Folleto de Maduro refleja que lleva tres años y medio con los mismos planes y sin solucionar la crisis

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El Jefe de Estado distribuyó un material que evidencia que cada año ha hablado de reactivar los motores de la economía, afrontar el desabastecimiento y revisar la política cambiaria de precios y al final las acciones ejecutadas han sido desordenadas y los desequilibrios persisten.

Caracas. El presidente Nicolás Maduro distribuyó el pasado domingo un folleto intitulado “Por el Buen Gobierno Económico” que incluye varios de sus discursos desde que llegó al poder en abril de 2013, pero la publicación evidencia que en el tiempo que lleva gobernando se repiten los planes y persisten las distorsiones de la economía.

En tres años y medio, el Jefe de Estado ha hablado de: impulsar motores de la economía; afrontar el desabastecimiento y revisar la política cambiaria. Sin embargo, las acciones aplicadas han sido desordenadas y, por ello, los venezolanos padecen una escasez de artículos esenciales y una inflación que reduce al mínimo sus ingresos. Esa situación se debe al modelo de controles que obligó a las industrias a bajar la producción.

A continuación los temas repetidos:

Motores de la economía

Desde mediados de 2013, el Gobierno tiene un discurso de reactivar los sectores clave de la economía, pero las políticas oficiales han hecho que las actividades generadoras de empleo tengan más de tres años en rojo.

Cuando Maduro asumió la presidencia en abril de 2013, a las semanas anunció que se buscarían vías para reactivar la manufactura, la construcción, la petroquímica, entre otras áreas. En aquel momento, se efectuaron diversas reuniones para evaluar los cuellos de botellas que enfrentaban las industrias a fin de incrementar la producción y allí las autoridades se comprometieron a reducir los trámites; revisar los precios de los rubros regulados y agilizar la entrega de dólares, lo cual no se concretó. La manufactura y la construcción —áreas con más peso en la economía— terminaron con caídas de 0,3 % y 3,2 %, según las cifras oficiales.

En el folleto, el mandatario destaca su discurso de 2014, cuando crea un plan nacional de facilidades de inversión para el desarrollo económico y repite que el “petróleo, petroquímica, construcción, industrias, sector agropecuario, agroindustria, turismo, textil, minería, comunicaciones y alta tecnología son los 11 motores que se han definido y priorizado para el desarrollo productivo de la economía venezolana que contempla este Plan”.  Ese año, la actividad petrolera retrocedió 4,2 %, la manufactura 7,2 % y la construcción 7 %.

Para el 2015 se mantuvo la misma línea y, en plena crisis de abastecimiento, una vez más se coordinaron mesas con el sector privado, sin embargo, de esos encuentros no hubo humo blanco. Las industrias siguieron enfrentando problemas para producir, y hasta el tercer trimestre de 2015 —últimos datos disponibles por el BCV— toda las actividades estaban en picada.

La crisis en 2016 se agudizó. Maduro afianza su proclamación de enero de este año, en la que indica que se impulsarán los motores estratégicos, como hizo en años anteriores. A lo largo de este año, los motores continúan fundidos por las restricciones en las entregas de dólares, el control de precios y las severas regulaciones. Los datos que se manejan en el sector público revelan que en el primer trimestre la industria cayó 20 % y la construcción 40 %.

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Escasez  

En tres años y medio el desabastecimiento de comida, medicinas, pañales, papel higiénico, repuestos, entre otros productos, se ha agudizado como consecuencia de las políticas oficiales. Pero el Ejecutivo señala que es culpa de la guerra económica, lo que se refleja en el discurso.

El material del Jefe de Estado muestra su pronunciamiento de 2013, en el que apunta que “un asunto delicado es el desabastecimiento de bienes específicos. Esto se explica, en gran medida, por la alta dependencia de las divisas. Pero también tienen mucho que ver los comportamientos especulativos de sectores privados oligopólicos y las fallas en los canales de distribución. No es un tema sencillo de solventar porque se ha impuesto una suerte de desorden entrópico que requiere de tiempo y políticas económicas acertadas desplegadas en forma integral”.

Esto se ha reiterado. Maduro en la publicación acota lo que dijo en 2016 cuando aprobó la emergencia económica: “Desde la victoria en las elecciones de abril de 2013 en un proceso electoral libre y ampliamente verificado por la comunidad nacional e internacional, la oposición política ha utilizado distintos mecanismos de distorsión para asediar a los poderes públicos y menoscabar la voluntad de la población expresada democráticamente en las urnas. Mecanismos como el acaparamiento, el boicot, la usura, el desabastecimiento y la inflación inducida”.

La ausencia de productos en los anaqueles se ha acrecentado a causa de menor producción e importación. En diciembre de 2013, la escasez fue 22 % y en marzo de 2014 se ubicó en 29 %. Desde esa fecha, el BCV dejó de divulgar los datos.

En este 2016, el desabastecimiento de productos regulados en Caracas ha superado el 80 %, de acuerdo con cifras de Datanálisis. En el interior del país la situación ha sido más crítica. Y por la falta de alimentos y medicinas las protestas han aumentado.

