Intercepción de San Isidro en Maracaibo se convirtió en un calvario por bote de aguas blancas

La Gobernación prometió arreglar la vía, pero los habitantes de la zona todavía esperan las reparaciones.

Maracaibo. Las manos comienzan a sudar entre el semicuero ya vencido de la cartera de María Pereira. Aprieta los ojos y en su mente repite: “Dios mío, no permitas que nada me pase”. Se sostiene del tubo de su asiento dentro del bus amarillo con franjas verdes de la ruta Concepción- La Paz, mientras pasa los 500 metros “más amargos de su vida”.

Se refiere a la intercepción de San Isidro, el punto medio entre los municipios Maracaibo y Jesús Enrrique Lossada al que un bote de aguas blancas producto de la ingeniería deficiente en su construcción, ha convertido en un calvario intransitable y peligroso.

Desde la intercepción hasta la Gran Parada hay aproximadamente 500 metros de carretera en malas condiciones. En el trayecto son incontables las maniobras que los conductores de carros por puesto y autobuses deben realizar sorteando los huecos que, sin duda, pueden acabar con la vida útil de los vehículos de un solo golpe. Muchos ya no saben cómo andar entre el fango y el peligro, otros sencillamente se arriesgan para ganarse el pan diario, sin embargo, todos se quejan.

Yo me monto en La Concepción y me bajo en La Limpia, me vengo en bus porque me siento más segura, porque hay más gente acá dentro, pero cuando entramos en ese calvario es terrible, a veces cierro los ojos y los abro cuando salgo de ahí, pero es difícil mantener la calma, me da más calor de lo normal, así llevamos muchos años pero ahora estamos peor, sobre todo por la crisis del transporte público, relató Pereira.

No solo los que transitan a diario en vehículo sufren el susto de atravesar los municipios que se unen en el oeste de los ciudad, los que viven en la vía, en los más de 50 barrios del lugar, tienen sus propias quejas.

Huecos en San Isidro
Por los cráteres de la intercepción de San Isidro solo pasan buses y camiones

María Velázquez debe esperar hasta tres horas para tomar transporte público en la orilla del charco.

Mientras se resguardaba de una llovizna, contó a Crónica.Uno que: “Yo tengo cuatro años viviendo acá y nunca he visto la vía en buen estado. Tengo que atravesar con mi bebé de siete años todos los días esa agua y caminar hasta la intercepción porque para acá los carros no pasan, sino que dan la vuelta. Cuando llego del trabajo en la noche es peor, porque esto es todo oscuro y de donde sea salen los malandros y te quitan lo que llevas. Aquí no hay ley ni dada, solamente olvido y eso sin contar el precio del pasaje que pueden ser 5000 bolívares, pero en la noche te quitan 10.000 y hasta 20.000 bolos, total, uno aquí no tiene nada, ni tranquilidad.

María Alvarado, lleva tres años vendiendo café en la vía, dice que cuando llueve el agua le llega hasta las habitaciones, pero lo peor es que sus nietos dejaron de ir al colegio para evitar enfermarse más. “Esos muchachos no salen de una diarrea y nosotros los adultos de la sarna, todo por el agua esa, no fueron más para el colegio porque queda del otro lado y no pasan carros, así estamos y nadie hace nada”.

Promesas sin cumplir

En la gestión de gobierno de Francisco Arias Cárdenas, las promesas de arreglar el tramo de carretera fue concreto, lo que no se concretó fue la obra.
Solo llegaron al proceso de raspado, pero no atacaron los problemas: toma ilegal de agua potable y el redireccionamiento de la red de aguas blancas de la urbanización Las Casitas. Los ciudadanos pidieron a las nuevas autoridades abocarse al caso.

Vea aquí cómo maniobran los autobuses para poder salvar el obstáculo de agua:

Fotos y video: Mariela Navas @navamariela


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