Muere de infarto pensionado mientras hacía cola para cobrar en Maracaibo

Personas de la tercera edad denuncian que los vigilantes de los bancos venden en 25.000 bolívares los puestos para poder cobrar rápido.

Maracaibo. Los pensionados, que sin importar su edad, condición física o de salud que se formaron en las entidades bancarias de la ciudad para cobrar “los churupos” de la pensión otorgada por el Instituto de los Seguros Sociales de Venezuela (IVSS) vivieron un verdadero calvario

La Avenida la Limpia y la Avenida 5 de Julio amanecieron abarrotadas de viejitos, que desde las 3:00 de la mañana comenzaron a llegar a los bancos para agarrar buen puesto y salir rápido de la cola apenas los bancos abrieran sus puertas. Sin embargo, los esfuerzos de algunos por cobrar sus Bs. 284.090 fueron infructuosos, las irregularidades, el maltrato y la debilidad física pintaron el panorama marabino y uno de ellos hasta perdió la vida de un infarto durante la espera.

A las 3:15 de la tarde, Arturo Martínez, de 68 años, no aguantó más su malestar y se desplomó frente a sus compañeros en la cola. Un infarto fulminante acabó con su vida en el Banco Bicentenario ubicado en el centro comercial Costa Verde, al norte de Maracaibo. El hombre que llegó a las 3:00 de la mañana a la sucursal, rato antes había comentado que se sentía mal y luego comenzó a sudar frío, debido a que no había comido nada durante todo el día.

Un fuerte dolor en el pecho lo obligó a sentarse en el piso, luego comenzó a retorcerse, fue llevado al interior del banco, pero ya era tarde, había muerto.

En el Banco Bicentenario de La Limpia, más de 1000 pensionados aguardaban bajo el sol inclemente. Dos colas, una para sillas de rueda y otra para el resto, esta última bordeaba la estructura.

Edixon Leal, de 76 años fue uno de los primeros en salir con su fajo de billetes azules, bien escondidos por cierto, para evitar un atraco. Llegué a las 4:00 de la mañana y como estoy en silla de ruedas salí temprano, porque en esa cola nadie se colea. Pero igual adentro hay mucho maltrato, como si uno les viniera a pedir. Me pagaron completo, con billetes de 1000, gracias a Dios, pero ando asustado, porque aquí los motorizados están dando vuelta desde la madrugada.

Armauro Cedeño no tuvo la misma suerte. Yo cobro el en Banco Provincial, no ha terminado la mañana y ya nos mandaron a ir, dicen que no hay dinero, que si queremos, esperemos a ver si llega la remesa. Esto es una burla, como si no fuera suficiente que uno se viene para acá muchas veces con los puros pasajes. Yo tengo dos meses intentando cobrar y siempre es la misma guarandinga.

Sin vergüenza ni piedad

Los gritos de Rosa Cano de 69 años se escuchaban en la avenida principal del oeste de la ciudad. La mujer denunciaba “el abuso” del vigilante del Banco Bicentenario que le quiso pasar 10 personas primero que ella.

Estoy aquí desde la noche del sábado y cuando me toca el turno, el vigilante quiere meter otra gente que no estaba delante de mí. Lo que pasa es que ellos venden en Bs. 25.000  en efectivo el cupo para pasar rápido a la taquilla y uno se tiene que aguantar porque no los queremos pagar.

El maltrato verbal y hasta físico del personal de las entidades bancarias es generalizado. Ellos tienen que entender que nosotros no estamos aquí chupando sol por gusto, entonces después que uno está adentro lo gritan a uno, le tiran los cobres, te empujan y así no debe ser, dijo Teresa Fuenmayor.

En el norte, la situación durante la mañana no fue diferente, pero en la tarde fue peor. Los bancos privados pagaron fallo y con billetes de Bs. 100 lo que produjo malestar en los pensionados por “el peligro” que genera llevar un fajo grande de billetes.

Para comida y medicinas

Preguntarle a los pensionados de Maracaibo en qué van a gastar su pensión de navidad tiene una sola respuesta que se repite sin variar entre ellos. En comida y medicinas, si alcanza, porque si no consigo las medicinas, compro un poquito de queso, un kilo de carne y un poquito de frutas a ver si al menos estos días como bien, en qué más los voy a gastar si esto no alcanza para nada. Si no me mata la enfermedad, me muero de hambre, sentenció Hernán Fereira al salir del banco.

Fotos: Mariela Nava


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