Monseñor Emil Paul Tscherring, nuncio apostólico en Argentina, es el enviado de Francisco para el intento de diálogo. El prelado arribó en la madrugada del domingo a Caracas, horas antes del asalto de colectivos chavistas a la Asamblea Nacional.
Caracas. Un obispo suizo con larga trayectoria en la diplomacia vaticana, y que ha pasado los últimos cuatro años en Argentina ayudando a recomponer las maltrechas relaciones entre el Vaticano y Buenos Aires. Este fue el escogido por el Papa Francisco para intentar sentar en una misma mesa al Gobierno y a la oposición.
Monseñor Emil Paul Tscherring, nuncio apostólico en Argentina, arribó en la madrugada del pasado domingo a Caracas, es decir, horas antes de que colectivos chavistas asaltaran la sede de la Asamblea Nacional (AN) mientras los diputados se encontraban en pleno debate sobre las implicaciones que la suspensión del proceso revocatorio presidencial tenía.
El prelado, que nació en Unterems (Suiza) el 3 de febrero de 1947, entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de abril de 1978, prestando sus servicios sucesivamente en las representaciones pontificias de Uganda, Corea y Bangladesh.
El 4 de mayo de 1996, el santo Juan Pablo II lo nombró arzobispo titular de Voli y su embajador en Burundi, apenas un año antes en la vecina Ruanda ocurrió un genocidio que estuvo a punto de extenderse a ese pequeño país centro africano también.
[irp posts=”37747″ name=”Con el Vaticano de mediador, se inició el diálogo entre Gobierno y oposición”]En el 2000 cambió el Pontífice, que lo sacó de África y lo envió al Caribe anglófono, donde fue nuncio apostólico en Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Dominica, Jamaica, Grenada, Guyana, Surinam, San Cristóbal y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, y delegado apostólico en las Antillas. Posteriormente, fue nombrado en el mismo cargo pero en Corea y Mongolia.
Antes de que Benedicto XVI lo designara su embajador en Argentina, recorrió todas las legaciones diplomáticas de los países escandinavos.
De Tscherring no hay muchas declaraciones, con lo cual queda claro que, como buen diplomático, es poco dado a las cámaras y micrófonos. Sin embargo, a él se le atribuye haber contribuido a mejorar las relaciones entre el Vaticano y la Casa Rosada, las cuales están muy deterioradas por algunas críticas que el ahora Papa Francisco lanzó contra los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner cuando era Arzobispo de Buenos Aires.
En 2014 logró superar el impasse creado por la difusión de una supuesta carta que el Pontífice habría enviado a la hoy expresidenta argentina y que habría salido de su despacho.
El Papa Bergoglio y monseñor Tscherring compartieron varios meses en Buenos Aires, hasta que el primero fue elegido jefe universal de la Iglesia Católica.
Foto: AVN
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