Soraya Yaracuna, docente mirandina, tiene una fundación con la que ayuda a prevenir el embarazo a temprana edad. No tiene recursos y trabaja en su casa. Una veintena de muchachas se ha cobijado en su seno

Caracas. “Viví una realidad que se repite en muchos hogares: mi hija siendo adolescente salió embarazada. Pero no le di la espalda, pensé que tenía que hacer algo para que otras chicas no pasaran por lo mismo. Un embarazo temprano les suprime su vida, su futuro y más si no tienen el apoyo moral de la familia. Eso las hace más vulnerables”.

Ese es el testimonio que Soraya Yaracuna, quien fue docente hasta 2011, en la institución Vicente Salias de Los Teques estado Miranda, usó para darle pie a un proyecto de vida: En 2002 decidió crear una fundación para orientar y prevenir el embarazo a temprana edad, llamada San Benito.

Realidad alarmante

La Encuesta de la juventud venezolana 2014 (Enjuve) detectó que en una población de 1.614.536 jóvenes (a los que se les aplicó el estudio) existen 135 mil madres adolescentes, la mayoría de ellas de escasos recursos económicos.

“Ver esas estadísticas, que no son nuevas pues ya las había visto de cerca en los liceos donde trabajé, en las aulas y en mis alumnas, me preocupaba enormemente. No es justo que Venezuela sea uno de los países en la región con mayor índice de embarazo adolescente”, dijo.

La hija de Soraya tenía 17 años cuando quedó encinta. “Ella misma viendo su problemática, las causas y las consecuencias, decidió trabajar conmigo en este proyecto. Queríamos evitar que se repitiera un círculo vicioso, un común denominador social, es decir, son pequeñas con hijos, pero luego son abuelas sin haber alcanzado su etapa de madurez”.

Ambas registraron la fundación en 2002. A la fecha no tienen sede ni recursos a montón. Funcionan en su casa familiar ubicada en Los Teques. “Y cuando no se puede simplemente pateamos la calle. Vamos a los colegios, a los institutos, a las casas que podemos y dictamos talleres de prevención, les hablamos a los chicos y chicas sobre las enfermedades de transmisión sexual y de las consecuencias de no planificar la vida en pareja, por ejemplo. Tratamos de llegarles con mensajes directos”.

El blanco de esta fundación son las chicas entre 12 y 15 años, pero no hay límites, pues según comentó Soraya a todo el que puede le habla de la educación y la prevención y lo hace sin miramientos. “Mientras más hable con la gente, la involucre y haga que participe, el mensaje quedará y la propuesta seguirá en pie”.

A la fecha esta fundación ha ayudado a cerca de 25 jovencitas (la mayoría madres). Es un número corto cuando se habla de un problema social que tiene rango de emergencia sanitaria. “Pero no es fácil trabajar sin recursos. Estas son muchachas que no tienen dinero, que son muy pobrecitas y que necesitan la leche, los pañales, las medicinas y hasta hospedaje. Además pienso que así se una es un valioso esfuerzo y más cuando no tenemos sede, ni un local para darles albergue”.

Los talleres de prevención tienen incluso cobertura universitaria. Pero cuando no hay, dijo, estamos pidiendo un cupo en un hospital para alguna de estas niñas parturientas, buscándoles ropa y comida.

Soraya Yaracuna ha publicado sus inquietudes en la página de la organización Amnistía Internacional y cuando no trabaja en beneficio de las madres adolescentes, lo hace en pro del ambiente, de la ciencia y promueve el buen uso del patrimonio cultural del país.

Si quiere saber más de esta emprendedora social búsquela en @syaracuna.


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