Armando Regalado, un hombre de Catia y de profesión motorizado, se puso en la mente un objetivo: rescatar este camposanto y detener las profanaciones de tumba
Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento
Caracas. Desde noviembre de 2006, cuando mataron a su hijo para robarle una moto en la autopista Francisco Fajardo, Armando Regalado comenzó a pisar la tierra del Cementerio General del Sur.
Lo hacía cada domingo agobiado por el dolor y arrastrado por la tristeza, sentimiento que fue aumentando progresivamente, pues cada vez que tenía que llegar a la zona Sur Ensanche, donde lo sepultaron, se encontraba con una historia nueva. Ninguna buena por cierto: exhumación de cadáveres, robos durante los sepelios, violaciones, consumo de droga y profanación de tumbas para sacar los huesos.
Sin descanso
“No podía creer que los muertos, y ahora mi hijo, no descansaran en paz. Eso fue una cosa espantosa lo que vi. Además la basura, la maleza y las invasiones cercanas aumentaron mi angustia, pues no veía que alguien hiciera algo al respecto. Comencé quejándome en la administración del camposanto, pero nadie me paró”.
Fue así como Regalado en 2007, quizás para mantenerse ligado a su hijo y mantener firme su recuerdo, decidió trabajar por el rescate del cementerio creando la Asociación para la Promoción y Defensa de los derechos de los Familiares de Difuntos, Aprofamiliares. De esta forma empezó a ser visible en la prensa con las denuncias de las profanaciones de tumba. Iniciando la tarea tenía 63 quejas de deudos que confirmaban el robo de huesos.
Y respaldado por unas firmas, ese mismo año, fue ante la Fiscalía a introducir una demanda por abandono del Cementerio General del Sur.
“Eso me daba un aliento, que por lo menos no siguieran ocurriendo y que los familiares, como yo, pudiéramos llevar velas y flores en honor a los muertos”, contó.
Obviamente un solo palo no hace montañas y Regalado, habitante de Catia y de profesión motorizado, lo único que tenía era el empeño.
Bueno su insistencia llegó a la vicepresidencia de la República, encabezada en ese momento por Elías Jaua. Pudo hablar directamente con él y entregarle un proyecto de recuperación. Dijo que se hicieron mesas de trabajo y que ninguna tuvo resultados positivos.
“Fui a todos lados a pedir ayuda, a todas partes, no se me escapó ninguna institución. Solo las alcaldías Metropolitana, Sucre y El Hatillo mostraron ganas de participar. Y ahora que han pasado casi 10 años sigo con el mismo propósito. Tal vez por mi creencia y mi fe la tumba de mi hijo permanece intacta, pero esa no ha sido la suerte de otros. Hoy en día el cementerio luce más abandonado, más profanado y más violento”.
En su caminar por este lugar levantó informes de los sectores más afectados, destacándose Sur Ensanche y la prolongación de la Terraza Tacoa, donde abundan la maleza, los escombros y los brotes de aguas negras. Sin contar que son lugares presto para los robos, pues no tienen ningún tipo de vigilancia ni postes de luz.
La última diligencia formal (ante las autoridades) la hizo en 2011 y aunque en lo sucesivo no fue escuchado, siguió trabajando anónimamente con los afectados. “Lamentablemente son muchos casos, pero a los que puedo ayudo, sobre todo en la orientación de dónde pedir información si son víctimas”.
Ahora, Regalado piensa ir de nuevo con sus papeles, cifras, averiguaciones y con todos los planes de rescate que se plantearon para el Cementerio General del Sur, ante la Asamblea Nacional. “Quiero que este tema, sabemos que hay otras crisis que tienen la prioridad, sea tomado en cuenta y se legisle a favor de crear una mancomunidad de servicios para rescatar las 247 hectáreas de este cementerio, que dicho sea de paso en 2006 por órdenes del fallecido Hugo Chávez tenía una medida de clausura”.
Sostuvo que la idea no es cerrarlo sino recuperar este patrimonio donde hay muertos de todas las familias caraqueñas. “Pero sin recursos y ahora sin moto, porque me la robaron, se me hace muy difícil, pero no imposible”. Así piensas luego de tantos años Armando Regalado, una víctima más de la inseguridad en este país, que sacó fuerzas y se convirtió en el guardián de los muertos.
“Nadie me ayudó en un principio, pero tiene que alguien sensibilizarse con esto. No es por dinero, mi hijo está muerto y esto es como hacerle un honor, a él y a todos los difuntos y sus deudos. Cualquiera que necesite ayuda que me llame al 04143116954”.
Fotos: Cheché Díaz
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