En esta segunda parte del seriado para Crónica.Uno se analiza a Voluntad Popular y Primero Justicia, dos de los partidos más golpeados por la presión del chavismo sobre sus dirigentes, un hecho que, combinado con la emigración de líderes de base, los mantiene con las estructuras reducidas.

Caracas. Primero Justicia (PJ) y Voluntad Popular (VP) son dos de los partidos más jóvenes y más simbólicos de la oposición venezolana. Sin embargo, también han sido dos de los más “atacados” por el gobierno de Nicolás Maduro y el chavismo. Y se han enfrentado en los últimos años a tener dirigentes y líderes presos, exiliados y bajo amenaza de cárcel.

Hoy en día ninguna de las dos organizaciones políticas cuenta con sus grandes liderazgos activos haciendo política en la calle, y aunque los tuvieran, se encontrarían con la realidad de que los partidos en sí mismos se encuentran ilegalizados ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), lo que evita que como instituciones hagan lo que están llamadas a hacer: tratar de conquistar el poder por la vía de los votos.

Aunque cada caso es distinto, las similitudes entre ambos son destacables. Ambos partidos cuentan con sus principales actores fuera del juego por un motivo o por el otro, y se encuentran con que sus bases empiezan a resentirse no solo por la migración y el éxodo poblacional que cada vez es más palpable dentro de sus estructuras, a lo que se suma la ausencia de elecciones que permitan a sus militantes el ejercicio natural de competir en comicios.

Voluntad Popular, la presa favorita del gobierno

En el universo de los partidos políticos de oposición quizá ninguno ha sido tan señalado por el gobierno de Nicolás Maduro como Voluntad Popular, de ahí el trato que han venido teniendo sus militantes, en particular aquellos con proyección nacional. Detenciones, exilio y la emigración de sus dirigentes de base ha hecho que la tolda naranja luche para mantener sus estructuras y funcionar como debe.

Posiblemente el caso más reconocido es el de Leopoldo López, máxima figura del partido al ocupar el rol de responsable nacional, quien fue arrestado el 18 de febrero de 2014 a causa de las protestas de ese año y cuya responsabilidad el Ejecutivo achacó al exalcalde de Chacao. Tras su detención, López fue a parar a la cárcel militar de Ramo Verde, donde permaneció hasta el 8 de julio de 2017 que una sentencia lo condenó a pagar los más de 13 años de cárcel a los que fue condenado en el 2015 en situación de arresto domiciliario.

Lo que ocurrió con el número 1 de la organización hubiese sido de menor importancia si, a causa de los mismos hechos, Carlos Vecchio —segundo al mando en VP con el cargo de coordinador político— no hubiese sido acusado de los mismos delitos de instigación a la violencia. La aparición de una orden de arresto en su contra en febrero de 2014 lo obligó a esconderse para evitar un destino similar al de López. Cuando regresó a la vida pública lo hizo desde los Estados Unidos, país en el que inició su activismo como exiliado político.

El arresto de López y el exilio de Vecchio obligaron al partido a afrontar la ausencia de un liderazgo nacional asignando la responsabilidad de coordinador político nacional encargado a Freddy Guevara, quien comandó el partido durante la que fue su victoria más importante: la mayoría conseguida por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en las elecciones parlamentarias del 2015. Guevara fue también el encargado del partido durante las protestas del año 2017, las cuales, similares a las del 2014, tuvieron como resultado una arremetida contra los dirigentes opositores y el propio dirigente se vio obligado a evitar la captura de una forma particular: el 4 de noviembre del 2017 ingresó a la residencia del embajador de Chile en “calidad de huésped”, lugar en el que permanece hasta la fecha.

El general Antonio Rivero y el exalcalde David Smolansky también tuvieron destinos similares al verse obligados a irse del país, mientras que el diputado Gilber Caro y el exalcalde Daniel Ceballos fueron detenidos por el Sebin, el primero bajo supuestos cargos de terrorismo y el segundo por no evitar la realización de protestas en el municipio San Cristóbal de Táchira en 2014. Todos han sido “golpes” al liderazgo de VP que en la actualidad se encuentra en las manos de los diputados Juan Andrés Mejía (coordinador político encargado) y Juan Guaidó (coordinador nacional de organización y jefe de la fracción de la MUD), este último asegura que lo vivido ha sido complicado, pero que poco a poco el partido ha ido adaptándose a la situación.

Al final se trata de innovar, de hacer mecanismos para adaptarse. En el 58 [1958, caída de Pérez Jiménez] no había WhatsApp ni mensajes de texto, pero se lograba la comunicación y la organización y la salida de un régimen totalitario. No va a ser distinto ahora, opinó Guaidó al momento de preguntársele sobre los liderazgos “ausentes” de VP.

