Desde hace tres semanas el lugar no tiene luz. Les han robado 17 aires acondicionados. Cinco automóviles estaban en el estacionamiento sin repuestos y con los asaltos consecutivos fueron desvalijados casi en su totalidad.

Caracas. La inseguridad y la delincuencia no respetan el trabajo de décadas que han llevado a cabo cientos de investigadores del Herbario Nacional, que tiene su sede en el Jardín Botánico de la Universidad Central de Venezuela. Son casi 500.000 especies y tipos de plantas que reposan en un salón sin seguridad. El valor histórico, científico y botánico que poseen es incalculable, incluso hay especies únicas en el planeta. Como este instituto no hay otro en el país, y a pesar de que ha sido desvalijado casi en su totalidad, aún es uno de los más importantes de Latinoamérica.

Los hurtos dentro del espacio que alberga la colección de plantas más extensa del país ya se han vuelto “normales”. Primero fueron implementos de trabajo de los jardineros, como botas, podadoras, rastrillos y cestas, luego las láminas de los techos de zinc que protegían de sol y lluvia varios viveros.

A la mayoría de las puertas les han sido violentadas las cerraduras. Todos los robos ocurren en horas de la noche, por lo que los trabajadores cuando llegan en la mañana siempre se encuentran con un nuevo boquete, vidrio o puerta rota. Hace tres semanas les robaron todo el cableado y no tienen energía eléctrica ni para cargar los celulares.

Así encontraron los investigadores el suelo del Herbario Nacional la mañana de este martes, en donde robaron 3 aires acondicionados.

Hasta el 19 de abril aquí hubo al menos cuatro funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana que resguardaban el lugar, pero desde ese día ya no hay, y los robos han sido más constantes. Este lunes llegamos en la mañana y se habían metido a la oficina de la Dirección de Investigación y Desarrollo, y hoy [martes] en la mañana encontramos destrozos dentro del Herbario, contó Yaroslavi Espinoza, investigadora y experta en palmas.

Desde que los ladrones se han dado a la tarea de acudir casi a diario a este edificio del instituto, se han robado 17 aires acondicionados —los últimos tres se los llevaron la madrugada de este martes— que son los que mantienen la temperatura del inmenso salón del Herbario. De ese espacio también tomaron unos deshumificadores que se encargan de regular la humedad del recinto.

Los delincuentes también desvalijaron cinco automóviles que pertenecen al Jardín Botánico Doctor Tobías Lasser. Les quitaron cauchos, baterías, tuercas, radiadores, retrovisores, asientos, y otras piezas que las convierten en máquinas inservibles, cuando hace cuatro años servían para trasladar a los investigadores a las prácticas de campo. Ahora lo que queda de las carrocerías está en el estacionamiento, oxidándose.

Entre las páginas del periódico hay miles de plantas que esperan ser estudiadas y que pertenecerán al Herbario Nacional.

Entre el 2008 y 2012 aquí llegamos a tener al menos 40 proyectos científicos en curso, pero con los recortes al presupuesto de la UCV nos vimos afectados, poco a poco se fueron dejando de hacer, luego vimos la imposibilidad de reponer equipos, los que nos quedaban nos los robaron, detalló con tristeza la investigadora Espinoza. Mientras caminaba por la estancia recogía los destrozos que dejaron los vándalos la noche anterior.

Desde que comenzaron los robos, los trabajadores del Jardín Botánico han denunciado ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas más de 15 veces. Dicen que los funcionarios hacen sus estudios, toman huellas y demás pero no han capturado a ninguno de los ladrones. “Nos dicen que necesitamos seguridad privada”, acotó la mujer.

El descuido es notable en varias zonas. Al entrar, las hojas secas que caen de las palmas que están en el borde de la carretera no las recogen hace un buen tiempo. El camión en el que las transportaban es uno de los vehículos desvalijados que yace en el estacionamiento. Hay árboles altos a los que llevan varios meses sin cortarles las ramas, que ya toman espacio hacia la autopista Francisco Fajardo.

Todas las plantas, dependiendo de su especie, conservan su verdor. Aunque también les robaron piezas que bombeaban el agua por todo el lugar para el regado de las plantas. Algunas fueron taladas porque se secaron, pero sus troncos aún están en lugar.

Aquí no hay ni un perro que ladre. Necesitamos un cuerpo de vigilancia privada, es una prioridad. Los ladrones encontraron aquí una piñata, vienen y se llevan lo que les da la gana y nadie hace nada. Menos mal no se han metido a robar de día, comentó Leyda Rodríguez, Doctora en Ciencias y especialista en las plantas de la familia Burceraceae.

Uno de los tableros principales a los que le robaron el cableado y los mantiene sin luz desde hace casi un mes.

Por su parte, Ana Herrera, directora del Jardín Botánico, detalló que ya no saben a cuál ente acudir para pedir ayuda en cuanto a la vigilancia, y aseveró que quien debe hacerse cargo de ofrecer seguridad al lugar deben ser Guardias Patrimoniales que designe Inparques.

Todo el personal de trabajo acude a cumplir horario desde las 8:00 a. m. hasta las 4:00 p.m. pero lo que más hacen es acomodar, organizar y limpiar los destrozos que dejan los vándalos. Dicen que no van a abandonar la sede y han organizado actividades los sábados para “poco a poco recuperar las áreas verdes”.

Uno de los grandes temores que tienen es que los mismos que entran a robar invadan los espacios, como ha ocurrido en otros herbarios de Maracaibo y en Mérida, donde lo intentaron. Esto ya ocurrió en el edificio anexo de la Escuela de Medicina José María Vargas, donde actualmente viven 36 familias desde hace unos meses.

Camión con el que recogían las ramas secas y desperdicios de todo el Jardín Botánico.

El Jardín Botánico fue fundado hace 70 años, y según Omaira Okche, doctora en Ciencias e investigadora del lugar, la magnitud, la frecuencia y la saña con que roban no es normal. Nunca se había vivido una situación así aquí, dijo la mujer frente a una de las puertas del Herbario.

Espinoza trabaja en el Herbario desde hace 14 años. La mayoría de su carrera como investigadora la ha hecho en ese lugar, de cuyo deterioro es testigo hoy día. Recordó todas las veces que hizo trabajos de campo en distintos sitios del país, y en la actualidad su sitio de trabajo no tiene ni siquiera iluminación. Se siente triste y desesperanzada. La inseguridad los ha golpeado desde hace varios meses y amenaza con seguir haciéndolo, sin embargo, han recibido pequeños apoyos para mejorar la cara del parque y poder volver a ofrecer los recorridos y visitas guiadas a los colegios. También esperan ofrecer planes vacionales en la próxima temporada.

A continuación, el registro fotográfico de Crónica.Uno sobre los daños:

Fotos: Luis Miguel Cáceres


Participa en la conversación