Los dirigentes anunciaron hoja de ruta para los próximos días —juicio político, huelga general, marcha a Miraflores y exigencias para el diálogo— mientras en la tarima de Caracas se debatían agendas alternativas.

Caracas. La cantidad de personas que asistió a “La Toma de Venezuela” en Caracas sorprendió a los mismos dirigentes de Primero Justicia, Voluntad Popular, Vente Venezuela, Acción Democrática o Alianza al Bravo Pueblo y así lo comentaban entre cuchicheos mientras hablaba el secretario ejecutivo, Jesús “Chúo” Torrealba, pasadas las 12:30 de la tarde, en la improvisada tarima de la autopista Francisco Fajardo donde se anunciaron las cuatro medidas que tomará la MUD los próximos días. Sin embargo, para llegar a ellas, la dirigencia opositora tuvo que sortear no pocos escollos y hasta sus propios instintos individuales.

Parecía estratégico: alrededor de la tarima se ubicaron los militantes de Vente Venezuela. Su objetivo, gritar “¡pa’ Miraflores!”. Su líder, María Corina Machado, aplaudía la acción. Se cumplía la misión.

Cuando el turno de hablar le tocó a Freddy Guevara, secretario de Voluntad Popular, los cuchicheos aumentaron, las imprecisiones corrían en boca de los dirigentes —aunque fuera de micrófono— y hasta hubo discusiones de qué tanto decir y qué callar.

Por ejemplo, Machado dijo varias veces que era imperativo continuar la marcha hacia Miraflores. Era la oportunidad, el todo o nada, este mismo 26 de octubre. El diputado Gilber Caro (VP) se anotó en la idea y abonó para convencer a Lilian Tintori de convocar la caminata hasta la casa de Misia Jacinta.

Pero la esposa de Leopoldo López titubeaba. En el público crecía el bullicio con el “vamos a Miraflores” y ella seguía sin prometer a sus contertulios que lo diría por los altavoces. La cara de circunstancia se instaló en su rostro, mientras Henry Ramos Allup y Henrique Capriles daban sendos discursos dibujando una ruta: “juicio político” en la Asamblea Nacional y marcha a Miraflores la próxima semana.

Tintori convocó para este jueves acompañar a los diputados y Ramos Allup tomó el micrófono para secundar el anuncio.

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Diálogo pero con la militancia

Antes de finalizar el acto, Henry Ramos Allup tuvo que sentarse como buen padre a dialogar con la militancia adeca para evitar que espontáneos partieran con destino a Miraflores. Más de 10 minutos estuvo el presidente de la Asamblea Nacional sentando al borde del camión, hablando primero con “los blancos” y luego con la de otros partidos, que le increpaban no continuar hacia el centro de la ciudad para “derrotar al dictador con el pueblo en la calle”.

“Si no van a Miraflores se acaba la Unidad”, gritó un espontáneo. Pero Ramos saltó rápido: “dejen el chantaje, que estamos ganando”, respondió el presidente del Legislativo. Zorro viejo.

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