Además de la delincuencia tienen que lidiar con las constantes fallas en el servicio eléctrico y dicen que tienen que ir hasta la orilla del río para llenar los tobos de agua, porque casi nunca llega.

Zaraza/Guárico. Las fincas y granjas del país están asediadas por la inseguridad a la misma para que las ciudades más pobladas de Venezuela. El municipio Pedro Zaraza de la entidad guariqueña limita con la población de Onoto que pertenece al estado Anzoátegui, ambas zonas dependen económicamente del sector agropecuario y la ganadería.

Israel Salazar es el encargado de una finca con 42 hectáreas de extensión, ubicada a varios minutos de Onoto. El acceso al lugar es intrincado ya que la carretera tiene pavimento los primeros 300 metros de ahí en adelante es de tierra y tiene huecos y troneras que según Salazar “dañan los carros”.

Foto: Miguel González
Asegura que aunque producen comida en la finca, también tiene que hacer cola según su número de cédula.

“Yo no tengo carro, dependo del patrón que cuando viene trae comida y cosas que necesitamos a diario”, dijo Salazar quien vive en el lugar con su esposa y sus dos hijos, de nueve y doce años, respectivamente.

Aunque toda su vida ha sido un hombre dedicado al campo y el ganado, dice que con la situación que atraviesa el país se siente solo y aislado. “Aquí he sabido que a otros encargados de las fincas, llegan varios hombres en camionetas, se meten y amarran a la gente en las sillas y se llevan todo lo que tengan. No han llegado a matar a nadie, pero como uno está tan aislado por aquí. ¿Quién se entera o quién te ayuda en esas circunstancias?”, relató.

Foto: Miguel González
Esta escuela está dentro de la finca a la que acuden, no más de diez niños de lunes a viernes.

El encargado de la finca, menciona que cuando ocurren los hurtos se roban todo lo que puedan, desde artefactos eléctricos hasta el ganado, incluso se llevan los productos y alimentos que se elaboran en ella.

En la finca que él maneja siembran maíz, caraotas, frijoles y berenjenas, además de que ordeñan sus 50 vacas, que paren dos veces al año. La venta de ganado es el principal rubro del que se benefician ya que la zona donde está ubicada cuando están en temporada de lluvia se inunda y las reses se ahogan por lo que prefieren venderlas antes de que mueran.

Foto: Miguel González
En este espacio se entretienen los hijos de Israel.

Apenas en el año 2014 comenzaron a disfrutar del servicio eléctrico, al menos en su finca, debido al cableado que no había sido instalado en el sector.

El servicio del agua es otro dolor de cabeza para Salazar y para los demás encargados de las fincas en Onoto. En su granja optaron por excavar dos tanques que se llenan cuando llueve, al menos para darle agua al ganado, por su parte para el consumo de los trabajadores y su familia, recolectar el líquido es más complicado.

“Cuando viene el patrón vamos hasta la orilla del río en el carro y llenamos tobos, tanques, todo lo que podamos e intentamos rendirlo lo más que se pueda. Aquí llega el agua muy, muy poco”, aseguró.

Foto: Miguel González
Tienen 50 vacas que paren 2 veces al año.

Fotos: Miguel González.


Participa en la conversación