El campeón panamericano en la categoría de los 69 kilogramos dice vivir un sueño luego de colgarse la presea dorada en la cita canadiense

Cristóbal Naranjo/ @cristobnaranjo

Caracas. Con una camisa deportiva azul y una medalla de oro que brillaba en su pecho al punto de encandilar a los curiosos que se le acercaban para tomarse una foto o pedirle un autógrafo. Así se presentó el campeón panamericano de boxeo Gabriel Maestre, logrando engalanar la sala con la presencia de uno de los ocho atletas venezolanos que se montaron en lo más alto del podio en los Juegos de Toronto.

“Esta medalla panamericana es un sueño, eres el mejor de América, es un paso a la medalla olímpica”, soltó de entrada Maestre, quien desde que obtuvo la presea dorada en los 69 kilográmos no para de recibir elogios.  “Mucha gente se quedó impresionada por mi forma de pelear contra el cubano en la final.  Amigos de Argentina, Panamá y otros países me han enviado mensajes. Muchos de ellos son profesionales y me dijeron que para ganarme les va a costar”.

”Hasta fue una sorpresa para mí ver cómo peleé, y con la ayuda del director técnico, que me aconsejó para boxear de esa manera”, admitió el nacido en Barcelona, estado Anzoátegui hace 28 años.

Entrenador fue clave

El entrenador que guió al pegador al oro fue Alfredo Lemus, un amplio conocedor en eso de preparar campeones. “Es un buen entrenador, debe tener más de 30 años entrenando. Ha sacado campeones panamericanos, tiene muchos boxeadores buenos e incluso en su época de atleta fue buen peleador. Es experimentado y conoce la materia, eso es lo mejor que tiene Lemus”, subrayó Maestre.

El oriental tendrá como próximo reto el premundial de boxeo que se realizará en el estado Vargas del 17 al 22 de agosto, que da cinco boletos por categoría para la Copa del Mundo. A mediano plazo, el púgil tiene los Juegos Olímpicos Brasil 2016 entre ceja y ceja, aunque por ahora lo que quiere es disfrutar de la medalla de los Panamericanos con su familia, en especial con sus tres hijos. “El sacrificio en el boxeo es duro y es más fuerte por la familia. Te alejas de los hijos, padres, hermanos y la esposa. Fuera de casa, del país, solo hablas por mensajes y una que otra llamada. Pero vale la pena. Mis hijos saben ya que estoy peleando”, concluyó el monarca de los Panamericanos


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