La fugacidad de los líderes en sus respectivos cargos ha obligado al partido a depender aún más de sus instituciones de organización a escala nacional, en particular el ENA (Encuentro Nacional de Activistas), órgano que se ha convertido en el centro de las políticas del partido como lo explica uno de sus integrantes, el diputado Winston Flores, dirigente que además expresa que, aunque los dirigentes no puedan llevar a cabo sus funciones tradicionales, sí se mantienen involucrados.

Esto es como dicen los militares, que el liderazgo nunca muere porque los reglamentos internos de VP tienen sus mecanismos de sustitución, de mecanismos de encargados momentáneos. Leopoldo López está fungiendo ya desde su casa como coordinador nacional del partido de una u otra manera, con las limitaciones que tiene, él mantiene el contacto, explicó el parlamentario que, con respecto al ENA, detalla que se mantiene activo, con todos sus miembros acudiendo de forma regular “todos los lunes” a las reuniones.

Si bien para la tolda naranja la persecución de su dirigencia nacional es un obstáculo considerable, es algo que han logrado amortiguar con liderazgos de relevo, esta alternativa, con todo, no se ha logrado repetir en las bases, donde ellos mismos reconocen que el éxodo de militantes se ha convertido en un problema. A nivel parroquial y municipal —donde el trabajo forma las bases de los partidos— la crisis económica ha hecho inclusive más estragos que el propio chavismo en la dirigencia a escala nacional.

En VP hemos tenido un éxodo que no le voy a decir masivo, pero sí de grandes niveles de lo que representa el activismo del partido a nivel parroquial y municipal, e inclusive regional. El otro día estuvimos viendo fotos de la diáspora y vimos como en países como Chile, Argentina, Colombia y Ecuador se están conformando redes populares. Una de las cosas que se está haciendo es el reactivar la necesidad de seguir luchando y la necesidad de quedarse en Venezuela. Tenemos una campaña para tratar de traer gente y que cada vez más personas conformen las Redes Populares, tratando en el caso de VP de fortalecer esas redes que son nuestra base fundamental a nivel organizacional. Es un trabajo muy arduo que nos está costando mucho, pero seguimos con la esperanza, detalló Flores.

Cripriano Heredia, diputado a la AN y coordinador nacional del grupo Ideas de VP, que busca reforzar las áreas doctrinarias y programáticas del partido, asegura que cada vez que algún dirigente o líder comunitario de la organización abandona el país, por el motivo que sea, siempre hay alguien que está ahí para suplirlo, aunque no niega el fuerte efecto que tiene la pérdida de un dirigente. “El comando nunca muere” y “Siempre hay alguien dirigiendo el barco” fueron frases que empleó para referirse al remplazo de líderes en las bases.

Es lamentable cuando se va un dirigente de una parroquia o un dirigente municipal o cuando se va uno regional porque es una pérdida que uno sufre. Pero hay suficiente gente de VP en todo el país como para que siempre haya alguien que asuma la responsabilidad, aunque sea la parroquia más escondida del país. ¿Que se pierde parte del liderazgo?, ¿Que quizás era un tipo insubstituible en cuanto a su carisma y su profundidad y llegada? Sí, es posible, pero siempre tenemos alguien para cubrir todas las estructuras, afirmó Heredia.

Heredia, Flores y el propio Guaidó aseguran que para tratar de apoyar a su dirigencia de base se han empezado a ejecutar programas para los sectores más necesitados, pero estas medidas son solo paliativas y, en un escenario de hiperinflación, es poco probable que los esfuerzos por tratar de retener en el país a los activistas de base tengan éxito, lo que pinta un panorama oscuro para un partido político que, además de enfrentarse a la inhabilitación y salida de sus dirigentes, también está lidiando con las consecuencias de una ilegalización que los mantiene apartados de cualquier evento electoral futuro, eventos a los que ellos tampoco aspiran participar por la ausencia de garantías para una elección limpia.

Primero Justicia, una estructura que han golpeado en todos los niveles

Sede Partido Primero Justicia (PJ)

Primero Justicia es el partido desde el cual salió Henrique Capriles Radonski, exgobernador de Miranda y también principal figura de la oposición venezolana en las dos últimas elecciones presidenciales que se realizaron y que contaron con la presencia de la totalidad de la oposición. Sin embargo, la realidad actual del partido es otra: una mucho más reducida y limitada por la presión que ha caído sobre sus dirigentes desde el gobierno de Nicolás Maduro.

Capriles es por mucho el dirigente de mayor proyección nacional e internacional dentro de la tolda amarilla, es por eso que uno de los mayores golpes que se le pudo dar a la dirigencia nacional de la organización fue la inhabilitación política del que en dos oportunidades compitió por la presidencia de la República: una contra Hugo Chávez en el 2012 y otra contra Nicolás Maduro en el 2013.

