrollo urbano y a la “violación de los principios de la descentralización y autonomía del poder público municipal”.

Para ello, el grupo de exconcejalas se propone recorrer las parroquias, hacer un seguimiento a las denuncias sobre la falta de los servicios públicos y gestionar ante los organismos competentes la solución de los problemas. Empezarán yendo a las oficinas de Hidrocapital.

La agenda de contraloría social la iniciarán con denuncias concretas en las distintas parroquias de Caracas, evaluando los ingresos municipales y el plan de inversión. Haremos un seguimiento de cada bolívar que ingresa al tesoro municipal y cada moneda que se gasta, cómo, cuándo y dónde se ejecuta ese presupuesto, en concordancia con las grandes necesidades que aquejan a esta ciudad.

Todos los caraqueños tienen derecho a saber en qué se gastan los ingresos municipales y dónde están, porque sin duda, no se están invirtiendo en las áreas prioritarias de la ciudad”, concluyó Tavares.


Participa en la conversación