Hampa desatada impuso toque de queda a vecinos y comerciantes de la Av. Fuerzas Armadas

A partir de las 5:00 p. m. los negocios bajan la santamaría por la inseguridad en la zona. Vecinos indicaron que solo ven presencia policial cuando llegan los productos regulados a los negocios.

Caracas. “Hace dos semanas escuchamos un tiroteo y nos lanzamos al piso. No sabíamos lo que estaba pasando, todo era un alboroto. Cerramos el quiosco y nos fuimos”, relató Aura Castillo, dueña de un quiosco ubicado en la esquina El Socorro de la avenida Fuerzas Armadas.

Era un viernes 3 de marzo a las 5:30 p. m. Los balazos que escucharon ella y su compañera de trabajo tenían su fin: asesinar a un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) , identificado como Jesús Caraballo.

La delincuencia e inseguridad en la avenida Fuerzas Armadas es tan cotidiana para Aura, de 40 años, que se ríe al momento de hablar de cada uno de los atracos y tiroteos que ha presenciado:

“Aquí los robos son frecuentes, en las calles y las camionetas. La presencia policial es cero, solo cuando se hacen las colas en los negocios. Y si acaso, porque normalmente los comercios contratan personal aparte para que les ordene las aglomeraciones”.

A lo largo de la avenida, desde su famoso puente con venta de libros, hasta San José, cada una de sus esquinas son desbordadas tanto por colas para entrar a los negocios, como por buhoneros que ponen en ofertas diferentes productos, desde herramientas de herrería o ropa. Y en algunos casos, hasta medicamentos a punto de vencer.

La presencia de comerciantes informales se hace cada vez más común en la avenida, lo que ha aumentado la delincuencia para los vecinos

El trabajo informal, de acuerdo con testimonios de los vecinos y comerciantes, es lo que llevó mayor delincuencia a la zona, ya que desde las 5:00 p. m. los habitantes comienzan a recogerse en sus hogares y los locales cierran sus puertas, mientras que en las aceras quedan los buhoneros ofertando su mercancía.

María Castellano, de sus 50 años, lleva 20 viviendo en la popular avenida. Indicó que es una zona “sin ley” dado que la presencia policial es nula, mientras que los motorizados hacen fiesta con los arrebatos de celulares y carteras a cualquier hora del día.

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“Hace dos meses me quitaron todo lo que llevaba encima en una camioneta de Coche-San Luis. Quedé sin nada. Entre un hombre y una mujer pidieron todo lo que teníamos los pasajeros. Primera vez en mi vida que me pasó y fue una experiencia desagradable”.

Este tipo de robos también son comunes y en cualquier momento se pueden ver a sujetos bajar de las camioneticas con apuro, luego de cometer algún asalto. Es por ello que algunas de las unidades prefieren laborar con sus puertas cerradas a menos que se tengan que detener en alguna parada.

“En esta zona hay que estar pendiente. Cada vez que vengo a trabajar me la paso nerviosa. Ya me han robado tres veces por aquí después de trabajar. La última vez par de motorizados me arrebataron la comida que había comprado”, contó Gloria Cuzco, quien tiene un puesto de venta de cartones de huevos en la esquina El Panteón.

A lo largo de la avenida también se ven vendedores informales ofertando medicamentos

Cuzco apenas lleva tres años en la zona, pero relató que al día puede escuchar hasta tres alborotos con el caso de alguna persona a la que acaban de asaltar. Una de sus compañeras también fue víctima cuando, en plena mañana, se dirigía a uno de los bancos del sector, y un hombre armado le quitó todo el dinero que iba a depositar.

Aunque tanto residentes como trabajadores piden patrullaje permanente, sienten que puede ser un arma de doble filo ya que temen pagar algún monto por su presencia. Y las veces que han recurrido a ellos, es poca la ayuda que les han brindado.

Los negocios cierran sus puertas a partir de las 5:00 p. m. por la delincuencia

Fotos: Mariana Mendoza/Luis Miguel Cáceres


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