“Esto me recuerda a la tragedia de Vargas porque quedamos incomunicados”

Yasmari Delgado vive al borde de la quebrada Cariaco y a pocos metros del puente Guanape que colapsó el pasado martes y dejó hasta sin servicio de agua a los sectores aledaños. Vecinos dicen que el mal estado la estructura era algo que habían denunciado hace varios años.

Vargas. Durante la mañana del 24 de enero, el esposo de Yasmari Delgado escuchó ruidos extraños que provenían del puente Guanape, mientras reparaba uno de los carros que hay en el taller mecánico improvisado en el estacionamiento de su casa. En el transcurso de la tarde, Delgado no solo escuchó lo mismo que su esposo, sino que incluso en la entrada de su casa sentía cómo vibraba el suelo cada vez que algún camión o carro pesado transitaba por encima del puente, ubicado a menos de 20 metros de su hogar.

La mayor de las tres hijas de Delgado estaba sentada afuera de la casa junto con su abuela, como lo hacen casi todas las tardes. La señora reparó en que la base de la estructura empezó a soltar polvo y arena, pero no le impresionó dada la antigüedad del puente (60 años) y su falta de mantenimiento adecuado. Yasmari aseguró que esta no se ha llevado a cabo desde la tragedia de Vargas, en el año 1999.

“Ayer cuando se rompió el puente, lo primero que se me vino a la mente fue la tragedia. Esto me lo recuerda porque quedamos incomunicados al igual que en ese momento”, comentó Delgado.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
Algunos obreros almorzando al borde de la quebrada Cariaco que pasa por debajo del colapsado puente Guanape.

Varios niños con el uniforme escolar caminaban a eso de las 4:00 p. m. por la acera del puente. Un carro particular y una unidad de transporte público cumplían su ruta a través de la estructura cuando esta se vino abajo.

“El impulso al momento cuando se cae el puente hizo que varios niños y las mamás los levantaran del suelo varios metros para luego caer. Yo vi a los niños cómo corrían por aquí, con los dientes y la cara llena de sangre por el golpe”, relató la hija mayor de Yasmari.

La caída del puente, ubicado antes de la parada de Punta de Mulatos, dejó incomunicado a todo el este del estado Vargas.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
A la izquierda, la abuela de Yasmari Delgado testigo del colapso del puente Guanape. (blusa azul)

Luego del estruendo, el celular de Delgado no dejaba de repicar porque muchos amigos y familiares, que viven en sectores cercanos, la llamaban para preguntarle qué había pasado o si ella y su familia estaban bien.

Yasmari vivió en el sector Punta de Mulatos durante 27 años. “Allá [Punta de Mulato] viví la tragedia, y ahora desde hace 15 años vivo aquí cerca de la quebrada Cariaco, con mi esposo y mis tres hijas”, dijo y luego señaló las grandes rocas que quedaron a la orilla del río después de los sucesos ocurridos en el 99.

“El que no vive aquí, no sabe cómo vivimos los guaireños”, aseguró Delgado al tiempo que atendía a unos vecinos vendiéndoles “chupis”. Desde hace dos meses en su casa no hay agua, y debido al colapso del puente, ahora no sabe cuándo va a tener de nuevo el suministro.

Sostuvo que ella y varios vecinos denunciaron en repetidas ocasiones el mal estado en el que se encontraba la estructura. Cuando ocurrió la tragedia, Delgado contó que piedras, escombros y casas, golpearon al puente, y desde entonces nunca recibió ningún tipo de mantenimiento por parte de los entes competentes.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
Sitio exacto donde se quebró el puente Guanape.

Aunque la hija mayor de Yasmari, y su abuela, vieron en primera fila el incidente e incluso se acercaron a ayudar a las personas que resultaron lesionadas, el martes en la tarde, el ministro de Obras Públicas, Ricardo Molina y el Gobernador del estado Vargas, Jorge Luis García Carneiro aseguraron que no había ni una persona herida luego del hecho.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
El gobernador del estado Vargas caminó por el sitio donde se construye la trocha.

Yasmari, atenta a su negocio de chupis y cigarros detallados, enfatizó en las secuelas que persistieron en el puente después del deslave:

“Luego de la tragedia, por los golpes, el puente quedó cuarteado, pero solo lo asfaltaron de nuevo y listo. El gran problema son los tubos que pasaban por debajo que tienen filtraciones y poco a poco, digo yo, eso fue lo que generó que se cayera”.

El polvo se mete en los ojos de todo el que transita por el improvisado paso peatonal que distintos cuerpos de seguridad habilitaron para mantener comunicados —de alguna manera— a los que viven en ambos lados de la estructura. Ayer (martes) no le permitían el paso a nadie, sin embargo, durante toda la noche y mañana retiraron las rejas, postes de luz y algunos tubos, a un par de secciones del puente para restarle peso y facilitar el acceso a los ciudadanos.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
Uno de los obreros rodeado de polvo y la maquinaria en pleno movimiento de tierra.

Incluso, hay un canal —también por encima de lo que queda del maltrecho puente— por donde circulan motorizados a los que no les permiten tener pasajeros, por seguridad.

La última parada para continuar con la vía hacia el este del estado Vargas es frente al Seguro Social, desde allí, todo el que viva en sectores como Tanaguarenas, Caraballeda, Macuto, Caribe, entre otros, tiene que hacer un trasbordo y caminar un buen tramo para hacer la cola en la parada de Punta de Mulatos, donde hay varias unidades de transporte público y otras habilitadas por el Estado que movilizan a las personas de manera gratuita.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
Un funcionario de la PNB organizando las unidades de transporte público.

En ambos extremos del lugar hay una cantidad incontable de mototaxistas que están haciendo su agosto porque hay personas que se niegan a hacer las largas colas para abordar cualquier unidad de transporte, y mucho más cuando se acerca la noche.

El gobernador de esa entidad informó que desde la noche del martes han cubierto la zona norte del puente —casi a la orilla de la playa— con 6.700 metros cúbicos de arena, que posteriormente será compactada para el tránsito de los vehículos. Se estima que habrá un canal con un solo sentido.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
Paso peatonal por encima de lo que queda del puente Guanape.

Yasmari Delgado, y su familia, no tienen idea de cuándo volverán a tener agua potable en su casa, ya que los tubos que conducían el líquido a su hogar se reventaron debajo del puente. Ella y su esposo se las han visto difíciles para obtener el servicio, y apenas ha transcurrido un día del colapso del Guanape. Espera que solucionen pronto, porque vivir del lado más afectado por la caída de la estructura, de a ratos les recuerda a la tragedia que vivieron hace 18 años.

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Funcionarios de los bomberos de Vargas y de la Milicia Bolivariana ayudando a un señor en silla de ruedas a cruzar el paso peatonal.
Foto: Crónica Uno / Miguel González
Señora se apoya en una de las barandas del paso peatonal para no resbalar por la cantidad de arena que hay en el asfalto.

Fotos: Miguel González


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