Los residentes de los bloques Juan Manuel Cagigal dicen que no hay desinfectante que disimule la hediondez ni insecticida que acabe con la invasión de ratas, moscas y gusanos
Mabel Sarmiento/Alejandra Pineda
@mabelsarmiento/@Alejandra11294
Caracas. Habitantes de la urbanización Juan Manuel Cagigal, ubicada en la parroquia El Valle, dijeron que están hartos de vivir rodeados de montañas de basura.
Mencionaron que no hay desinfectante que disimule la hediondez ni insecticida que acabe con la invasión de ratas, moscas y gusanos. Desde hace 14 años sufren este calvario y, según denunciaron, no hay autoridad alguna que soluciones este problema ambiental.
La acumulación de desperdicios supera el metro de altura y ocupa casi un canal de circulación, lo que reduce el paso peatonal y vehicular.
“Ni las autoridades municipales ni las juntas comunales se han hecho”, comentó Escarlet Torres, quien añadió que llevaron cartas a todos lados y “hasta el sol de hoy nadie nos ha parado”.
Uno de los botes de basura más grande está a pocos metros de un Mercal, de un módulo de Barrio Adentro y del ambulatorio de la Sanidad.
Thais Nieves, otra de las afectadas, aclaró que solo cuando son visitados por personas del Gobierno es que se encargan de mantener limpia la zona. “De resto pueden pasar semanas, crecen las montañas de basura y nadie les presta atención”.
Torres explicó que la situación empeora cuando llueve. Se riegan los desperdicios y se forman charcos de agua podrida.
A la par de estas denuncias, la religiosa Mary de un centro de rehabilitación ubicado justo al frente del basurero, señaló que muchas veces los desechos estás regados en las calles y los contenedores se quedan vacíos. “Eso es un problema de educación”.
Pero esta calle no es la única llena de inmundicia y mal olor. En frontera de la Cagigal con Los Rosales, específicamente en la prolongación Zuloaga, hay un vertedero que abarca una cuadra. Los vecinos dijeron que es prácticamente un patrimonio en la zona.
“Eso tiene años aquí, todos los alcaldes conocen de este problema y nadie le mete el pecho a la situación”, comentó Luis Cáceres.
Otros males
Además de la suciedad los habitantes sufren por los cortes de agua y porque el tanque que surte los cuatro bloques de la urbanización no tiene presión.
También el mal estado de las calles los tiene calientes como plancha ‘e chino; hay huecos y hundimientos para regalar. “Esto tampoco lo atienden los entes encargados. Nosotros nos encargamos de taparlos, pero las filtraciones, las lluvias y la basura hacen que se pierda el trabajo”, dijo Escarlet Torres.
Fotos: Cristian Hernández
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