Por hechos ocurridos dentro de la universidad, ubicada en Montalbán, los vigilantes se han puesto más exigentes en la entrada, aunque en la salida de la estación del metro también hay robos.

Shaylim Castro/ShayC_

Caracas. Una vez se queda el caos atrás, entre buhoneros y las colas de la camionetas al salir de la estación del Metro Antímano, cualquiera que entre a la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) diría que está en otro mundo, por la tranquilidad que trae sus jardines verdes y sus estudiantes hablando del último parcial presentado.

Hace cinco años atrás la universidad era conocida, entre estudiantes y profesores, como “la isla de la fantasía”, pues pocas veces o nunca ocurría algún hecho que atemorizara a la comunidad. Sin embargo, de un tiempo para acá, la inseguridad se ha hecho un huequito dentro y empañó la tranquilidad que la caracteriza.

En noviembre del año pasado dos estudiantes de Comunicación Social, Jennifer Mathura y Eukarys Campera, fueron víctimas de un robo en uno de los edificios de la universidad, donde par de sujetos se les acercaron con pistola en mano, a pedirle sus celulares y al notar la resistencia de ellas, por el alboroto que se había formado, terminaron escapando por uno de los estacionamientos.

Pero no era la primer a vez que algo así ocurría. Sofía Jaramillo, estudiante del séptimo semestre de Comunicación Social, recordó que hace dos años aproximadamente, en el estacionamiento conocido como “Sambilito”, dos sujetos armados secuestraron a una estudiante dentro de su carro.

“Eso fue un escándalo en la universidad. Los chamos se montaron con ella en el carro hasta su casa para robarle todo ahí”, contó.

Sofía considera que desde ese momento la vigilancia se puso las pilas y comenzaron a pedir el carnet estudiantil y la cédula a los visitantes para tener un mejor control de las personas que entran a la casa de estudio.

Robos a la salida de la estación

La UCAB queda a pata ‘e mingo de la estación del Metro Antímano, pero en el trayecto cualquier delincuente aprovecha de pegar un quieto, como le sucedió a una amiga de Gabriela Ordaz, en abril del año pasado.

Según Gabriela, su amiga iba subiendo por las escaleras mecánicas con su bolso atrás y sintió que alguien se lo estaba abriendo. “Cuando volteó vio al chamo que le había sacado el celular y le pidió que se lo devolviera, pero le insistió tanto que le sacó la pistola, Se tuvo que callar y salir corriendo para entrar a la universidad”.

Otro de los rumores que les ha llegado a los estudiantes es que dentro de la estación hay grupitos de delincuentes que se acercan a los usuarios y los acorralan pidiéndoles el celular. Por este tipo de hechos la vigilancia del campus y hasta algunos profesores aconsejan a los alumnos no sacar sus objetos de valor y dejar la costumbre de dejar sus pertenencias solas en el campus.

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Foto: Cristian Hernández


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