El paro de actividades en los dos hipódromos venezolanos hace más propensos a los equinos a sufrir enfermedades.

Caracas. Los óvalos de La Rinconada y Valencia se acercan al mes sin actividad y al margen de la cuantiosa pérdida económica que trae consigo la paralización de una de las industrias más generadoras de empleo en el país, el mayor perjudicado en el conflicto entre caballerizos, jinetes, propietarios y el Instituto Nacional de Hipódromos (INH) es el protagonista principal del espectáculo hípico: el caballo.

Y es que la falta de ejercicios y carreras para los purasangres derivan en una alteración de sus rutinas, que puede deteriorarles la salud y hasta causarles la muerte, como explica el veterinario Julio de Jesús Lobo.

“Los caballos de carrera son atletas y con el paro de actividades podrían sufrir problemas digestivos y musculares. Es un riesgo”, señaló el profesional, que presta sus servicios a varios de los mejores ejemplares en las cuadras del hipódromo caraqueño.

Quizás, el problema más común que se presenta cuando el animal deja de realizar el trabajo físico habitual es el cólico, una de las afecciones digestivas que genera más decesos en el deporte de las carreras de caballos. Por eso, los entrenadores que hacen vida en La Rinconada toman sus medidas preventivas entre sus pensionados.

“El cólico depende mucho de la alimentación del ejemplar. En mi caballeriza usamos alimento extruído —de mayor facilidad para digerir— y por allí llevamos una ventaja”, apuntó el entrenador José Francisco D’ Ángelo.

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“Al estar parados, los caballos son más propensos a sufrir cólicos. Como precaución, la comida se les refresca más de lo normal, se les combina con alfalfa y se les pone más pasto. A los que suelen sufrir dicha afección se les camina después de comer”, agregó quien hasta la paralización era segundo en la estadística de entrenadores en Caracas.

Esta semana, la Asociación de Propietarios de La Rinconada (Asoprorin) divulgó en su cuenta Twitter el número de equinos afectados por cólicos en el principal recinto del turf venezolano.

Hasta ahora, las dos semanas sin competencias ni briseos han dejado saldo de 100 cólicos en total —según el Hospital Veterinario— cifra manejable y todavía dentro de los parámetros regulares.

Sin embargo, la situación de los finasangres que hacen campaña en Valencia es mucho más riesgosa, pues los caballerizos radicalizaron su posición debido a cumplir tres semanas sin cobrar y decidieron dejar de caminar a los ejemplares en los picaderos de las cuadras. La hoy lejana solución al paro en los dos hipódromos, si bien salvaguardaría la salud de los atletas equinos, no garatizaría la vuelta de las carreras este año, debido a que, como apunta Lobo, los purasangres necesitan entre 4 y 6 semanas para retomar su condición.

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