Frijol, topocho, plátano, caraota, maíz, papa, quinchoncho, yuca, ocumo, ñame, auyama, apio, plantas medicinales; así como la cría de animales: caprino, cunícola, avícola, ovino y porcinos, son las especies vegetales y animales que fueron declarados “cultivos y crías de guerra” ante la supuesta “amenaza actual” para su producción, procesamiento y acceso.

Caracas. El sector agrícola registra un retroceso sin precedentes. Para Nicolás Maduro, el comportamiento del sector es consecuencia de una supuesta guerra económica, y la respuesta a esta situación es decretar algunas especies alimenticias como “cultivos de guerra”, mediante la publicación de un decreto en Gaceta Oficial.

Esto con el fin de “privilegiar e incentivar la producción, mejoramiento, procesamiento y distribución” de las mismas, según el decreto. La medida empieza a correr en un momento en el que la agroindustria vive su peor momento, con una producción que se asemeja a las cifras de 1975, asegura el gremio.

Celso Fantinel, primer vicepresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), sostiene que el decreto oficial no representa nada nuevo ni se traduce en planes para recuperar el campo venezolano. “No hay planes oficiales. El Gobierno no tiene siembras y tampoco planes productivos con los consejos comunales”. Asegura que el gremio de productores tiene “casi dos años” sin reunirse con el ministro de Agricultura y Tierras, por lo que el contenido del texto “es un invento más” de quienes dirigen el país.

Nada de lo que dice ahí se puede llevar a cabo sin planes serios, sin que el ministerio dicte una estrategia efectiva. Venezuela necesita una siembra de 2,5 a 3 millones de hectáreas para abastecerse completamente”, expresó Fantinel.

Precisamente esa es la cantidad de hectáreas que Nicolás Maduro prometió producir durante la presentación de su Memoria y Cuenta ante la Asamblea Nacional Constituyente el 15 de enero de este año —pese a que la Constitución establece que se debe hacer ante la Asamblea Nacional—. En su alocución, Maduro mencionó que su despacho destinaría 1037 millones de euros para sembrar más de tres millones de hectáreas.

En Fedeagro, asegura Fantinel, se preguntan “¿dónde están esos mil millones de euros que ofreció en enero?”. Menciona que en el último período —comprendido entre el 15 de octubre y el 15 de mayo— “se intentó sembrar 50.000 hectáreas de frijol pero solo se pudo llegar a 30.000” debido al estado deplorable del campo, pese a que el frijol es un cultivo poco demandante de agroinsumos.

Frijol, topocho, plátano, caraota, maíz, papa, quinchoncho, yuca, ocumo, ñame, auyama, apio, plantas medicinales; así como la cría de especies animales: caprino, cunícola, avícola, ovino y porcinos, son las especies vegetales y animales “que gozarán de condiciones privilegiadas para la producción y procesamiento de sus semillas y material genético”. Según Fantinel, Agropatria “solo le vende insumos a un grupo de empresas afines al ministro Castro Soteldo” y advirtió que “son solo 10 o 12 empresas de ‘agroenchufados’ que los reciben”.

Hizo énfasis en que Fedeagro “rechaza todo tipo de iniciativas que tengan que ver con una economía de guerra o la guerra económica” ya que, a su juicio, las mismas tienen un tinte político más que económico. Critica el discurso gubernamental sobre las sanciones:

“¿Hay o no sanciones? Si hay sanciones, ¿cómo siguen llegando los pocos insumos que le dan a esas pocas empresas?, cuestionó.

La Gaceta Oficial también establece que distintos entes adscritos al Ministerio de Agricultura y Tierras —como el Instituto Nacional de Tierras (Inti) o el Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (Insai)— deberán formar parte “de los planes y programas para el desarrollo de los rubros indicados”, así como la elaboración de un “Plan de Desarrollo de los Cultivos y Crías de Guerra Estratégico” para cada rubro en un lapso de 30 días a partir de la publicación.

Pero a siete días de que se cumpla el mes estipulado por el Decreto, ni Fedeagro ni algún productor asociado han recibido llamada para colaborar con el plan. Mientras tanto, las cosechas siguen en su nivel más bajo y con cifras similares a las de 1975, debido a la poca fertilización y falta de agroquímicos. “Nunca había visto un Gobierno que destruyera la agricultura. Uno se monta en un avión y lo que ve es puro monte y maleza en nuestros campos”, sentenció Fantinel.


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