Aunque el conteo de las manifestaciones se haga a partir de la marcha del sábado 1° de abril, un grupo de alumnos de varias casas de estudios fueron los primeros que se organizaron para manifestar su descontento en un sitio al que nunca ha llegado una marcha convocada por la MUD: el Tribunal Supremo de Justicia.

Caracas. El viernes 31 de marzo un grupo de jóvenes estudiantes de varias universidades de la capital, la mayoría de la Universidad Central de Venezuela (UCV), protestó frente a la sede del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), al final de la avenida Baralt. El día anterior, el máximo juzgado emitió dos sentencias (155 y 156) en las que asumía las competencias del Parlamento y esas fueron las razones que llevaron a los alumnos a apostarse en las puertas del ente judicial.

La mayoría de los chamos presentes no tenían más de 25 años. Jóvenes que desde que tienen uso de razón han conocido un Gobierno que se denomina “chavista”. Ese viernes dieron inicio a una serie de protestas que se han extendido por todas las ciudades del país.

A las manifestaciones van familias, hombres en muletas, mujeres en silla de ruedas, ancianos, niños, adultos. Pero quienes enfrentan a los cuerpos de seguridad que se dedican a reprimirlos —en contadas ocasiones mantienen el orden de la protesta— son jóvenes, menores de edad, incluso niños lideran las acciones de calle.

En las marchas son muchos los menores de edad que enfrentan a los cuerpos de seguridad del Estado.

Mis padres y mis abuelos me han contado cómo era Venezuela hace tiempo. Me dicen que existía la democracia, que se respetaban los poderes públicos, todo eso que ya no tenemos ahorita. Antes las marchas era ir, caminar, y volvías a tu casa. Hoy es todo lo contrario, comentó Andrés Muñoz, un joven de 16 años que estudia 4to año en el colegio Los Arcos y que ha participado en al menos 70 protestas desde el 19 de abril.

Ese 31 de marzo fue el único día, desde que iniciaron las manifestaciones, que una movilización logró llegar hasta la sede del TSJ.

Todo comenzó con una concentración en el Palacio de Justicia, cerca de la plaza Diego Ibarra, en el centro de Caracas, desde allí el grupo de jóvenes marchó por la avenida Baralt hasta la sede judicial. Llegaron y fueron reprimidos por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), golpeados y amenazados por grupos de choques.

El 19 de abril fue la primera marcha a la que Andrés salió junto con su familia y desde ese momento ha intentado asistir a todas las que puede. Su padres están de acuerdo con las acciones de calle, y también con que él participe. Dice que “por suerte” nunca ha salido herido, a diferencia de varios de sus compañeros de clase.

No solo chamos jóvenes sino también mujeres son las que encabezan las marchas en medio de los gases lacrimógenos.

Para el momento en que nació Andrés, el presidente Hugo Chávez tenía al menos dos años al mando de Venezuela. Tiempo después, con 12 años, supo que otro hombre tomaba el poder: Nicolás Maduro. La política no era el fuerte de un adolescente, así que Andrés opinaba poco. Sin embargo, poco después de que estallaron las protestas el tema se volvió común entre sus amistades.

Hoy es uno de los miles que sale a las calles de Caracas a manifestar su descontento con el gobierno de Maduro, y de los que ha tenido que correr varias cuadras para que no lo alcance un funcionario de la GNB o de la policía y se lo lleve preso.

Cada día es más alto el nivel de represión, y cada vez es más probable que regreses a tu casa con un perdigonazo o simplemente que no regreses, enfatizó.

Aunque la voz de las convocatorias estos tres meses la lleva la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), el Movimiento Estudiantil, conformado por varias universidades autónomas y privadas, también se ha acoplado a las marchas y suma una gran cantidad de manifestantes que durante el recorrido entonan sus cánticos.

Rafaela Requesens, Daniel Ascanio, Alfredo García, Santiago Acosta, Diego Cerboni, Samuel Díaz e Ignacio Arcaya, son los nombres de algunos de los dirigentes estudiantiles que han llamado a marchar a alumnos y sociedad civil. Estos chamos, respaldados por universitarios —incluso de otras zonas del país— y por los que pertenecen a la “resistencia”, son los únicos que han logrado llegar hasta algunos de los organismo públicos a los cuales se propusieron llegar al inicio de cada marcha.

Los estudiantes han estado presentes en las calles en varios puntos de la ciudad.

La sede de Venezolana de Televisión (VTV), en Los Cortijos y de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones en Las Mercedes, han sido las dos marchas que ha encabezado el Movimiento Estudiantil que llegaron y se reunieron dentro de ambas instituciones con representantes que los recibieron. En ninguna de estas hubo represión, a diferencia de la del 31 de marzo que, si bien llegó al ente judicial, fue reprimida por efectivos castrenses.

En 100 días han sido asesinadas 90 personas en las manifestaciones, según el Ministerio Público. Muchas han sido estudiantes, como Juan Pablo Pernalete, estudiante de Contabilidad de la Universidad Metropolitana que, según la fiscal Luisa Ortega Díaz, fue asesinado por un GNB que le disparó una bomba lacrimógena en el pecho. Entre los caídos hay incluso menores de edad, como Neomar Lander de 17 años, que falleció en medio de una manifestación el 7 de junio en la avenida Francisco Miranda. La razón de su muerte aún no ha sido esclarecida por completo.

Niños miran a través de la reja de PNB en la “marcha de los abuelos”, en la Av. Libertador de Caracas.

Las marchas ya son algo espontáneo, la gente está desesperada y está dispuesta a hacer lo que sea porque quieren salir del Gobierno, pero con tanta represión lo que hacen es infundirle miedo a la gente, no quieren que nadie marche, no quieren ver a nadie en la calle, enfatizó el joven estudiante de bachillerato.

Muñoz se gradúa de bachiller el próximo año, y uno de sus sueños es estudiar Economía en Venezuela. Respeta la decisión de los que se van del país a buscar un mejor futuro, pero él se quiere quedar y no tiene dudas sobre eso. “Si logramos salir de la dictadura, es a los jóvenes a quienes nos toca reconstruir el país, está en nuestras manos salir de esto”, finalizó.

Fotos: Franciso Bruzco y Luis Miguel Cáceres.


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