La falta de agua limita las consultas en el J. M. de Los Ríos

Crisis en el J. M. de Los Ríos / Terapia Intensiva

En este centro establecieron un plan de contingencia, a raíz del colapso de la bomba de agua de los tanques. Se quemó recientemente y por eso se está limitando la atención.

Caracas. En el hospital J. M. de Los Ríos solo están atendiendo las emergencias en la torre de Consultas. La falta de agua potable merma la atención y, luego de los apagones del mes de marzo, la situación se puso más crítica, al punto de que los baños para uso de los pacientes están clausurados.

No hay agua, tampoco material para limpieza, eso es lo que les dicen a las mamás que esperan en los pasillos.

El flujo de niños ha bajado un poco en este centro asistencial desde que los médicos se sumaron a un paro simbólico por la falta de medicinas, insumos, de equipos médicos, por la fuga de talentos y por los bajos sueldos. Aun así, es frecuente que lleguen infantes con cuadros diarreicos, afecciones respiratorias y alergias. Los más delicados son los que están recibiendo en esta torre.

Si algo abunda aquí es la mística del personal, no hay ningún protocolo para dejar de atender a los pequeños, muchos de ellos vienen del interior del país, donde los centros salud están en peores condiciones, acotó el doctor Vietnam Vera, adscrito al área de Terapia Intensiva.

En el J. M. hay establecido un plan de contingencia a raíz del colapso de la bomba de agua de los tanques. Se quemó recientemente y por eso se está limitando la atención. Se garantiza, dentro de ese plan, que en el área de Nefrología se dialicen los niños, y cuando no entra el agua por tubería, mandan unas cisternas.

Algo irregular, pues el Estado —luego de la medida cautelar dictada por la CIDH en febrero de 2018— debe garantizar agua descontaminada para este servicio y velar por el mantenimiento trimestral de la planta de ósmosis, de los tanques y de las máquinas de hemodiálisis. En esa misma torre está Oncología y, por ende, el servicio se sigue prestando.

Además de la afectación en las consultas, hay problemas con el suministro en el área de Hospitalización y en Terapia Intensiva se envía de forma intermitente. El domingo 31 de marzo, según dijo el doctor Vera, no hubo agua en la Terapia durante todo el día.

Las madres cuentan, de manera extraoficial, que hay momentos en que las enfermeras y los médicos atienden a los niños sin la debida higiene. Las mamás buscamos agua en los pisos de abajo, y subimos por las escaleras y tratamos de mantener los baños de hospitalización limpios, pero es eso porque nos organizamos. Imagínate, hay hasta moscas, contó una de las madres.

Vietnam Vera indicó que las consultas se pudieran distribuir a otros espacios menos críticos, pero son muchos servicios —hay 34 servicios en el J. M. de Los Ríos— y eso implica traspaso de equipos e insumos. Además, los ascensores también están dañados.

El hospital no está a salvo. En estos momentos no hay laboratorios, no hay para analizar la química sanguínea, no hay Rayos X, y el problema eléctrico no ha sido subsanado. De hecho, tras los apagones, fue muy difícil garantizar la atención. La planta eléctrica propia del hospital se quemó y Corpoelec auxilió con una prestada. Con ese equipo se alimentaron las áreas críticas como Terapia, Emergencia y Neonatal en medio del apagón y durante los días sucesivos a los cortes de energía.

Los pacientes que estaban en las salas de hospitalización y con condiciones estables fueron dados de alta, por la misma escasez de agua.

El J. M. de Los Ríos, fundado en 1937, desde que fue transferido al Ministerio de Salud, en 2008, se ha venido a menos. Para nadie es un secreto el colapso de su estructura, que tiene filtraciones —incluso en los espacios recién inaugurados—, déficit de camas de hospitalización, intervenciones quirúrgicas que se suspenden constantemente, madres cuidadoras que no reciben alimentos mientras están en las salas, y la respuesta de la Dirección del hospital, a cargo de Natalia Marthino, ha sido de retaliación.

En síntesis, no garantiza las necesidades de la población que hace vida en este centro de salud. El pasado 14 de marzo, una semana después del primer apagón, Marthino dijo que el J. M. era un “ejemplo de humanismo”. Cosa contraria opinan las madres que a diario pasan trabajo cuando les piden un examen y tienen que pagarlos en laboratorios privados.


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