Frente al desabastecimiento, el Gobierno ordenó una reestructuración de las redes de la Misión Alimentación y creó los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) para la distribución de bolsas de comida casa por casa, pero el reparto ha sido discrecional. A la par, conformó la Misión Abastecimiento Soberano que le da poder a los militares para fiscalizar la producción y distribución de rubros estratégicos, con lo cual se recrudecen los controles.

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Política cambiaria

La política cambiaria ha consistido en mantener el control, recortar la entrega de billetes verdes —incluso con altos precios del petróleo— y estructurar sistemas complementarios con bajos resultados porque no cerraron la brecha con el paralelo.

El Presidente Maduro en su folleto de “Buen Gobierno” destaca su discurso de 2013, donde sostiene que “se hace evidente la necesidad de trabajar en la configuración de la nueva política cambiaria. Teniendo en cuenta que la política cambiaria abarca la definición del tipo de cambio, pero también debe considerar la discusión acerca de las herramientas y criterios para asignar las divisas, y para la captación de las divisas. De nada sirve la mejor elección del tipo de cambio si luego no se captan divisas suficientes o si las divisas son asignadas ineficientemente, ociosamente (…) Se establecen, por tanto, medidas que tienen como objetivo establecer un mayor control sobre las divisas y limitar elementos como la sobrefacturación en moneda extranjera”. Se planteó el presupuesto de divisas y un nuevo registro de empresas.

Para ese año se tenían el Cencoex y el Sicad I para asignar los dólares. Las autorizaciones disminuyeron 12 %, mientras el precio del petróleo estaba en 98 dólares.

El discurso de 2014 repite lo señalado en el ejercicio anterior. El primer mandatario subraya que en ese período “el objetivo es tomar el control pleno y absoluto del destino de las divisas y evitar así que puedan darse situaciones como la de empresas fantasmas que obtienen divisas y otros tipos de estrategias financieras que junto al rentismo del especulador importador son la base de la rentabilidad de la burguesía parasitaria”. En aquel entonces, se contempló la convergencia cambiaria, que luego se desechó. El Gobierno conformó tres esquemas: Cencoex, Sicad I y Sicad II, pero la entrega de divisas cayó 33 %. El barril estaba en 88 dólares.

Se llega al 2015 con planteamientos similares. Se tiene la aprobación por Cencoex, Sicad y Simadi. Maduro dice que “el objetivo es un sistema cambiario que atienda los tres mercados de manera más eficiente y de forma transitoria durante el periodo de recuperación”. La disminución en la aprobación de dólares fue de 62 %. El precio del crudo estuvo en 44 dólares.

En 2016, el Presidente vuelve a manifestar que hay “una nueva política cambiaria considerando todos los elementos que la componen, no únicamente el tipo de cambio, e integrada con el resto de políticas económicas (tributarias, financieras, productivas, etc.)”. Con frecuencia menciona la necesidad de aplicar una “acupuntura de divisas”. De tres sistemas se pasó a dos: Dipro y Dicom que tienen una amplia brecha. Aunque la asignación de divisas ha seguido recortada. En el primer semestre descendió 80 %.

La disminución en la entrega de dólares para la adquisición de materia prima y equipos ha limitado la producción y en consecuencia ha acentuado la escasez.

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Precios

En materia de precios la estrategia ha sido mantener el control e imponer más regulaciones. En tres años y medio apenas se han revisado en dos oportunidades los precios de los rubros regulados. Y esos productos son los que más escasean porque las empresas tienen que vender los artículos a valores que están muy por debajo de sus costos de elaboración.

La publicación incluye el discurso de 2013 en el que controla más. Maduro en ese período expresó que “para enfrentarse a los falsos mecanismos de fijación de precios y conseguir el respeto por los precios justos y máximos de todos los productos, se fortaleció la Superintendencia Nacional de Costos y Precios (Sundecop) y el Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis). En la línea de proteger al pueblo venezolano es imperante”.

Al año siguiente se autoriza la Ley de Precios Justos. El mandatario indica que “con el objetivo de hacer frente a la inflación, y conseguir una estructura de precios finales justos, se establece por ley una ganancia máxima del 30 % para todas las actividades económicas. Un tasa suficientemente alta para no desincentivar la inversión. Se incide en la necesidad de aumentar las inspecciones y sanciones contra la especulación y el acaparamiento. Se hace necesario también la consolidación del control sobre los productos alimenticios y otros de primera necesidad”.

En 2016. Maduro estima el establecimiento de “un nuevo sistema de fijación de precios de acuerdo con los costes reales y con un precio máximo de venta al público, para los productos indispensables, según la nueva Ley de Precios Justos”. Se revisaron algunos precios, pero muchos permanecen sin ajustes.

La realidad es que ha habido una mayor inyección de dinero en la economía, porque el BCV fabricó bolívares para cubrir las necesidades de las empresas estables, que se encuentra con una baja oferta de bienes, lo cual ha presionado los precios. En 2013, la inflación fue 56,2 %, en 2014 68,5 %; en 2015 180,9 % y para 2016 se proyecta en 700 %.

Foto: AVN


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