El regreso a clases se inició con protestas de docentes en más de 17 estados del país en reclamo al cumplimiento de la contratación colectiva. Los maestros, a pesar de las carencias, se reconfortan en sus estudiantes “porque en medio de todo tiene que prevalecer la educación”, dice Rosmary Ochoa, trabajadora del colegio de Fe y Alegría San José Obrero, ubicado en Antímano.

Caracas. Sobre la mesa está la imagen de un carpintero y un niño que sostiene una cruz, alrededor, los maestros oran y buscan refugio en la esperanza. Se ven las caras, cada mirada es la revelación de la pena con que retoman las clases después del asueto navideño. Son los maestros del colegio San José Obrero ubicado en el sector Matapalos, en Antímano. “Le pedimos a Dios que nos permita tener un excelente año, sacar la esperanza donde no la hay”, dicen, todo va a depender de cómo nos agarramos de las manos, porque las angustias son las mismas. La ilusión de que vendrán tiempos mejores los acompaña.

En los grupos de WhatsApp de docentes y directores las manifestaciones de desmotivación fueron tan recurrentes como los mensajes de feliz año en medio de la emergencia humanitaria compleja que afecta al país desde 2015. Rafael Peña, director de la institución educativa de Fe y Alegría, preocupado por lo que podría venir en el sector educativo, ideó un plan de acción para que sea considerado por los demás directores de la Federación.

La reunión continúa y Peña plantea reunir al personal, hacer asambleas con los padres para plantear la situación en el campo educativo, conversar de los riesgos, acciones públicas en defensa de la educación.

Rafael Peña, director del colegio San José Obrero.

Pidió disculpas a sus estudiantes porque no pudo preparar contenido correspondiente para la clase. Les dice que antes de desistir planteen cualquier dificultad.

Hay una desmotivación que es inevitable, no lograba concentrarme porque sé que hay profesores que no tenían comida, que tienen que caminar para llegar a clases. Es una realidad que tenemos y el Ministerio de Educación no reconoce nuestros beneficios y las carencias que tenemos desde el espacio de trabajo. No es posible que en todos los colegios faltan tres y cuatro docentes.

La esperanza siempre vuelve a la mesa y Rosmary Ochoa, trabajadora del colegio, no duda en decir que se levantó con la ilusión de que los jóvenes salgan adelante, “porque en medio de todo tiene que prevalecer la educación”.

Del otro lado de esa sala la rutina escolar pareciera no estar quebrantada. Los estudiantes corretean detrás de un balón, uno de ellos lo alcanza y chuta, la dirección del trote cambia y le cortan el paso a un hombre que no solo barre el piso, sino que también le quita el polvo con la escoba a la pared.

Cancha del colegio San José Obrero

Pero puertas adentro del salón la carrera es otra: poder llegar a clases y ocupar los pupitres. De 454 alumnos, asistieron 235. Hay estudiantes que tienen meses sin servicio de agua, gas, y los productos de aseo personal cada día son más difíciles de adquirir, cuenta Peña.

La Encuesta de Condiciones de Vida de 2018 que realizan la Universidad Central de Venezuela, la Universidad Simón Bolívar y la Universidad Católica Andrés Bello, reveló que la regularidad en la asistencia escolar es un privilegio que beneficia a la mitad de los escolarizados. “La falta de alimentos y las fallas en los servicios públicos son factores que frecuentemente alteran la cotidianidad escolar”, explica.

Al profesor del taller de electricidad, Edison Silva, de 18 estudiantes, solo 4 ocuparon los pupitres. “Esto asusta”, comenta.

Las clases se iniciaron con protestas de docentes. La coordinadora de la Unidad Democrática del Sector Educativo, Raquel Figueroa, señaló que un porcentaje significativo tomó las calles, hicieron concentraciones y asambleas para defender el cumplimiento de la contratación colectiva. “En 17 estados se realizaron protestas. Hoy la coalición sindical nacional se reunió y está evaluando protestas nacionales de cara al 15 de enero”, expresó.

Los maestros aguardan un momento para darse ánimo.

Hay unos más desmotivados que otros. Quienes estamos aquí con un poco de esperanza, tratamos de motivar a aquellos que ya no quieren venir o desistir porque la situación es difícil, dice la profesora de Lengua y Comunicación, Jarimar Avendaño.

Jarimar Avendaño. profesora de Lengua y Comunicación.

Muchas veces me he planteado no venir porque un salario solo puede costear un rubro alimenticio, pero ver el ánimo de los estudiantes me reconforta, ellos son las esperanzas, el relevo del mañana, sostiene Ramón Oviedo, profesor de inglés.

Testimonios del regreso a clases

La directora del colegio Doctor Prisco Villasmil, Betty García, institución de Fe y Alegría ubicada en el barrio Corazón de Jesús en Antímano, se pasea por cada salón. La poca asistencia en el primer día de clase le permite escuchar a sus estudiantes: “Ya vamos para tres meses que no nos llega el gas”, “pasamos diciembre sin agua, por eso fue que viajamos para poder hacer la cena navideña”, “nosotros nos quedamos como tres semanas y por aquí hay una cascadita y teníamos que bajar y cargar el agua el sector La Cumbre”.

Los estudiantes no hablaron de regalos de Navidad ni de estrenos, la conmoción por el deterioro en la calidad de vida llegó a las aulas. “Yo no la pasé bien porque mi hermana está fuera del país”, dice una estudiante de primer año de bachillerato cuando García pregunta cómo pasaron la Navidad. Los 12 alumnos que acudieron a clases en ese salón levantaron la mano y señalaron que tenían primos, tíos o a sus padres en el exterior.

 Fotos: Gleybert Asencio


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