Restricciones de vías limitan la circulación por el centro de la ciudad. El chavismo ha instalado tarimas en cada arteria y los militares restringen hasta el paso de peatones.

Caracas. El centro de Caracas amaneció revuelto. Los autobuses desperdigados, montados en las aceras y en los extremos de las avenidas Lecuna, Baralt, Urdaneta y Bolívar, son quizá la mayor muestra del agite oficial para cerrar una campaña electoral que para algunas coaliciones opositoras nunca comenzó. Las rutas urbanas incompletas por restricciones de las vías y los pasajeros que buscan terminar sus recorridos a pie forman parte del desconcierto general, al que también se le suma el cierre de algunos establecimientos comerciales en pleno centro.

Los comercios a puerta cerrada, los transeúntes solapados con la marcha del Gobierno y la poca oferta de autobuses completan un panorama de caos que ha ocasionado molestias a más de uno. En la avenida Bolívar, la principal arteria vial del centro, funcionarios del Estado restringen los accesos peatonales desde el Nuevo Circo y la Avenida Lecuna.

La interrupción del tránsito no solo afecta la circulación de vehículos, la medida se orquesta en el terminal urbano de La Hoyada, donde se concentrarán parte de los milicianos, dijo un adepto al madurismo. Desde tempranas horas de este jueves, los seguidores del Gobierno se congregan en el centro para vocear lo que se espera sea la máxima expresión de la maquinaria roja: la avenida Bolívar a reventar, una hazaña que protagonizó Chávez en octubre de 2012, cuando aspiraba encabezar su tercer mandato.

Seguidores del Gobierno se concentraron en los predios del ministerio de Educación.

En el terminal de La Hoyada, por ejemplo, los conductores han tenido que estacionarse en las afueras para poder cargar pasajeros hacia Valles del Tuy, Guarenas, Guatire y Altos Mirandinos. Quienes aspiran embarcarse solo consiguen una muchedumbre roja en el lugar y algunos de los portones están cerrados.

En la esquina de Las Salas, frente al Ministerio de Educación, los vehículos de la línea Casalta-Chacaíto obstaculizan la vía. Los autobuses también son parte de la caravana que traslada a quienes pretenden manifestar su apoyo a Maduro, el “heredero de Chávez”. Para quienes sufren el paro técnico del transporte urbano en Caracas, es tal vez la mayor paradoja: los socios de la cooperativa Casalta-Chacaíto, una de las más antiguas y afectadas por la crisis de repuestos que atribuyen al Gobierno, son quienes trasladan la maquinaria roja. En febrero, Hugo Ocando, presidente del Bloque de Transportistas del Oeste, se quejó y aseguró que de 300 socios que tenía esa cooperativa solo quedaban 180. Hoy, él advierte que más de 90% de sus unidades están inoperativas. Pero nada de ello parece obstaculizar el propósito del Gobierno: movilizar a su gente.

De hecho, uno de los conductores que esperaba el término de la concentración, y que lavaba su camioneta cerca del Parque Los Caobos, dijo con toda naturalidad: “por estos viajes nos van a pagar Bs, 15 millones”.  Se le preguntó cuántos cierres de campaña oficialista tenía que hacer para comprar un caucho y se encogió de hombros.

A lo largo de las avenidas Fuerzas Armadas, Nueva Granada y en los predios de la Lecuna hay autobuses cuyos parabrisas exhiben los nombres de las ciudades de origen: Cumaná, Puerto Ayacucho, San Cristóbal, Guanare y Vargas, por mencionar algunas. Los que vienen de más lejos seguramente completan un recorrido de más de 700 kilómetros de distancia, decía un conductor refiriéndose a los manifestantes provenientes de Maracaibo.

La circulación está restringida en el centro de la ciudad.

Moraima Montilla no viene de tan lejos, es docente en los Altos Mirandinos, miembro del consejo comunal de su sector de residencia y dice que acude obligada a la concentración. Le exigen guardar lealtad al gobierno por el cargo que recibió hace poco, pero se niega a comulgar con un gobierno que, a su juicio, coacciona para ganar.

El control del tránsito se alterna en algunos tramos con las tarimas instaladas por el Gobierno para agitar a sus seguidores. La avenida Universidad, por ejemplo, ha registrado gran volumen de vehículos. Y hay una tarima instalada frente al Banco de Venezuela. El tránsito por los túneles como el Norte-Sur, que va desde San Francisco a Miracielos, en la avenida Lecuna, está cerrado. Tampoco hay circulación hacia la Baralt desde la esquina La Bolsa.

En los toldos rojos dispuestos en la avenida Lecuna los chavistas gritaban que quienes no quisieran a la patria debían marcharse del país. “Les pagaremos el barco para que se vayan, aquí no los queremos”.

Adultos, ancianos y niños lucían franelas del Movimiento Somos Venezuela, con la M de Maduro y, detrás, la firma de Chávez estampada en negro. Aproximadamente eran 10 modelos diferentes en colores rojo, amarillo, blanco, fucsia, verde y azul. También llevaban puestas las gorras del 4F y una unicolor.

Mientras ello ocurre en la superficie, hay quienes se desplazan bajo tierra, en el subterráneo, un servicio que no ha presentado mayores retrasos a diferencia de otras ocasiones.

Cerraron el paso por el túnel Norte-Sur del centro de Caracas

Fotos: Mabel Sarmiento


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