En este hospital les piden 15 hojas blancas a las mujeres que van a sala de parto para poder ingresarlas y en el laboratorio solo hacen pruebas de hemoglobina, orine y heces porque no hay químicos para el resto de los exámenes
Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento
Carora. El hospital Pastor Oropeza no tiene sala de emergencia, fue clausurada por remodelación y en su lugar habilitaron un pasillo que no tiene aire acondicionado y que mide de ancho menos de tres metros.
En ese pasillo, que está al lado de la morgue, tienen unas ocho camillas en donde incluso atienden a una persona con TBS (tuberculosis).
Los enfermos son atendidos con todas las limitaciones. Los médicos y las enfermeras no tienen guantes ni tapabocas, tampoco hay microgotas para las soluciones, no hay tensiómetros, ni medicamentos para la tensión, así que si llega un infartado la cosa se pone color de hormiga.
Los equipos para esterilizar los instrumentos en el área de la emergencia están dañados, así que cada vez que se requiere un kit las enfermeras corretean por otros servicios para desinfectarlos.
Al lado de la emergencia también hay una sala de parto improvisada, en donde se observan incluso las manchas de sangre en el piso.
Del material quirúrgico tienen las gasas pero no el papel para mantenerlas higiénicas, las inyectadoras también están ausentes y el material para limpieza, como cloro, gerdex y desinfectante, sale del bolsillo de los trabajadores.
Pero el conteo de la crisis no se queda allí. El departamento de Historias Médica está de mírame y no me toques. Además de la escasez de personal, lo que está haciendo mella es la falta de material de oficina.
A los pacientes que ingresan para sala de parto les están pidiendo 15 hojas blancas para poder hacer el ingreso. Con ese material se les hacen las historias a las madres y a los recién nacidos; a los adultos les piden ocho hojas blancas.
Recurren al reciclaje de volantes e incluso de la papelería que desechan las loterías. “Nos donan esos insumos y nosotros sacamos de allí el formato para hacer los récipes y las órdenes de exámenes. Pero eso no debe ser porque una historia médica tiene un rango legal y no puede ser que detrás de un diagnóstico esté escrito otra cosa. Una de las muchachas del departamento trajo cuatro cajas de gancho para las carpetas, las compró de su sueldo, y las carpetas las estamos haciendo de las que reciclamos de las placas”, dijo uno de los empleados.
En el archivo no tienen suficiente iluminación y ventilación. En ese espacio en condiciones normales pueden procesar el historial de 100 pacientes entre los servicios más importantes como Medicina General, Retén, Cirugía y Obstetricia. Y de acuerdo a las quejas del personal no se pueden programar las citas para 2016.
El servicio de rayos X y el tomógrafo, que fue donado en 2002, están fuera de servicio, así como las 17 ambulancias asignadas al hospital. No se quedan atrás el banco de sangre y laboratorio. No hay suficiente serología para tratar la sangre y a los pacientes no les queda de otra sino que comprarla en los privados (si hay una emergencia), o a los encargados de buscar intercambios con otros hospitales en Barquisimeto. Lo poquito que queda se estirará hasta diciembre, dijo la licenciada Yelitza Sierralta, quien además enfatizó que también la sangre se usa para casos de emergencia.
Mientras que en el laboratorio solo se hace lo básico: hemoglobina, heces y orina. Para el resto de los exámenes de VDRL no hay químicos. Aquí también el personal usa material reciclado para dar los resultados, que de paso lo hacen a mano.
De las instalaciones los pacientes se quejaron en todos los pisos. No hay agua en ocasiones y les faltan los bombillos en algunas unidades.
Una de las áreas más críticas son sala de recuperación (no hay buenos monitores, las lámparas no tienen bombillos y falla el suministro de oxígeno), la sala de partos de 12 camas (no tienes yelcos, inyectadoras, aguja espinal, suturas para cesáreas, está sin aire y le faltan algunas medicinas), y en el caso de los quirófanos las filtraciones hacen estragos.
Y para llegar al quinto piso, que es donde están los pabellones, hay que hacerlo por las escaleras. De cuatro ascensores funcionan dos y a medias.
Recursos a la deriva
En este centro hay un número importante de pacientes de Nefrología, departamento está en fase de remodelación desde hace seis meses. La doctora Emiliana Romero dijo que se asignaron 8 millones de bolívares para la rehabilitación y a la fecha el espacio permanece cerrado. Las diálisis las hacen en otra área rehabilitada en condiciones de hacinamiento y sin los equipos necesarios.
Cuando se presentan casos de emergencia trasladan a los enfermos a Barquisimeto, pero una ambulancia por fuera cobra hasta 17 mil bolívares.
En vista de esta situación los médicos se mantienen en asambleas permanentes y suspendieron todas las consultas, además de las operaciones electivas. Quieren llevar la situación a todas las instancias y que el gobernador de Lara, Henry Falcón, los atienda y busque una solución para salvar a este hospital fundado hace 50 años y que ahora está en un cierre técnico forzado.
Fotos Cristian Hernández
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