Hija de anciano asesinado en El Marqués: ¿Qué necesidad tenían de matar a un viejo indefenso?

Manuel Barrios, de 84 años, fue degollado mientras pelaba verduras dentro de su vivienda, en la calle Terepaima. Tres sujetos ingresaron para robar y ataron a su esposa, de 81 años.

Caracas. Manuel de Jesús Barrios, de 84 años, no quería dejar su casa. Por más de 40 años vivió en la calle Terepaima de la urbanización El Marqués y aunque sus hijas le insistían para llevárselo a Barcelona, estado Anzoátegui —donde viven dos de sus cuatro hijos—, él se negaba.

En esa gran quinta, de nombre Luisa, con paredes blancas y portón marrón, residía con su esposa, Luisa Salazar de Barrios, de 81 años. Él hacía todo en la casa porque ella sufrió un accidente cardiovascular (ACV), tiene problemas en los huesos y no puede caminar.

La mañana del domingo 28 de agosto —día en terminaron su vida cortándole el cuello—, Manuel estaba pelando unas verduras para hacerle una sopa a Luisa. No le gustaba ensuciar la casa y salió, a pesar de la insistencia de su esposa para que lo hiciera adentro.

Fue sometido por dos delincuentes vestidos de negro, con guantes, mientras otro se dirigía hasta donde se encontraba la señora, le ató las manos y se encerró con ella en el baño, amenazándola con un cuchillo.

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Marlenis Urbáez, la segunda hija de Manuel, vive en Barcelona. Llamaba todos los días a “papá”, como siempre se refirió a él durante la conversación, en vista de que todos sus hijos se encuentran fuera de Caracas.

Planeaba venir a la capital a inicios de septiembre porque lo iban a operar de la próstata. Aunque tenía una sonda y el año pasado fue intervenido quirúrgicamente, era un hombre muy fuerte e independiente, tanto que se encargaba de los quehaceres del hogar, con la ayuda esporádica de un familiar que iba de vez en cuando a hacerles almuerzo.

“Era muy dado, muy amistoso, saludaba a todo el mundo. ‘Papá’ era mi todo, yo amo a mi mamá, pero siempre tuve un apego increíble con él, después de que mis padres se separaron yo quise vivir con él en Caracas”, dijo.

Manuel se separó de su primera esposa, con quien tuvo cuatro hijos, y tenía más de 50 años casado con Luisa.

Cuando los tres delincuentes irrumpieron en el domicilio, Luisa suplicó que no le hicieran nada a su “viejito” porque él “era su vida, era sus ojos”, pero aún así lo mataron con el mismo cuchillo con el que pelaba las verduras. Uno de los antisociales le amarró suavemente las manos y conversó con ella mientras estuvieron encerrados en el baño. Le pidió los zarcillos y la cadena de oro.

“Yo le digo a Luisa que tuvo un don de hablar con ese delincuente. Él le preguntó que si los zarcillos eran de oro y ella le respondió ‘eso me dijo quien me los regaló’. Luego le iba a arrancar la cadena y ella le dijo que no lo hiciera, que ella se la quitaba”, relató Marlenis.

Los dos hampones que se quedaron con Manuel lo pasearon por toda la casa y lo obligaron a abrir la caja fuerte. Hasta este martes, la familia no había precisado cuántos objetos se robaron porque la víctima era muy reservada con sus cosas, pero presumen que joyas, dinero, celulares, whisky y comida, pues los tres pollos que guardaban en la nevera también se los llevaron.

“¿Qué necesidad tenían de matar a un viejo indefenso? Tenían tiempo planificando este robo”, es la interrogante que no acaba de responderse la hija.

Una vez que el trío se marchó, pasaron unos minutos hasta que Luisa pudo desatar sus manos. Gritó, llamando a Manuel, pero él no respondió. A rastras, subió las escaleras buscándolo, no lo encontró. Fue al bajar de nuevo que vio su cadáver en la sala.

“Ella dice que escuchó un golpe, que presumimos fue cuando él cayó al suelo. Creemos que se golpeó la cabeza también, sus pies quedaron encima de un mueble”, detalló Marlenis.

Durante la semana, Luisa oyó como si estuvieran cortando algo afuera de su casa y se lo comentó a Manuel, a lo que él le respondió: “tú siempre escuchando cosas”, en tono jocoso. La hija de la víctima aseguró que ese sonido provenía de las concertinas, que los antisociales procuraron reventar previamente.

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Inseguridad desbordada

Se conoció de manera extraoficial que luego del homicidio del anciano, funcionarios policiales se desplegaron por toda la zona, especialmente por el barrio Campo Rico, que colinda con la urbanización. Ahí retuvieron a un sujeto, que es investigado actualmente.

Habitantes de la urbanización comentaron que es muy insegura y que por eso los taxis no quieren hacer carreras hasta allá. Pidieron presencia policial debido a que el sector es muy solitario y se presta para que los delincuentes los ataquen.

Se presume que los autores pertenecen a la banda “Rimpimpin”, dedicados a robar quintas en El Marqués, uno ya fue identificado. Familiares sostuvieron que no pasan de los 20 años.

Foto reerencia: Miguel González, cortesía El Universal