Nauseabunda y descuidada, así afirman sus habitantes que se encuentra la llamada zona urbana del estado Anzoátegui. Sus atractivos visuales y su rica historia se ven opacados por las montañas de basura, las tanquillas de aguas negras desbordadas y los incontables huecos que obstaculizan las principales vías de la ciudad.

Puerto La Cruz. Un Halloween particular viven los habitantes de la zona norte de Anzoátegui. Los cientos de personas que a diario hacen vida, sobre todo en las ciudades de Barcelona y Puerto La Cruz, tienen que, literalmente, “nadar” entre aguas residuales desbordadas y basura a granel.

Indolencia, falta de conciencia ciudadana, descuido de las autoridades (aunque estas aseguran estar trabajando) y hasta mala suerte son, para los ciudadanos de esta urbe que reúne cerca de un millón de habitantes, las causas por las cuales muchos la bautizan como el “cochinero más grande de Venezuela”.

No hace falta indagar mucho para descubrir el triste panorama de una zona que posee grandes atractivos visuales y una rica historia; sin embargo, cuando se mira alrededor, se observan montañas de basura, aguas residuales a sus anchas y calles que parecieran haber sufrido los embates de un bombardeo.

La conurbación que agrupa a los municipios Bolívar, Urbaneja, Sotillo y Guanta, conocida también como “La Gran Barcelona”, tiene una superficie aproximada de 272,51 km², casi una cuarta parte del territorio total de Dubai (1.500 km2), ciudad con la que tiene una similitud particular, están ligadas a la actividad petrolera, aunque los árabes han sabido aprovechar más lo recursos derivados de la venta del oro negro que quienes han sido los responsables del área urbana anzoatiguense, la cual está flanqueada por dos de los complejos refinadores más emblemáticos del país, el Complejo refinador, petroquímico e industrial José Antonio Anzoátegui y la Refinería de Puerto La Cruz.

Mijo, yo voy a pensar que por aquí pasó Cristo y le negaron hasta el saludo, porque no puede ser que esta ciudad tenga tan mala suerte. Ninguno de los políticos que ha pasado por aquí la ha querido, más bien lo que han hecho es ponerla peor de como la consiguen”, así resume Eliasmary Avilez, la tragedia de la ciudad.

La crisis en la recolección de los desechos es de tal magnitud, que, en Barcelona, sus habitantes usan cualquier espacio para depositar la basura, hasta obras inconclusas se han convertido en especie de vertederos improvisados que se muestran como cotidianos para la ciudad.

La avenida Bermúdez, justo detrás de la Inspectoría del Trabajo; las calles El Amor del sector Buenos Aires, el sector La Matanza en el centro de la ciudad, la avenida Cajigal, el sector Las Flores de El Espejo I, los alrededores de la plaza San Felipe y la autopista José Antonio Anzoátegui, justo a la altura de los barrios La Ponderosa, Mesones, La Orquídea y El Viñedo, son algunos de los lugares donde se observa mayor cantidad de basura.

“Aquí no la pegamos con ninguna empresa que recoge la basura, una es más mala que la otra o se echan a perder en el camino. Estamos a niveles del siglo 15. Esto se cuenta y no se cree, que en pleno siglo 21 esta ciudad viva esta calamidad”, refirió la vecina María Pérez, quien reside en la avenida Bermúdez.

Según la página web de la Alcaldía de Barcelona, el alcalde Luis José Marcano anunció que su despacho, junto con el gabinete social, atacarán el problema de la basura desde una óptica distinta a como se venía realizando hasta la fecha, en la que el reciclaje será el eje central del programa que bautizaron “En Comuna Podemos”.

“El reciclaje es una gran oportunidad para construir hábitos positivos, contribuir al saneamiento ambiental y generar una dinámica económica de alto impacto que para nosotros, en Barcelona, debe tener como epicentro las Comunas”, sostuvo el alcalde Marcano, quien el pasado 20 de octubre retiró dos compactadoras que fueron asignadas por el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas para la ciudad, pero que habitantes como Laura García afirman no haber visto circulando.

Un pedacito de cielo nauseabundo

“Puerto La Cruz,  pedacito de cielo / Puerto La Cruz, rinconcito oriental / Todo aquel que a ti llega se llena de recuerdos / Y  jamás en la vida te podrá olvidar”

Así dice el coro del vals compuesto por el maestro Alí García, para rendirle homenaje a la que en un momento se consideró como la ciudad turística de Venezuela y hoy está muy lejos de serlo.

Puerto La Cruz no escapa a los males de sus ciudades hermanas: basura en las calles, aguas residuales desbordadas y un vertedero particular ubicado en la avenida municipal, que da la bienvenida a todo aquel que llega.

En ese vertedero, además de toneladas de basura a cielo abierto, se dejan apreciar cerca de 10 camiones compactadores que tienen menos de cinco años de uso, convertidos en chatarra, abandonados a su suerte, fiel reflejo de que el problema de la basura vence hasta al más fuerte.

Lelis Carreño, habita en la urbanización Oropeza Castillo y sostiene que la imagen del lugar pasó de ser a una de las pocas áreas limpias de la ciudad a un foco de contaminación, al tener basura acumulada y un río perenne de aguas negras.

Queremos que la alcaldía le meta el pecho a la basura que se está comiendo toda la ciudad de Puerto La Cruz, que se pase por la calle 12 de la urbanización.  Eso da vergüenza pasar por ahí, tan limpia que era antes esa urbanización, ahorita no cuentan con aseo. Por eso los vecinos lanzan la basura a la calle, además de tener ese río de aguas negras que pasa por toda la avenida principal y a nadie parece importarle”.

Glen Chaguán, presidente de la Corporación de Servicios Ambientales de Sotillo (Coservas), sostuvo:

“Actualmente dividimos el municipio en 14 cuadrantes, los cuales son atendidos dos días por semana con la recolección de basura. Las 500 toneladas de desechos sólidos que produce a diario la ciudad son enviadas directamente a Cerro de Piedra”. Añadió que un total de 400 personas, aproximadamente, trabajan en el barrido de las calles.

Tanto la Alcaldía de Barcelona como su par de Sotillo han adelantado planes de asfaltado de las principales avenidas. A Barcelona le toca la mayor parte y quizás la más complicada, puesto que en su territorio se encuentra más de la mitad de los 14 kilómetros de recorrido de la avenida Intercomunal, en la cual el deterioro es progresivo.

Choferes que circulan a diario por esa arteria vial aplauden el trabajo de ambos gobiernos, pero aspiran a que no sea un “contrato hallaquero más” y en enero el asfalto ya no exista producto de las lluvias. 

Fotos: José Camacho


Participa en la conversación