Limardo disfruta la medalla más importante de su vida

El campeón panamericano de espada se convirtió en padre el 6 de julio y le dedicó su triunfo, en Toronto, a la pequeña Gaby Isabella

Cristóbal Naranjo/ @cristobnaranjo

Caracas. Hace tres años cuando Rubén Limardo se colgaba en Londres la segunda medalla de oro para Venezuela en la historia de los Juegos Olímpicos, el espadachín nacido hace 29 años en Ciudad Bolívar miró al cielo y levantó los dos dedos índices, después del duelo final ante el noruego Bartosz Piasecki. El gesto era para dedicarle el triunfo a su madre Noris Gascón, la persona que junto a su tío y actual entrenador Ruperto Gascón lo llevó por primera vez a una pedana, nombre que recibe la superficie donde se realizan los combates en esgrima.

“Esto es una alegría en mi corazón, gracias a mi madre que está en el cielo. Se lo dedico a ella que fue la que me enseñó a luchar, a guerrear, con sus palabras. De hecho ella era mi psicóloga y todo lo que me enseñó, la concentración, lo trabajé”, señaló.

El martes el esgrimista guayanés volvió a atender a la prensa luego de obtener una medalla importante. Ese día venció al argentino José Domínguez y rompió con la sequía dorada de casi una semana que ostentaba la delegación criolla en los Juegos Panamericanos.

En la dedicatoria recordó otra vez a mamá, aunque esta vez también nombró a una persona especial que llegó hace poco a su vida, que cuando termine sus compromisos deportivos en Toronto por fin podrá tenerla en sus brazos.

“Esta medalla se la dedico a mi mamá que está en el cielo, a mi novia Ana Carolina que siempre me ha acompañado durante 12 años y en especial a mi pequeña hija. Nació, pero nunca la he visto, solo la conozco por fotos”, contó el atleta a Meridiano Televisión luego de escuchar el Gloria al Bravo Pueblo y darle la cuarta alegría al país.

Motivación extra

La paternidad sorprendió a Limardo en suelo canadiense el 6 de julio. Y su llegada, sin duda, constituyó una motivación extra al momento de competir. El zurdo tuvo un 2014 complicado, pues estuvo fuera de acción por nueve meses por una lesión en la rodilla derecha que lo hizo pasar por el quirófano. Ese percance marcó su descenso en el ranking mundial, que empezó a liderar hace dos años.

En los Panamericanos Rubén mostró un estilo más ofensivo que se hizo evidente en la final de espada. “Esta medalla me puede marcar un buen camino hacia los Juegos Olímpicos de Brasil. Me sentí muy cómodo, muy positivo y maduro. Puedo decir que exhibí una esgrima muy diferente a la que mostré en el campeonato mundial. Fui muy agresivo, nunca retrocedí, siempre fui hacia adelante y cumplí mi promesa para Venezuela”.

Pero la palabra que empeñó el D’ Artagnan venezolano con la selección no terminó con el metal del martes. Mañana, la espada de Bolívar buscará otra presea dorada en la prueba por equipos, que compartirá con su hermano Francisco y Silvio Fernández.

“Nos preparamos muy bien. Tenemos que plantear las tácticas, vamos primero con Brasil y no hay que confiarse porque es notoria la evolución de la esgrima en el certamen continental”, apuntó Limardo, a quien le espera en casa, el podio más importante de su vida: nada menos que la heredera de la gloria londinense.

“Gaby Isabella es la medalla más grande que he recibido en mi vida. Ni siquiera el oro de los Juegos Olímpicos de Londres se le compara. Ser papá no se iguala con nada. Estoy ansioso por regresar a mi hogar y colgarle la medalla a mi hija”.


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