Según conductores y pasajeros, en un día pueden ocurrir hasta tres atracos dentro de las unidades. Denuncian que por la carretera no hay suficientes alcabalas de la Guardia Nacional.

Shaylim Castro/@ShayC_

Caracas. “La mejor previsión es entregarlo todo”, es la frase que más se repite entre quienes, día a  día, utilizan las paradas de camionetas que llevan para El Junquito, a la salida dela estación del Metro La Yaguara.

Y es que los atracos en plena vía se han vuelto cotidianos, tanto para pasajeros como para los conductores, que tampoco se salvan de la situación.

Luis -nombre ficticio por seguridad- lleva trabajando como conductor de la línea 11 años y en ese tiempo ha sido víctimas de atracos en ocho ocasiones, la última vez hace apenas una semana.

Aunque muchos de los pasajeros que hacen la cola en horas de la tarde ya terminaron su jornada laboral y esperan llegar a casa, para Luis el día apenas comienza. Pero ahora su faena está signada por el temor luego de su amarga experiencia con el hampa.

“Estoy sin teléfono y sin plata. Se llevaron hasta las monedas y a los estudiantes le quitaron los bolsos. Eran dos chamos armados y pegaron el quieto cuando iba entre los kilómetros 8 y 7”, detalló Luis.

A pesar de su preocupación, él sabe que no será la última vez que algo así ocurra, pues en un día pueden atracar dos o tres camionetas.

Tanto él como sus compañeros consideran que es una situación que se les escapa de las manos y a pesar de contar con alcabalas de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), es poco lo que hacen pues luego de los atracos los hampones huyen hacía los barrios cercanos. “¿Y quién se va a meter ahí?”, refirió

Historias a granel

En las colas se ven estudiantes, personas mayores y parejas, todos con rostros de cansancio mientras esperan la llegada de la próxima camioneta que los lleve a su destino.

La mayoría tiene una historia que contar sobre los atracos en las camionetas, como los esposos Joel y Yaritza, quienes se dirigían al sector El Pueblo, en el Junquito.

Ambos han tenido sus malos ratos a bordo de las unidades y eso los ha obligado a tomas algunas previsiones. No obstante después de la última experiencia de Joel, hace un año, lo mejor que puede hacer “es quedarse quieto y entregar lo poco que tenga”.

Según testimonios de los usuarios, los delincuentes se montan como pasajeros y aprovechan los kilómetros en los cuales no estén las alcabalas de la GNB para robar a todos.

En el caso de Joel, luego del atraco intentaron poner la denuncia en una de las alcabalas, pero no sirvió de mucho, de allí que no les quedara de otra que seguir con su rumbo como si nada hubiera ocurrido.

Por la constancia de los robos, hay pasajeros que acumulan varios episodios, como Benito Boada, quien ya lleva la cuenta de tres robos, el último ocurrido en noviembre. En cada uno ha hecho lo mismo que el grueso de los conductores y otros pasajeros: quedarse tranquilo y esperar que la amarga experiencia no pase a mayores, para poder llegar sano y salvo a casa.

Fotos: Cheché Díaz


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