Las ventas de garaje se convirtieron en un negocio. En las calles de Maracaibo abunda la exhibición de mercancía de segunda mano, una opción para quienes no le alcanza estrenar ropa nueva

Nataly Angulo V./@natalyaav

Maracaibo. En una esquina, debajo de un árbol, en la cerca de la casa y hasta en un carro en plena avenida se montan stands para vender ropa, zapatos y juguetes usados. En las calles de Maracaibo abunda lo que la gente llama venta de garaje, una actividad que era extraña ver en la ciudad, pero que en el último mes se convirtió en un negocio para unos y una opción para aquellos que quieren comprar los estrenos de Navidad.

Los vendedores no solo recurren a puestos improvisados, en la ciudad hay al menos 12 mercados que trabajan los fines de semanas y en los que se alquilan los locales para vender la mercancía.

La Corotera, ubicada en La Limpia al oeste de Maracaibo, es uno de los lugares más nuevos. Tiene dos galpones con al menos 70 puestos de 2×2 metros cada uno. Los locales tienen demarcaciones con un paral para que el comerciante cuelgue su mercancía y su alquiler es de 950 bolívares diarios.

Desde las 5:00 am abre sus puertas a vendedores y compradores. Aunque también se venden artículos nuevos, los usados son la más buscados.

Muchos venden ropa que les dejaron amigos que se fueron del país
Muchos venden ropa que les dejaron amigos que se fueron del país

María Godoy, comerciante, relató que la mercancía usada y en buen estado es lo que más vende. “Con la situación que hay, al venezolano no le alcanza el dinero, esa es la realidad y la ropa usada ha sido una opción para estas navidades”.

Y es que los precios son más atractivos para quienes no le alcance su salario. Los vestidos para niñas marca Carter’s usados los venden entre 2.000 y 3.000 bolívares, 10.000 bolívares menos de lo que cuesta la prenda nueva.

Los jeans para niños se consiguen en 2.000 bolívares, cuando en los centros comerciales la misma prenda, aunque nueva, tiene un precio de hasta 18.000 bolívares.

Godoy, comunicadora social de profesión, se dedicaba a la venta de ropa, accesorios, juguetes y artículos nuevos importados, hasta que amigas y familiares que se fueron del país le entregaron los artículos que no se llevarían. “Mi amigas y algunos familiares me dan las cosas a un precio y yo le pongo otro. Igual tengo mi mercancía nueva”.

Omaira Hernández, ama de casa, todos los años les compra los estrenos a sus cuatro sobrinos. Pero este año, el dinero no le alcanzó. “Mi opción fue comprar los estrenos para el 24 usados. Compré tres vestidos, uno para cada niña, y un jean y un sweater para el varón, gasté 15.000 bolívares por todo. Si compro nuevo, solo visto a uno”.

Otras personas han visto en la venta de garaje un negocio, Daniel González es uno de ellos. Es administrador de empresas, pero está desempleado. La mercancía la busca entre sus amigos y contactos del teléfono. Le ofrece comprar la ropa usada en buen estado, y luego la revende en los stands.

Lorena Villa arma un puesto ambulante junto a su hermana y otros dos familiares. Encima de un carro viejo coloca la ropa nueva y usada que vende. Se estacionan en los barrios más pobres: Nueva Lucha, Mi Esperanza, El Gaitero, todos en el municipio San Francisco.

“Voy para los barrios más necesitados para venderles económico. Lo usado lo vendo en 500, 300 y 100 bolívares. La gente ahorita compra ropa usada, hasta la gente de plata, porque ni ir para el centro es rentable, todo está caro”, relató.

Fotos: Diario La Verdad


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