Jinetes venezolanos son unos duros en Grandes Ligas del hipismo

La victoria de Javier José Castellano en el Eclipse Award extendió el dominio de los látigos criollos en el galardón que premia a los mejores en EEUU

Cristóbal Naranjo/@cristobnaranjo

Caracas. Cuenta el entrenador de La Rinconada Carlos Alberto Arteaga que cuando ensilló a Supremo en el Clásico del Caribe 2015 una valla ubicada encima del aparato de partidas le llamó poderosamente la atención. “Panamá, cuna de los mejores jinetes del mundo”, se lee en el arrancadero del hipódromo Presidente Remón, sede de la tradicional carrera para ejemplares tresañeros.

La actualidad de los látigos en el hipismo mundial, según Arteaga, no se corresponde con el lema promocional del óvalo panameño. “Eso hay que cambiarlo. La cuna de los mejores jinetes del mundo es Venezuela”, le comentó el preparador a un miembro de la delegación criolla. Y aunque la afirmación se podría interpretar como una manifestación de patriotismo, los números respaldan las palabras del ex pronosticador de Gaceta Hípica.

Las últimas ediciones del premio Eclipse Award que elige a los mejores de la industria equina con campaña en Estados Unidos, meca de la hípica universal, son quizás el aval de más peso para descartar apasionamientos en el juicio del cuidador. Con la victoria de Javier José Castellano en la ceremonia del 16 de enero, Venezuela extendió a seis los años de dominio en el galardón, repartidos en Castellano y Ramón Domínguez, éste último ya retirado.

“En Estados Unidos a los jinetes venezolanos les va tan bien porque no tienen que lidiar con presiones externas y pueden demostrar todo el talento que tienen”, señala Arteaga al referirse al éxito de los pilotos del patio en las Grandes Ligas del turf. Claro que los casos de los tricampeones del Eclipse, son dignos de analizar con mayor detenimiento.

“Castellano y Domínguez se fueron en otra época. Ellos decidieron partir en un momento decisivo para sus carreras. Eran aprendices, con muchas condiciones y llegaron a Estados Unidos para tener un aprendizaje mucho mejor del que están teniendo los jinetes de hoy en día”, explica. “Aparte de ser unos caballeros sin vicios, eran unos diamantes en bruto que se pulieron en un hipismo de primer mundo”.

El colega de Arteaga José Francisco D’ Angelo considera que el buen desempeño de los fustas nacionales más allá de nuestras fronteras tiene mucho que ver con la competitividad que suele encontrarse en La Rinconada. “En la actualidad tenemos a Rigo Sarmiento que peleó contra Juan Vicente Tovar, Emisael Jaramillo y los mejores de los últimos 30 años. Quien compita con él se va pulido”, asegura.

La supremacía de los caballeros criollos en el norte no se limita a los ganadores del Eclipse. En el meeting del hipódromo de Santa Anita en California Santiago González comanda la estadística, mientras que Jaramillo suma victorias de grado y escala posiciones en Gulfstream Park .
Para el médico veterinario Enrique Castillo, radicado desde hace 15 años en la unión americana, el nivel superlativo del deporte hípico en los cosos estadounidenses obliga a los jinetes venezolanos a elevar su profesionalismo dentro y fuera de las pistas.

“Al salir de tu país sabes que tiene que esforzarte al máximo para demostrar y superar el hecho de no haber nacido en el país al que has emigrado. Aquí en EEUU la calidad del espectáculo hace que el estatus del profesional suba”, indica y resalta el reconocimiento que reciben los látigos, quienes, a diferencia de lo que ocurre en Venezuela, son valorados como deportistas. “Son vistos como atletas que firman autógrafos, que el público quiere ir a verlos. Su esfuerzo y trabajo son reconocidos y eso creo que los motiva a dar un extra”, subraya Castillo.

Un fuera de serie

Los números de Castellano para repetir como el mejor en Estados Unidos son indiscutibles. Ganó 344 carreras, rompió récord de dinero producido y se llevó 17 clásicos Grado I y 46 selectivas. A Arteaga no deja de asombrarle lo completo que es. “Es un ingeniero. Tiene un dominio de la escala de las pistas absoluto. Maneja el tiempo preciso, el lugar y el hueco preciso para pasar”.

D’ Angelo destaca en el zuliano “la disciplina que a muchos jockeys les falta”, mientras que Castillo enfatiza la que a su juicio es su mejor cualidad al conducir. “Una de sus mejores virtudes es el balance que tiene, eso disminuye el esfuerzo que el caballo tiene que hacer”.

A diferencia del galeno, el éxodo masivo de pilotos para Arteaga no le resta brillo al espectáculo local, sino más bien le da prestigio a una hípica venida a menos y con muchos problemas. José Francisco le tiene fe a las nuevas generaciones. “Antes tú tenías seis jinetes peleando la estadística Ahorita saldrán nuevos aprendices”, puntualizó.


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