La paz para Venezuela: el milagro que piden al Santo Sepulcro de Villa de Cura

Este Viernes Santo, la centenaria imagen de Jesucristo en el sepulcro recorrerá las calles de Villa de Cura, en el estado Aragua, en la segunda manifestación religiosa más importante de Venezuela después de la procesión de la Divina Pastora. Más de 80 cargadores llevarán en sus hombros las miles de peticiones que este año los feligreses han elevado al milagroso Santo Sepulcro.

Villa de Cura. “Uno, dos, tres. ¡Arriba!”, es la primera orden para levantar el sepulcro. Los cargadores luego siguen otras indicaciones para enderezar la imagen que es escoltada mientras se entona el Himno Nacional de Venezuela. Una banda musical corteja la imagen del Santo Sepulcro hasta la iglesia San Luis Rey en Villa de Cura, municipio Zamora del estado Aragua, con una marcha sacra acompañada por el son de la matraca.

Así comienza la procesión del Santo Sepulcro, que se realizó por primera vez en 1883, cuando un grupo de jóvenes pidió sacar al santo de los corredores de la casa de la familia Don Manuel de Los Ríos, en donde, se dice, también vivió José Tomás Boves.

Este Viernes Santo, como todos los años, una marea de fe y religiosidad recorrerá las calles de Villa de Cura, en donde se calcula que más de 40.000 feligreses y visitantes podrán elevar sus plegarias a la centenaria imagen de Jesucristo en el sepulcro, de quien esperan grandes milagros como otrora.

Como es costumbre desde hace 136 años, más de 80 hombres, e inclusive algunas mujeres, llevarán en sus hombros las miles de peticiones que se han resumido en la paz para Venezuela. Tienen la inmensa responsabilidad de cargar por más de cinco horas la imagen, en la segunda procesión más importante del país, después de la de la Divina Pastora, en Barquisimeto.

Las sociedades religiosas de Villa de Cura desde principio de año hacen los preparativos de la tradicional procesión que comienza alrededor de las 8:00 a. m. desde la Casa del Santo, para culminar, en horas de la tarde, en la iglesia San Luis Rey, ubicada frente a la plaza Bolívar.

Coromoto Ramírez tiene la fervorosa tarea de arreglar la imagen. En ello lleva más de 40 años, pues este acto de fe le ha sido legado de generación en generación. Ella, junto con otras mujeres y hombres miembros de la sociedad de la Casa del Santo Sepulcro, afinan todos los detalles para que esta imagen exhiba todo su esplendor con las miles y miles de medallas y dijes en oro y plata que, por favores recibidos, le han sido ofrecidos por los feligreses y creyentes.

Foto: Gregoria Díaz

Es natural encontrar a madres, padres, hijos y nietos, dedicados a la tarea de vestir al Santo y prepararlo para el Viernes Santo. La tradición ha continuado por años y es normal que familias enteras hayan legado a sus descendientes la labor.

Se le quiebra la voz. El orgullo que Abraham Bastidas, padre, siente como cargador del Santo Sepulcro lo hace llorar de emoción. Son 50 años llevando sobre sus hombros esta imagen como retribución al milagro de haber salvado a su padre, también cargador, de una penosa enfermedad. Su único hijo, también de nombre Abraham, hace un alto en sus tareas y labores cotidianas porque, dice, tiene el deber de prepararse para continuar con la tradición.

Además de pasar mis notas, le pido estar sano y salvo para continuar aquí y que me dé fuerzas para mantener mi fe. Pero ahorita, solo le pido paz para Venezuela, que quite todos sus problemas y volvamos a ser lo que éramos antes, un país rico, dice con absoluta fe y certeza, este joven liceísta de apenas 16 años, quien coincide con su padre en la plegaria.

Un error anclado en la fe por más de 130 años

Más de 1500 kilos pesa esta imagen del Santo Sepulcro. Flores, luces y medallas adornan la figura que mide 1,65 metros y que llegó a Villa de Cura por equivocación, según narran varias versiones.

Aunque no hay documentación sobre el origen del Santo Sepulcro, hay relatos que lo ubican en el siglo XVII. Cuentan los historiadores locales, como Héctor Cabrera Bandes, que a este pueblo aragüeño venía la imagen del Nazareno que está en Achaguas, en el estado Apure, pero en el puerto de La Guaira, en el desembarco de la nave que traía las imágenes desde España, se equivocaron y mandaron al Santo Sepulcro para La Villa.

Otra relato sobre su llegada a Villa de Cura, la ubica en el siglo XVI, luego de que un galeón español naufragó en las costas de Ocumare de la Costa cuando la imagen era transportada al Perú. Al parecer, el capitán Antonio de Bolívar y Rojas, justicia mayor de los Valles de Aragua, ordenó que la imagen fuera trasladada hasta el ingenio de Bolívar, en San Mateo, pero por destino de la Divina Providencia, los indígenas confundieron el camino y fueron a dar a Villa de Cura.

Otras versiones sostienen que la imagen data del siglo XVII y que fue encargada por el fundador de La Villa. Pero también se estima que fue en el siglo XVIII, año 1785, cuando llegó la imagen a la Villa de San Luis de Cura y que su origen no es español sino venezolano, trabajada en los valles de Aragua por el artesano español Domingo Gutiérrez.

Foto: Gregoria Díaz

La sagrada imagen del Santo Sepulcro reposa en la también conocida Casa de José Tomás Boves, declarada Monumento Histórico Nacional en el año de 1972 y en donde el Urogallo o Taita, como lo llamaban, solía refugiarse y esconderse luego de atravesar un túnel que en la actualidad fue sellado.

En el año 1985, el Santo Sepulcro de Villa de Cura fue profanado por unos delincuentes que robaron sus numerosas medallas de oro y plata. En este hecho sacrílego, mutilaron la imagen, le quebraron un pie y los dedos de la mano. La imagen fue restaurada posteriormente.


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