La venta de perros calientes es otra forma de ganarse la vida en la frontera

Vendedores de perros calientes

En el paso fronterizo de San Antonio del Táchira se han popularizado, aunque solo se ofrece en pesos colombianos, es mucho más económico que una comida completa.

San Antonio. La situación económica del país ha obligado a muchos a reinventarse para buscar más ingresos económicos. Con una frontera tan cerca que pareciera otro municipio del Táchira, quienes viven de este lado del río se las ingenian para sacarle provecho al paso fronterizo más vivo de Latinoamérica.

La inflación en abril redobló los pasos al ubicarse en 44,7 %.  La inflación acumulada es de 665,9 %, mientras que la interanual de 1.304.494 % y el salario mínimo apenas llega a 40.000 bolívares.

Con ese contexto económico, muchos huyen a la frontera para vivir de comprar y revender y de quienes intentan labrarse una mejor vida fuera del país.

La venta de “balas frías” se ha convertido en un negocio que, si bien obliga a trabajar muchas horas, permite ganar dinero a quienes asumen el reto de estar frente a una plancha preparando perros calientes, pues el costo de inversión es poco en comparación con las ganancias.

Un paquete de veinte panes cuesta 4000 pesos, el kilo de papas fritas tipo cabello de ángel cuesta 5000 pesos y el paquete de salchichas de 30 unidades 5500 pesos. Vegetales como zanahoria, repollo y cebolla se adquieren por 1000 pesos el kilo, mientras que en salsas se pueden gastar unos 25.000 pesos.

“Para empezar uno puede invertir 1000 pesos y ya cuando se empieza a hacer dinero se compra más cantidad. En lo que menos se gasta es en el jugo, un sobre sale en 800 pesos y se compra por cajas”, dijo Carmen Bonilla, quien tiene un puesto en la avenida Venezuela de San Antonio del Táchira.

En esa cuadra se despliegan siete vendedores que ofrecen el combo de perro caliente y jugo por un precio que va entre 1000 a 1500 pesos, mucho más accesible para los viajeros que un almuerzo cuyo costo puede pasar los 10.000 pesos. Todo debe pagarse en divisa colombiana, nada en moneda nacional.

“Es tanta la gente que viene que hay trabajo para todos. Gracias a Dios no nos va mal”, dijo Óscar, quien vende los perros calientes a unos doce metros de Carmen, pero a diferencia de ella, tiene mesas y sillas, por lo que le llegan más clientes. No es de San Antonio sino de Maracay.

Con lo que gana en su puesto, paga el alquiler y además puede comprar comida y llevar cada mes algo a su tierra natal, donde su familia trata de sobrevivir a la severa crisis económica que golpea el país.

Cómo él, muchos decidieron dejar la venta de pasajes o trochear, para dedicarse a este lucrativo negocio. “Uno madruga y procura pasar temprano. Unos compran en La Parada, yo me voy a Cúcuta y compro en los mayoristas que venden los productos para los perros calientes a mejor precio. Uno está antes de mediodía aquí y se pone a preparar para comenzar a vender a las 2:00 o 3:00 de la tarde”, contó el maracayero.


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