Usuarios explican que hacen esta cola pues desde la conformación de los Clap, resulta aún más difícil conseguir los productos venezolanos en los supermercados.

Maracaibo. La compra de importaciones colombianas se vuelve más complicada para los zulianos. A pesar de que representan la opción más aceptable para acceder a productos de primera necesidad en el estado fronterizo, los establecimientos dedicados exclusivamente a los artículos extranjeros adquieren progresivamente los vicios de los supermercados tradicionales que venden alimentos a precio congelado por el Gobierno.

En las afueras de una emblemática tienda de las importaciones permitidas por la Gobernación del Estado Zulia, se registran colas en la fachada para ingresar al lugar durante las horas pico. Tanta es la demanda que, en ocasiones, deciden sustituir su cartel que indica que los clientes pueden llevarse todos los artículos que deseen, por otro que señala una regulación en ciertos rubros como la harina precocida de maíz.

“Esto es una locura, para estar comprando caro hacemos la otra cola, pero nos estamos adaptando”, afirma Wendy Alvarán, ejecutiva de ventas, apostada en la fila para la caja dentro de la infraestructura. En su cesta lleva arroz, pañales, jabón de tocador y un desodorante.

Se resigna, pues explica que anteriormente podía hacer una cola pequeña en un abasto de la avenida Santa Rita para conseguir ciertos productos de la canasta básica, pero la conformación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) cambió el escenario.

“Ya no se consigue nada en ningún otro lado. Esto que llevo es necesario, no lo puedo suplantar por nada y en los supermercados a los que llegan, hay que ir a madrugar y pasar nueve, ocho horas con los malandros”, asegura Alvarán. Señala que hace dos meses se registró en el consejo comunal de El Varillal, su zona de residencia, para obtener la bolsa prometida por el Gobierno, pero aún la espera.

En los estantes de la tienda hay ciertas variaciones. Pasaron de tener una torre de Harina Pan colombiana con precio de 1.390 bolívares el kilo, a solo anaqueles llenos de otra marca del vecino país con un importe de 1.600 bolívares por kilo. Con todo, otros rubros bajaron de precio: un paquete de pañales Huggies pasó de Bs. 10.780 a Bs. 9.195 y 500 mililitros de aceite, de Bs. 1.410 a Bs. 1.100. Artículos como la leche en polvo desaparecieron.

“La gente por comer paga lo que sea, a mí no me da, pero hay que hacer sacrificios, porque si no te mueres de hambre”, explica Belkys Rada, chef. “¿Qué haces tú con un sueldo de 30.000 bolívares?”, cuestiona. Aunque gane el doble de un salario mínimo se ve forzada a dejar de efectuar otros gastos, como el pago de sus tarjetas de crédito, para comprar comida.


Participa en la conversación