“Quien no tiene plata en Venezuela para ir al médico, se muere”

pediátrico elías toro

El diputado a la Asamblea Nacional, José Manuel Olivares, detalló que la empresa encargada de traer las medicinas al país solo tiene un empleado y un capital de Bs. 30.000, según su Registro Nacional de Contratistas. Tres mujeres tuvieron derecho de palabra este martes y le dieron rostro a las carencias de la salud pública en el país.

Caracas. “No hay inyectadoras, ni gasas, tampoco mascarillas para nebulizar, nos pasan a dializar sin desayunar, la tensión se nos sube, el tiempo que duramos en la diálisis lo determina la enfermera de turno y no como nos dice el médico, que deben ser cuatro horas. Muchos compañeros que comenzaron a hacerse la diálisis conmigo ya fallecieron”.

Ese es el testimonio de la señora Zulay Perdigó, de 63 años. Con un tono de voz bajo y pausado, detalló todos los inconvenientes que tiene que enfrentar cada dos días cuando acude a su centro de salud para someterse a este tratamiento, ya que es paciente renal desde hace seis años.

Perdigó fue una de las mujeres que este martes en la mañana tomó la palabra ante la Subcomisión de Salud de la Asamblea Nacional (AN), que preside el diputado José Manuel Olivares. También dieron su testimonio otros pacientes con la misma patología y una mujer con fibromialgia.

“Quien no tiene plata en Venezuela para ir al médico, se muere”, fue una de las contundentes frases de la intervención del diputado Olivares.

Explicó que una consulta general en una clínica privada cuesta mínimo Bs. 50.000. “En el caso de las mujeres, que deben ir mínimo una vez al año al ginecólogo, la consulta cuesta Bs. 25.000, la citología Bs. 5000, la mamografía Bs. 66.750 y el perfil hormonal Bs. 43.000. Todo esto suma al menos Bs. 139.720 que son 3, 4 salarios mínimos”, argumentó el parlamentario con una gráfica en mano.

Entre los diputados presentes, Luis Lippa y Dinorah Figuera, y los pacientes que tuvieron su derecho de palabra, dieron a conocer la realidad que enfrentan miles de venezolanos en los hospitales del país en donde escasea hasta la comida.

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“¿A cuál país tenemos que acudir para que nos den medicinas?”, se preguntó Yolanda Delgado, mamá de un hombre de 38 años que desde hace ocho años debe ser dializado porque comenzó a sufrir de los riñones. Ella aseguró que tiene que recorrer incontables farmacias y recurrir a amigos para poder encontrar las medicinas que necesita su hijo.

Según el diputado Olivares, una consulta pediátrica le cuesta a una familia en un centro de salud privado mínimo Bs. 180.000. “Y eso cuando se consiguen las vacunas”, detalló.

Otra mujer, de cabello rubio y labios pintados de rojo, tomó la palabra. Dio su nombre, Ingrid Ruíz, y la enfermedad que sufre: fibromialgia.

“En Venezuela solo hay un médico especialista en fibromialgia] pero su tratamiento es muy costoso”, comentó. Ruíz tiene 36 años de edad, y a los 19 le diagnosticaron osteoporosis.

No solo ha tenido que lidiar con el hecho de que su condición, en Venezuela, no está en la lista de enfermedades —aun cuando la Organización Mundial de la Salud la reconoció en el año 1992— sino que las dos medicinas que le recetan los médicos no las consigue por ningún lado.

“El Instituto Venezolano de los Seguros Sociales no la reconoce como patología. Uno de los doctores que me trató me dijo que es una enfermedad invisible en Venezuela porque no tiene cifras, pero está seguro que son miles como yo”, enfatizó la mujer cuyo aspecto denotaba fuerza a pesar de los diagnósticos.

La osteoporosis detectada a temprana edad no le impidió ser madre, pero sufrió tres fracturas en su columna que le obligaron a retirarse de su empleo como administradora en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, que pertenece al Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología.

Las tres mujeres fueron la voz de incontables pacientes y familiares de enfermos, que día tras día sufren y viven en carne propia la escasez de medicinas y de insumos para atender las patologías más comunes. Peregrinan por varias farmacias para buscar los medicamentos que necesitan. En muchas ocasiones tienen que recurrir a intercambios o pedir donaciones de estos; y en el peor de los casos, dejan de tomarlos hasta que los encuentren.

Según Olivares, hay dos razones por las que los enfermos en Venezuela no están ingiriendo sus medicinas: “O no las consigue, o están en las farmacias pero a precios excesivamente costosos”.

Con papel en mano, el parlamentario dijo que desde la subcomisión que él preside, iniciarán una investigación para saber cómo llegan al país los medicamentos a precio de dólar paralelo.

“En Venezuela el laboratorio se llama Doropharma, que es representado por una empresa portuguesa llamada Bluepharma. Hasta ahora no tenemos indicio de ninguna irregularidad, pero llama poderosamente la atención que una empresa que está trayendo medicinas al país a dólar paralelo o dólar negro registre un solo empleado y tiene un capital de 30.000 bolívares”, detalló mientras mostraba el Registro Nacional de Contratistas de Doropharma.

Foto referencial: Cristian Hernández


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