“Me fui de Venezuela porque no me sentía segura ni en mi hogar”

Andreína abandonó el país luego de que desvalijaran su apartamento y fuera perseguida por par de motorizados dos semanas después. Se separó de su esposo momentáneamente

Yohana Marra/@yohanamarra

Caracas. “Mi turno. Dios es mi guía”, es la leyenda de la foto que Andreína (nombre ficticio para proteger su identidad) tomó a sus zapatos en el piso del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, antes de irse del país, y colgó en sus redes sociales.

Dejó atrás a su esposo, sus padres, su familia y a sus perros. La decisión no fue fácil, pero después de prepararse durante un año se marchó a Panamá, huyendo de la inseguridad de su “amado país”.

El hampa la empujó a abandonar su estabilidad económica, pues dos malas experiencias le fueron más que suficiente para prácticamente enloquecer y tomar medidas extremas para sentirse segura.

“En mayo de 2014 viajé con mi esposo a un bautizo en Puerto La Cruz y al día siguiente nos llamaron para decirnos que se habían metido al apartamento, y nos robaron todo. Ahí mismo regresamos para Caracas”.

Cuando llegaron a su casa, ubicada en la urbanización Bella Vista, encontraron la evidencia de que la delincuencia los había visitado. Se llevaron zapatos, dinero, objetos de valor y hasta las llaves de su carro, que presume fue para abrir el portón del estacionamiento. Los días posteriores se convirtieron en una pesadilla para esta pareja.

“No podíamos dormir. Mi esposo tuvo que poner un palo de escoba detrás de la puerta para sentir el ruido si alguien llegaba a entrar de nuevo, por lo menos. Nos dimos cuenta que para ellos fue muy fácil violentar una cerradura”.

Andreína contó que cada dos horas se paraba, caminaba hasta la puerta y se asomaba por la rendija para ver si había alguien en el pasillo. Si escuchaba algo raro se alarmaba, pues pensaba que los ladrones habían regresado. “Sospechaba hasta de mis vecinos, no me dejaban en paz los tormentos, estaba paranoica. No quería manejar, quería encerrarme en un cuarto oscuro”.

Matrimonio separado

Dos semanas después del robo en la casa de Andreina, dos motorizados la siguieron cuando salió de su edificio. Los sujetos la mandaban a orillarse, pero no les hizo caso y manejó lo más duro que pudo mientras iban detrás de su carro.

“Me detuve en un módulo de la PNB a la altura de Makro de La Yaguara. Temblaba, no me podía ni estacionar, estaba muy nerviosa. Los funcionarios solo me hicieron preguntas personales que no iban al caso, pero ni siquiera fueron detrás de los sujetos que recién habían escapado”.

Ese mismo día la caraqueña y su esposo tomaron la decisión de irse del apartamento. Por siete meses vivieron separados: Andreína en casa de su mamá y él donde sus padres. Alegó que ya ninguno se sentía tranquilo en ese apartamento.

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Andreína lleva mes y medio adaptándose a la vida en Panamá. No es fácil estar sola en otro país, según comentó./Foto cortesía

La difícil decisión de emigrar

“Me fui de Venezuela porque no me sentía segura ni en mi hogar. Nunca vas a estar preparado para irte de tu país, sobre todo cuando mi esposo sigue allá y mi familia. Mi cuerpo está en Panamá y mi alma en Venezuela, siempre pendiente de si él llegó a casa, cómo estará mi mamá o mi papá”, soltó con la voz aguarapada a través de las notas de voz de WhatsApp.

Luego de 28 años en Venezuela partió. Vive con su prima y tía, quienes le abrieron las puertas momentáneamente, hasta que consiga un empleo y pueda mudarse, para que su marido y su mamá también vayan a vivir en Panamá.

“Estar lejos de la familia es realmente terrible, vine con mucha actitud positiva pero a veces es difícil, hay demasiada gente aquí que se fue del país buscando trabajo y los planes no me han salido como planifiqué. Recuerdo que estoy lejos de todos, pero pienso en los motivos por los cuales me fui y Dios me da fuerza para seguir echándole pichón y lograr los objetivos”.

En mes y medio que lleva en Panamá continúa pegada a las redes sociales, pendiente de la situación en el país. Y sino puede hacerlo sus parientes se encargan de hacerlo. Espera regresar.

“No me quiero desconectar. Amo mi país y quisiera volver. Para estar lejos de Venezuela no hay palabras. Antes de venir le pregunté a muchas amistades por su experiencia, pero nada como vivirlo tú”.

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Fotos cortesía


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