Fue en abril del 2017 —en pleno inicio de las protestas políticas— que la Contraloría de la República anunció que gracias a una serie de “ilícitos administrativos” Capriles no podría aspirar a ningún cargo de elección popular por los próximos 15 años.

La medida en contra de Capriles se llevó a cabo el mismo año en el que este abandonó la Gobernación de Miranda y mientras Julio Borges era presidente de la Asamblea Nacional, coincidencias que catapultaron al parlamentario como líder y figura visible de Primero justicia. Sin embargo, los hechos de violencia que se registraron ese año causaron como principal secuela que el gobierno Maduro emprendiera una política de persecución en su contra ante la decisión de Borges de solicitar apoyo en el extranjero para un “cambio democrático en el país”.

Las amenazas no esperaron a que el presidente de la AN saliera del país e inclusive durante julio del 2017, Maduro afirmó en actos públicos que al diputado le “llegarán los ganchos”. Otros dirigentes constantemente amenazados por el propio mandatario o por funcionarios de su gobierno son Tomás Guanipa, José Guerra y el gobernador electo por el Zulia, Juan Pablo Guanipa.

Para Juan Miguel Matheus, diputado para el Parlamento venezolano, la presión sobre los dirigentes de PJ, así como la ilegalización del partido en enero del 2018, forman parte de una “política del Gobierno” para reducir la cantidad de organizaciones políticas que se le oponen.

Eso es una política del Gobierno. Cuando Maduro llegó al poder había de 57 a 62 partidos políticos. Hoy solamente hay legales, o mejor dicho, en febrero, había 12 de las cuales 7 eran afines al Bloque de la Patria. Ese dato de ir triturando a los partidos políticos es un dato que muestra lo complicado que está el ejercicio de la función partidista en estos momentos, que está doblemente golpeada porque pocas veces se hace la relación entre Asamblea Nacional y partidos políticos y la Asamblea Nacional es un parlamento de partidos, explicó Matheus.

Con Borges fuera del país y Capriles viendo su proyección limitada por la inhabilitación, se podría pensar que es el mando alto de PJ el único “frente” con el que deben lidiar. Ahora bien, mientras que los dirigentes nacionales son apresados, amenazados o exiliados, otra cosa ocurre con las bases del partido que, ante la crisis económica que atraviesa el país, han tenido que recurrir a abandonar la nación.

Cuando una persona, un ciudadano, se va del país y no tiene militancia política deja un trabajo, deja un empleo, pero para nosotros se crea un hueco que es difícil de reemplazar porque la vida partidista es compleja, hay que educar al ciudadano para que asuma la vida partidista, explica Matheus al respecto de la ida de Venezuela de sus dirigentes parroquiales y municipales, un nivel que, asegura, se resentirá también por la decisión de no participar en las venideras elecciones a concejos municipales de diciembre de 2018 ya que, a su juicio, la no participación, aunque sea por motivos legítimos como la ausencia de garantías electorales, atenta contra las “aspiraciones legítimas” de activistas y dirigentes.

Las aspiraciones electorales de líderes medios y de base, no es poca cosa, ya que puede abrir la puerta para que dirigentes rompan la línea del partido de no participar y se autoexcluyan de la entidad para perseguir sus aspiraciones de poder. No sería algo nuevo, es lo que se vio, por ejemplo, en las elecciones municipales del 2017 cuando varios militantes cortaron con PJ para postularse a las alcaldías como Chacao y Baruta con Gustavo Duque y Darwin González, respectivamente.

Carlos Paparoni, otro de los diputados de PJ y dirigente que también fue amenazado con cárcel por parte del Gobierno, dice que el fenómeno de la migración de bases los ha llevado a emprender nuevas rutas y destaca el esfuerzo que desde el partido se ha hecho por recorrer el país para fortalecer las bases, algo que dice es vital para poder emprender una lucha que a su juicio ya no es simplemente por votos en una elección ya que el voto ya no es un factor dado el Gobierno totalmente totalitario.

Explica que quizás el mayor punto a favor que posee PJ para lograr sobrellevar lo que ocurre con su dirigencia en todos los niveles es que el partido, según él, no está formado alrededor de los personalismos. Creo que este es un partido que se creó no en base a un personalismo, todas las figuras trabajan para la organización y no la organización a favor de una figura, explicó antes de decir que, aunque las ausencias han tenido su efecto en el partido, este está lejos de dejar de funcionar.

Si bien en lo personal las ausencias nos han afectado, en lo organizativo creo que el partido está preparado para relevar a quienes no están. Si hay algo en lo que hay que hacer énfasis es que por cada uno que se va hay 10 más echándole bolas, comenta.

Fotos: Carlos Crespo y Archivo


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