Los “piratas” les roban hasta los anzuelos a los pescadores de Sucre

En el puerto de Cumaná los pescadores cambian 10 kilos de pescado por un kilo de harina precocida de maíz, un litro de aceite o papel tualé.

Carlos Crespo/@CarlosCrespoR

Cumaná. A pesar de que pueden hacer mucho en una sola jornada, el dinero ha perdido atractivo para los pescadores del estado Sucre.

En el puerto de Cumaná, a eso de las 7:00 am, los peñeros llegan bien temprano a vender su carga. Agitándose al ritmo de las olas entre barcos más grandes, uno de ellos oxidado, a medio hundir y con parte del casco dentro del agua, los pescadores no sólo reciben dinero por el producto, también aceptan harina precocida de maíz, una botella de aceite o jabón en polvo a cambio de una caja (10 kilogramos) de arenque o sardina.

“Les sale mejor, porque no tienen que hacer cola”, explica Luis Romero, quien trabajó en la pesca y está en el muelle con una bolsa de aceite para hacer el cambio. “Aquí todos los días viene gente con su bolsita para llevarse el pescado y venderlo, y tener algo de efectivo que llevar a casa”, añade.

Habitantes de Cumaná, en Venezuela, esperan venta de arenques (sardinas) en el puerto de la ciudad. CRÓNICA UNO/Miguel González.
En el puerto de Cumaná las personas pueden obtener hasta 10 kilos de pescado por una bolsa de harina o una botella de aceite. CRÓNICA UNO/Miguel González.

La crisis golpea a los pescadores, quienes además de intercambiar sardina por otros productos básicos, tienen que enfrentar limitaciones en su actividad por la ausencia de repuestos.

En otro extremo del puerto están los barcos atuneros y polivalentes que se usan para la pesca industrial y otras tareas. Los marineros, que prefieren resguardar sus nombres, señalan que muchos están parados por semanas porque no consiguen los repuestos. “Estamos pegados al muelle”, señala uno. La falta de piezas se debe al recorte en la entrega de dólares que impide a las industrias importar equipos.

A la escasez se añade la inseguridad. Los marinos denuncian un incremento de los llamados “piratas”, unas bandas delictivas que surcan el mar y roban a todo tipo de embarcaciones.

“La zona más peligrosa es la que va de Uquire hasta Carúpano y las autoridades no hacen nada, siempre llegan detrás de la ambulancia”, señala uno. Los hombres explican que toman medidas como internarse a 12 millas de la costa, apagar las luces en la noche y poner redes de nailon alrededor del barco para que se enrede la propela de cualquier otra embarcación que se aproxime cuando duermen.

Tracisio Rivero, presidente de la Federación de Pescadores Artesanales del municipio Bolívar, señaló que el más afectado es el gremio que representa, pues a estos trabajadores les es más difícil reemplazar un motor de lancha que puede costar hasta 3 millones de bolívares. “A los pescadores les dan un crédito para un motor y un bote, y a los 10 días se lo quitan allá afuera. Le caen a cachazos con una pistola o revolver y lo dejan abandonado y hasta ha muerto más de uno”.

Denuncia que, a pesar de que las bandas son conocidas, las autoridades no actúan para desarticularlas. “Yo tengo los teléfonos de la Guardia Costera y nunca vienen.  Luego en el mercado negro te venden todo por piezas, el bloque no lo venden porque tiene un serial, pero te venden los pistones, las rolineras, las bobinas, las cámaras, las propelas y a veces uno cae en eso, porque no hay más repuestos”.

Daño ecológico

Aunado a las dificultades mencionadas está el incumplimiento a la Ley de Pesca y Acuicultura, creada hace 15 años y reformada dos veces, que prohíbe la denominada pesca de arrastre. Rivero explica que, a diferencia de antes, esta actividad se está practicando en embarcaciones pequeñas y está afectando a los pescadores artesanales.

“Están acabando con la pesca pequeña y le hacen daño al ecosistema marino. Capturan peces y camarones pequeños que pueden reproducirse y generar mañana lo que uno llama langostinos, que son más grandes. Están acabando con todo esto y el pescadito que pueden se lo regalan al pueblo como para que no los presionen”.

Habitantes de Cumaná, en Venezuela, esperan venta de arenques (sardinas) en el puerto de la ciudad. CRÓNICA UNO/Miguel González.
Pescadores indicaron que el aumento del precio de la gasolina y la inseguridad incrementan el precio del pescado. CRÓNICA UNO/Miguel González.

Señala que las autoridades tampoco están haciendo lo necesario para que se cumpla con la Ley, que fue muy promocionada por el expresidente Hugo Chávez en su momento, y que la situación afecta a cientos de pescadores. “El Gobierno tiene que presionar en ese sentido. Van arrastrando todo lo que hay y han tenido inconvenientes con algunos de nuestros pescadores, por eso nosotros estamos tratando de que se equilibren las cargas”.

El pasado 25 de febrero el Presidente Nicolás Maduro informó, desde el puerto de Cumaná, sobre la aprobación de un plan especial dirigido a la dotación necesaria de los pescadores del país, como parte del impulso del “Motor Pesquero y Acuícola” de la Agenda Económica Bolivariana para favorecer a 33.000 pescadores y 691 empresas pesqueras del país. Y el jefe de los Comités Locales de Producción y Abastecimiento (Clap), Freddy Bernal, informó que las ferias del pescado, que realiza el Gobierno, se unirán a los Clap.

Sin embargo los pescadores denuncian que sus aldeas están totalmente desasistidas, mientras que las empresas pesqueras del Estado no levantan cabeza.

Habitantes de pueblos como El Cedro, la Barbona y El Indio deben ir hasta Mariguitar a buscar agua, comida o atención médica. Conseguir los alimentos se ha convertido en un obstáculo para los que laboran en los barcos industriales, pues se hace casi imposible hacer un mercado de comida de 20 días para 8 o 10 marineros. Ante todos estos problemas, Rivero, quien también es folklorista en el municipio Bolívar, concluye con una copla en la que pide la intervención divina:

“Virgen del Rosario,

Mariguitar desespera,

hay hambre donde quiera,

nuestro problema es precario,

rogamos a tu santuario,

por esta zona pesquera”.

Fotos: Miguel González

Tarcisio Rivero, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales de Marigüitar rinde declaraciones sobre la situación pesquera del estado Sucre. CRÓNICA UNO/Miguel González.
Tarcisio Rivero, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales de Marigüitar denunció que la pesca de arrastre persiste pese a que fue declarada ilegal. CRÓNICA UNO/Miguel González.
Los "carretilleros" compran arenques (sardinas) para su posterior venta informal en las calles de Cumaná. CRÓNICA UNO/Miguel González.
Los “carretilleros” compran arenques para su posterior venta informal en las calles de Cumaná. CRÓNICA UNO/Miguel González.
Habitantes de Cumaná, en Venezuela, esperan venta de arenques (sardinas) en el puerto de la ciudad. CRÓNICA UNO/Miguel González.
Los habitantes de Cumaná llegan muy temprano al puerto para buscar el pescado que traen los peñeros. CRÓNICA UNO/Miguel González.
Envases donde trasladan hasta 10 kilogramos de arenques (sardinas) para su distribución en diferentes mercados de la ciudad. CRÓNICA UNO/Miguel González.
Las cajas pueden almacenar 10 kilos de pescado cuyo precio va subiendo hasta llegar al consumidor final. CRÓNICA UNO/Miguel González.

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