Obispo de San Cristóbal exige a autoridades cese de la violencia contra el pueblo

En un audio difundido por redes sociales, monseñor Mario Moronta llamó a su feligresía a orar, trabajar y solidarizarse con el ingreso de la ayuda humanitaria por la frontera

Monseñor Mario Moronta, obispo de la diócesis de San Cristóbal, pidió a los habitantes de Táchira hacerse solidarios con las personas que han sufrido por los hechos violentos ocurridos en la frontera el sábado 23 de febrero ante el frustrado paso de la ayuda humanitaria, y reiteró su llamado a las autoridades a que cese la violencia.

El audio lo hizo público este domingo 24 de febrero y circuló por redes sociales. En el mensaje recordó la carta que envió a Nicolás Maduro días atrás implorando que evitara un derramamiento de sangre: “Creo que nuestro mensaje no solo no fue escuchado, sino que ha sido dejado a un lado”.

Reiteró su llamado a la Fuerza Armada Nacional, así como a la Policía Nacional Bolivariana y a las demás autoridades para que actúen de acuerdo con la Constitución y las leyes.

“El juramento que han prestado es a la Constitución, pero de manera particular juraron defender, proteger y dignificar al pueblo. Es lamentable la cantidad de heridos, lamentable la cantidad de fallecidos a causa de la represión y de la violencia. La sangre de los hermanos clama justicia ante Dios. Por eso quiero pedirles a todos los guardias, militares y policías, en el nombre de Dios, ni alcen la voz ni ataquen con armamento a los que tratan de hacer el bien para toda Venezuela”, sentenció.

Lamentó que quienes deberían cuidar el bienestar de los ciudadanos hayan incendiado las cargas de la ayuda que han prestado otros países y el esfuerzo de muchos venezolanos.

Eso no solamente es un pecado, es un acto de inmoralidad, de inhumanidad del cual tendrán que responder delante de Dios”, señaló.

El obispo pidió a quienes comandan los “colectivos” recordarles que ellos también son pueblo y no pueden estar disparando ni cometiendo atrocidades contra los civiles.

Se solidarizó con los pueblos fronterizos con Brasil, especialmente con los pemones, que fueron vejados, despreciados y también agredidos. Lamentó los heridos y los tres fallecidos que hubo tras las agresiones de funcionarios armados en la zona. “Los encomendamos a Dios, pero le pedimos que toque las conciencias de todos los hombres que están servilmente bajo una ideología y una parcialidad política, y se ponen en contra del pueblo”.

Concluyó invocando al Santo Cristo de la Grita y a la Virgen de la Consolación, patronos del Táchira, y recordando las palabras de Jesús: “Felices los que construyen la paz, porque de ellos es el reino de los cielos”, e insistió en el cese a la violencia, las retaliaciones y la venganza.

Mi llamamiento a todos aquellos que tienen autoridad militar o policial, no disparen contra el pueblo, no alcen la voz contra el pueblo… No dejen de sentirse pueblo y por esto respeten, protejan y dignifiquen al pueblo de Venezuela”, remató.


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