Las manifestaciones en las calles del pueblo ganadero del estado Bolívar comenzaron a raíz del asesinato de un joven por parte de la policía regional. Tres negocios fueron saqueados y uno de ellos, quemado.

Ciudad Guayana. Al igual que el resto de las zonas ganaderas y agrícolas del sur del estado Bolívar, El Palmar —capital del municipio Padre Pedro Chien— era, hasta hace poco, un pueblo prácticamente desprovisto de crímenes.

En los últimos años, sin embargo, la realidad ha variado: los asesinatos, los secuestros y los robos, sin hablar del aumento de los índices de pobreza, repercutieron en la calidad de vida de sus habitantes. Esta semana hubo una prueba de ello.

Todo comenzó el martes, cuando Jherson Bravo —un técnico de teléfonos celulares de 24 años— fue asesinado durante una redada de funcionarios de la División de Inteligencia y Estrategia de la Policía del Estado Bolívar (PEB), en la calle Santa Bárbara.

La versión policial apunta que a Bravo lo sorprendieron robando y que, cuando los uniformados iban a capturarlo, les disparó, lo que generó el tiroteo en el que murió.

Pero a los habitantes de El Palmar eso les sonó más a cuento que a otra cosa, y desde el jueves protestan. Comenzaron ese día con el saqueo y quema de Inversiones Tartos, el negocio de un comerciante árabe a quien señalan de haber acusado a Bravo de ladrón y, por tanto, como uno de los responsables de su muerte.

Las cúspides de las manifestaciones ocurrieron el viernes: antes de enterrarla, familiares y amigos de la víctima detuvieron la procesión de la urna en frente de la comisaría de la PEB para exigir justicia. Luego, iniciaron otras protestas.

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Expresión callejera

Mientras familiares y amigos enterraban a Jherson Bravo, el pueblo se expresaba: saquearon una panadería y, después, una zapatería. Las acciones se mantuvieron hasta la tarde, cuando policías y guardias nacionales intervinieron.

Para finales de la tarde de este sábado los saqueos disminuyeron, pero la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) permanecía en la calle, especialmente en el centro del pueblo.

Voceros de varios partidos achacaron la culpa del auge delictivo a la alcaldesa, Sol Rubinetti (Partido Socialista Unido de Venezuela); a quien también señalan de descuidar sus funciones pues —según indicó el exalcalde Aquilino Márquez (Primero Justicia)— desde hace tres meses no está en el pueblo.

“La falta de coordinación policial y la carencia de políticas coherentes en materia de seguridad de la Alcaldía han generado un estado de anarquía que nos ha llevado a que el pueblo reclame, proteste y salga a la calle a exigir justicia por la muerte de un joven de manera equivocada”, declaró Márquez.

“Todo está acordonado por la Guardia. Con la presencia de ellos no se ha producido más nada… por los momentos”, añadieron voceros de Acción Democrática.

La semana pasada, el sur de Bolívar fue zona de conflicto, específicamente en Santa Elena de Uairén cuyos habitantes expulsaron a la policía estadal tras una serie de protestas a raíz del robo a una familia de comerciantes sirios. Todo en una zona donde el delito era, prácticamente, una rareza.

Foto cortesía Américo De Grazia


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