Los daños comienzan a sentirse en los comercios de la zona metropolitana de la entidad, que acusan las primeras bajas en sus equipos por los apagones. Para los ciudadanos, el país vive las horas más oscuras.

Barcelona. Comerciantes y ciudadanos comienzan a sentir los estragos de los constantes apagones registrados en la zona norte de Anzoátegui.

En los negocios, a la par de las pocas ventas debido a la falta de efectivo y las caídas en los puntos de venta por fallas en el sistema, ahora se suma el daño que sufren los equipos.

Luis Calcurían es propietario de una venta de víveres en La Matanza de Barcelona. En conversación con el equipo de Crónica.Uno, indicó que aunado a las pérdidas de productos, ahora tiene que lidiar con los daños de los equipos de refrigeración en su local.

La cifra por los daños excede más de los 2 millones de bolívares, que no sabe cómo conseguirá.

“Con estos apagones se me dañó la cava cuarto y de las tres neveras, solo estoy trabajando con una. ¿A quién le reclamo? ¿Quién me va a pagar esto? Prácticamente son 3 millones de bolívares que tengo que conseguir en repuestos y esa cantidad no la tengo. No quiero decir que estoy quebrado, pero de seguir estos apagones yo tendré que cerrar el negocio porque no pondré en riesgo lo poco que me queda”, dijo.

El emblemático Paseo Colón de Puerto La Cruz quedó solo en las postales. La también conocida como “Ciudad Turística de Venezuela”, exhibe el icónico bulevar como punto referencial, pero hoy da la impresión de ser un pueblo fantasma.

Aunque los apagones han acentuado la crisis, los comerciantes sostienen que desde hace mucho tiempo, las autoridades se encargaron de “matar” el paseo tras el derrumbe de los negocios que había en el lugar.

Rossana Otamendi habla con propiedad de cómo era el céntrico bulevar de Puerto La Cruz en su época de esplendor. Ella es la segunda generación de propietarios de la panadería y repostería Fornos, que funciona desde hace 56 años y que ahora muestra un cartel pegado en su puerta en el que se lee: “se traspasa este negocio”.

“No conforme con los apagones ahora quieren imponer un horario de trabajo, así no funciona un país. Esto lo están terminando de acabar, porque lo mataron cuando el entonces alcalde Nelson Moreno llegó con mandarria en mano a tumbar toda una vida de locales que había en el paseo”, refiere Otamendi.

Esto es una zona fantasma, si antes no venía nadie ahora quién va a estar pendiente de hacer turismo cuando no hay luz. En toda este semana este sector solo ha tenido como 10 horas de electricidad. Acabaron con el país y ahora pretenden acabar con nuestra tranquilidad mental”, señaló.

Con los nervios de punta

Anacel López está a cinco semanas de tener su segundo hijo y su negocio está prácticamente detenido por las fallas eléctricas. Las preocupaciones la agobian tan solo de imaginarse que el panorama actual se mantenga una vez nazca su bebé.

Además vive en las afueras de Barcelona, uno de los sectores de la ciudad que más ha sufrido por las constantes fallas del servicio.

“Esto es demasiado arrecho y me angustia pensar que esta situación se mantendrá o seguirá peor cuando nazca la bebé. Yo he tratado de mantenerme tranquila, pero mentalmente es muy fuerte la situación por la que estamos atravesando, saber que no tienes agua, luz, las cucarachas salgan a flote por no poder limpiar la casa, el no poder trabajar, esto es desesperante”.

Para Rosana Gómez, estas son las horas más oscuras de la historia del país. Ella lucha con su diabetes, pero eso no le ha impedido salir a protestar por la ausencia del servicio eléctrico.

“Esto no se aguanta, ya caímos en el borde del absurdo, en dos días hemos tenido cinco horas de luz. Sé que no estamos pasando lo que en otros estados, pero no es posible que por la incompetencia de un gobierno los venezolanos estamos padeciendo este desastre. Ellos no quieren que uno proteste, pero ¿cómo no hacerlo?”, se pregunta.

Yo soy diabética y todo se me complica porque no puedo ir a los controles, no hay agua en la casa, tengo a veces que cargarla de un chorro cercano al conjunto residencial, pero no voy a dejar de luchar por mis derechos”.

Los habitantes de Anzoátegui dicen que no hay un patrón de cortes eléctricos, pues hay sectores que han padecido cerca de 20 horas sin energía eléctrica, con lo cual no se puede hablar de un racionamiento.


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