Los caraqueños se quejan porque el agua les sale piche

En Carapita, los vecinos denuncian que siempre les cortan el servicio. Cuando les llega el agua la recogen en botellones con barro y todo, pero solo la usan para lavar los baños y limpiar el piso

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. El racionamiento del agua potable saca de quicio a los capitalinos. Pero a su molestia ahora se le suma el hecho de que el producto que les sale por los grifos es turbio y con mal olor.

Lo que los vecinos saben de la calidad del agua es que debe ser incolora, inodora y no debe tener sabor.  “Pero ahora es frecuente que tenga barro y que huela mal. Compro los botellones para tomar, cocinar y hasta lavar los platos, la que sale por el chorro (cuando llega) la gasto lavando los baños y limpiando el piso”, denunció Reina Rojas, quien vive en Carapita, donde el agua se va mínimo 15 días continuos.

También en la parroquia El Valle se quejan porque el chorro tiene olor a cloacas, al igual que reportó Luisa Valdivieso, habitante  de Las Mayas.

Por redes sociales es frecuente leer las quejas de vecinos que están secos como camellos y se hace un conteo de cuántos días llevan sin suministro. Por ejemplo en Monterrey, según informan vía Twitter, llevan tres meses sin agua; en Cotiza en la parroquia San José 20; en La Pastora seis, en Ruiz Pineda tres y en la avenida Baralt una semana.

Otras zonas como Los Flores de Catia, Isaías Medida, El Junquito, Antímano, Cumbres de Curumo, La Candelaria, Coche, La Vega, Montalbán y Juan Pablo II también padecen por la sequía irregular de Hidrocapital, también porque el líquido que usan para bañarse o cocinar tiene partículas de palo y piedras, olor y color (a veces mucho blanco y otras marrón).

La semana pasada fue frecuente la queja porque se registró una avería en una de las redes de tuberías de 60 pulgadas el Sistema Tuy III. En muchos sectores se interrumpió el servicio por dos días y en otros del suroeste de la capital por tres.

Pero no solo por las redes sociales se manifiestan las inconformidades. Todos los días, en el interior y en algunas barriadas caraqueña ocurren protestas por la falta de agua.

Manifestar.org registró de enero a junio de este año 1.135 manifestaciones. La exigencia por un adecuado servicio de agua ocupa la segunda causa de protesta entre la población, 153, después de los derechos laborales (250).

El sector que más protestó fue el de vecinos con 333 movilizaciones. Solo en Caracas y Miranda, 53 acciones de calle por problemas con este servicio,13 protestas más que en el mismo período de 2014, cuando se registraron 40 por demanda de servicios básicos, incluyendo agua, en las mismas zonas.

Qué pasa con el agua

A decir de Yazenia Frontado, presidenta de la Asociación Venezolana para el Agua, antes de hablar de contaminación se debe revisar bien la condición de los tanques (si los hay), sondear en la comunidad si se presenta la misma situación y hacer un chequeo de por lo menos 15 días continuos. Luego hay que notificar a las autoridades de la alcaldía local para que inicie el respectivo estudio.

“En estos momentos se ha limitado esa información referente a la calidad del agua y los institutos, y universidades que investigan también se ven disminuidos para hacer los estudios por falta de reactivos y químicos. Además es el ente oficial (en este caso el Ministerio del Ambiente) el que autoriza hacer las investigaciones sobre las alteraciones de calidad de agua, incluso por zonas”, explicó.

Completó que no podemos afirmar que el agua que toman los caraqueños está contaminada, pero sí decir que visualmente tiene alteraciones en la calidad.

Palabras más, palabras menos, algo está pasando con ese producto para el consumo humano. Quizás la falla, según Frontado, puede tener la raíz en los sistemas de aducción, en las averías por donde se filtran algunos contaminantes, en la falta de mantenimiento de los embalses o en los procesos de potabilización.

“Incluso hay que determinar si el líquido tiene cuerpos sólidos y en qué grado, porque pude ser que estén aceptados por las normas y las evaluaciones técnicas establecidas en el Decreto 883, y entonces eso no sea un problema sanitario. Pero sí hay que revisar y actualizar los informes sobre la calidad”.

Foto Cristian Hernández/Infografía: Charlie Barrera


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