De farmaceutas a yerbateros: la gente muere por falta de medicamentos en Aragua

En año y medio han cerrado 125 farmacias a escala nacional

85 % de escasez de medicamentos es el más reciente registro que posee el gremio farmacéutico en Aragua. Esto ha obligado al cierre de farmacias, a la reducción de personal, al consumo de remedios caseros y a la dádiva que la diáspora venezolana envia a familiares y amigos para salvarles la vida.

Maracay. “No hay, no tenemos”, “vaya a otra farmacia a ver si lo consigue”, “caliente agua e inhale el vapor por varios minutos, eso le ayudará a bajar la congestión”, son algunas de  las respuestas más comunes que a diario deben escuchar las miles de personas que van a una farmacia en busca de un medicamento. El recorrido se convierte en una viacrucis, donde el paciente corre el riesgo de perder la vida al tener que soportar la pesada cruz de una escasez cada vez más aguda y hasta mortal.

Tanto, que solo en Aragua la falla en el abastecimiento de medicamentos ya alcanza un exorbitante 85 %, que ha obligado inclusive al cierre de farmacias o a que muchas de ellas exhiban en sus anaqueles productos misceláneos, salvo medicamentos, solo para sobrevivir en el mercado. En Aragua funcionaban aproximadamente 350 establecimientos farmacéuticos. En lo que va del año 2017 ya han cerrado unas 16 farmacias, de acuerdo con registro del gremio, aunque se sospecha que sean más puesto que muchas de ellas no están agremiadas.

Las farmacias exhiben chucherías en los anaqueles ante la falta de medicinas.

La lista de medicamentos escasos es larga y traumática. Los médicos prescriben varias alternativas con la esperanza de que los pacientes logren conseguir aunque sea uno de los medicamentos recomendados. Los pacientes andan de farmacia en farmacia implorando, cual letanía, un remedio para curarse o salvarse.

Por ello, el gremio farmacéutico de Aragua pide al Gobierno, una vez más, que se abra de inmediato un canal humanitario que permita el ingreso de medicamentos al país y así se puedan salvar muchas vidas. La presidenta del Colegio Farmacéutico en la región, Dulce Blanco de Figallo, no duda en señalar que esta crisis no tiene antecedentes y que la misma está cobrando vidas que pudiesen salvarse si solo contaran con las medicinas básicas para el tratamiento de cualquier enfermedad.

La escasez en este importante rubro ha originado otro problema: la automedicación y el consumo de productos naturales, que en muchos casos resulta contraproducente para el paciente, quien al final termina por acudir nuevamente al médico para el tratamiento de una sintomatología causada por el consumo de hierbas, infusiones o medicamentos que no contienen los componentes indicados.

También muchos pacientes apelan a sus familiares o amigos en el extranjero para que les envíen el medicamento que requieren, gestionan donaciones a través de ONG o fundaciones, o realizan intercambios con amigos o conocidos.

Hierbas, infusiones, remedios caseros —dijo una regente en una farmacia local— son las alternativas que les estamos ofreciendo a las personas que no consiguen los medicamentos prescritos. Hemos vuelto a los tiempos de nuestras abuelas. Los farmaceutas nos estamos convirtiendo en yerbateros, recomendando remedios caseros para que la gente pueda aliviar un poco sus dolencias.

Muchos pacientes acuden a los productos naturales ante la falta de medicamentos.

En los últimos meses, algunas farmacias han logrado surtirse de medicamentos, en su mayoría importados, que a decir de algunos regentes consultados por Crónica.Uno en Aragua, muchos ni siquiera poseen el control sanitario obligatorio. Si bien la importación de medicamentos, sobre todo por las grandes cadenas farmacéuticas, ha paliado un poco la grave escasez, para el grueso de la población resulta prácticamente inaccesible la compra de estos medicamentos por sus elevados costos.

En enero de este año, la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven) advertía que “10 % de los productos farmacéuticos que ingresan al país, son de manera ilícita y que los pocos medicamentos que se consiguen, en su mayoría importados, prácticamente cuestan más de un sueldo mínimo.

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A la ya insostenible escasez de medicamentos se suman los insuficientes márgenes de ganancia que perciben las farmacias que aún se mantienen abiertas. De allí que muchos de los propietarios han tenido que reducir personal y asumir las riendas de sus locales, ante la imposibilidad de cumplir con los compromisos laborales. Algunas, inclusive, solo abren sus puertas de lunes a viernes.

Los usuarios se quejan, maldicen y hasta lloran cuando la respuesta a su pedido es un “no hay”.

“Muchas personas nos dicen que es mejor que cerremos las farmacias”, comentó un regente de una farmacia ubicada en Piñonal, una zona muy popular de Maracay, mientras atiende frustrado el pedido de un cliente que pregunta por varios medicamentos, todos ausentes de los anaqueles.

Antiinflamatorios, hipoglucémicos, analgésicos, antipiréticos, protectores gástricos, antibióticos de uso común, antihipertensivos, psicotrópicos, broncodilatadores, anticonceptivos, antoconvulsivos, forman parte de la larga lista de medicamentos que no se consiguen en las farmacias, incluyendo las medicinas reguladas, pues los laboratorios nacionales tampoco tienen acceso a las divisas para la adquisición de materia prima y, en consecuencia, para la elaboración de medicamentos.

De acuerdo con los registros más recientes que maneja el gremio, la deuda que el Gobierno mantiene con la industria farmacéutica asciende a los casi 8 millones de dólares, solo durante el primer trimestre del año.

Los aragüeños deben peregrinar por todo el estado tratando se conseguir medicinas.

La escasez de medicamentos en Venezuela no tiene precedentes. La presidenta del colegio farmacéutico en Aragua concluye con una advertencia mortal: “La gente no se está muriendo por la enfermedad. La gente está muriendo por la falta de medicamentos”.

Fotos: Gregoria Díaz


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