Para llegar a Coche en la tarde hay que gritar, empujar y pagar Bs. 1000

Transporte publico, la hoyada

Durante seis días, Crónica.Uno estuvo monitoreando, de 5:30 p. m. a 7:30 p. m., las paradas de la avenida Fuerzas Armadas con destino La Bandera, El Valle, Coche, La Rinconada y Las Mayas y lo que encontró fue que ahora las rutas formales desaparecieron, que cobran 1000 bolívares de tarifa y que los mismos choferes de las líneas se convirtieron en “piratas”, a decir de ellos, hasta que aparezcan los cauchos y las baterías. Y en toda esta historia, las autoridades: bien, gracias.

Caracas. Lunes 20. “A 1000 bolívares hasta La Rinconada”, gritó el colector desde la ventanilla de una camioneta que pasó por la avenida Fuerzas Armadas, a la altura del puente de la Panteón. El chofer llevaba las puertas cerradas y las luces apagadas.

La camioneta no tenía los avisos oficiales de la ruta: Coche-Hospital Vargas, pero la camisa verde del uniforme del conductor lo delató.

La estrategia que priva ahora en esa zona del norte de la ciudad es que luego de las 4:00 p. m., las camionetas no prestan el servicio como es debido. Quitan el casco y los letreros y se convierten en “piratas”.

A mediados del mes pasado, los transportistas anunciaron el aumento del pasaje de 280 a 700 bolívares, propuesta que no fue aceptada por el Gobierno.

Los choferes salieron a la brava el 1° de noviembre a cobrarlo, principalmente en el este de la ciudad. En el municipio Libertador, la decisión se dejó al libre albedrío de los presidentes de cada bloque de transporte. En consecuencia, unos cobran el ajuste y otros no para no tener más problemas con el usuario, dicen los camioneteros.

En octubre pasado, la Federación Nacional del Transporte (FNT), informó que para esa fecha, el transporte público estaría parado en más de 80  %, debido a la escasez de piezas y autopartes. Ya en Caracas se hablaba de más de 40.000 busetas accidentadas.

La situación de octubre ahora se está agudizando, lo que se observa en las calles y, sobre todo, en la Fuerzas Armadas, por donde además pasa la Línea 7 del Metro de Caracas —el Buscaracas— es anarquía y desesperación.

El colector gritó varias veces “a 1000 bolívares” y la gente lo que hacía era mostrar su descontento.

Más de 30 personas estaban paradas en el cruce de las avenidas Panteón y Fuerzas Armadas. Mujeres con niños en sus brazos, personas de la tercera edad, hombres con sus bolsas de pan debajo del brazo y estudiantes con caras de hambre y de sueño. Ninguno se subió a la unidad. Esperaron por más de 40 minutos. Todas las busetas pasaban con las puertas cerradas y “si te he visto, no te conozco”.

Pasadas las 6:00 p. m. del lunes 20, y cuando todo comenzaba a oscurecer, más pasajeros se aglomeraron en esa esquina.

Me vine caminando de La Hoyada. El Metro está imposible. Me salí, no quiero imaginar cómo está Plaza Venezuela, le comentó una señora a otra a la que parecía le salían raíces de los pies.

De ese punto a La Hoyada son seis cuadras por las que ese lunes hubo una procesión de personas que no lograron montarse en una camioneta. Muchas se iban en grupo caminando por la avenida hacia El Peaje.

Hasta que casi a las 7:00 p. m. se escuchó el grito de otro colector: “A 1000 por la autopista”.

El cansancio de los pasajeros era tal que no lo dudaron, corrieron y se dieron empujones hasta entrar. Ni los que se sentaron se veían cómodos. Los más osados iban guindados en la puerta y así en medio del gentío el colector comenzó a cobrar.

“Ay, sí, mijo, a 1000, pero llévanos. Ya tenemos mucho tiempo aquí”, dijo una señora.

La gente aguantó roncha y cedió a los designios del conductor. La necesidad de llegar a casa pudo más que el derecho al servicio de calidad y a precio legalmente establecido.

En los alrededores, ni la sombra de los funcionarios policiales. Así que la indefensión estaba a la orden del día.

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En Plaza Venezuela, los usuarios con destino al sur de la ciudad enfrentaron el mismo caos de aquellos que estaban en el centro de Caracas.

La línea 3 del Metro estaba colapsada y muchos empezaron a buscar con desespero las camionetas que al menos los llevaran a un punto cercano a sus hogares.

A las 6:40 p. m., las busetas que tienen la ruta de Coche no aparecían y las colas de las unidades cuya ruta es Plaza Venezuela-El Cementerio eran kilométricas. Uno joven comentó que “espero llegar a La Bandera y ver si ahí resuelvo para ir hasta El Valle”.

En Zona Rental había un panorama similar. Los autobuses que habilita el Ministerio de Transporte hacia Coche eran insuficientes y la cola de usuarios llegaba a pocos metros del Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela.

Otros esperaban. Frente a la sede del Sebin era tal la cantidad de personas que parecía una manifestación. Pasaba el tiempo y nada que aparecían las busetas que tienen como destino La Rinconada. La opción de muchos fue caminar.

Pasadas las 7:00 p. m., los ciudadanos iban caminando por el puente de Plaza Venezuela que conecta con los estadios. Seguían por la Universidad Central de Venezuela y Los Ilustres. La urgencia de llegar a las casas llevó a andar en calles sin luz y con el riesgo de la inseguridad.

transporte publico, av Fuerzas Armadas
Más de 40 minutos tardan los usuarios esperando las camionetas.

Martes 21. La situación tampoco estuvo fácil el día martes para los usuarios del transporte público.

La avenida FFAA estaba muy concurrida. En uno de los locales chinos vendían mayonesa, la cola era más de media cuadra y llegaba a confundirse con los que esperaban las camionnetas.

Ya conocedores de la “dinámica” los usuarios se agruparon y conversaron. Las penurias los hacen vecinos de rutas y es así como se animan a protestar. Cuando vieron bajar una camioneta se lanzaron a la calle e hicieron que se detuviera.

Los choferes insisten en que no van y si lo hacen es solo hasta La Hoyada o La Bandera. Quienes tienen como destino Coche y La Rinconada llevan la peor parte y son los que se han visto obligados a pagar los 1000 bolívares.

De otro modo, no llegan a sus casas.

El Buscaracas está tardando mucho y después me tengo que bajar en La Bandera para tomar el Metro. Me tardo más. Por eso uso el transporte público, pero estas últimas semanas ha sido un lío. Yo estoy pensando en salir antes de las 4:00 p. m. del trabajo. Esto está rudo, contó Yuli González, quien dijo que espera hasta más de una hora en la parada.

La novedad es que ahora los choferes encontraron su rebusque con la crisis propiciada por la no entrega de divisas al sector desde 2007: cambiaron de ruta y cobran a su antojo.

De la avenida Fuerzas Armadas hasta Coche no hay servicio directo, no van por la autopista, y ahora como no hay quien le ponga el cascabel al gato, se inventaron esa alternativa en perjuicio de los pasajeros que van para la avenida Nueva Granada y El Valle.

Miércoles 22. Ahora quienes se quedan varados son los usuarios que van hacia los lados de la avenida Nueva Granada y El Valle.

Y si los que van para Coche pasan roncha, estos no ven luz a sus problemas. Corretean a las camionetas de una esquina a otra y ahora se están subiendo a uno de los autobuses grandes que van para el Cementerio y que en vista de la escasez, están yéndose por la Nueva Granada.

“¿Y hasta cuándo será esto?”, preguntó un señor que iba para El Helicoide.

“Hasta que lleguen los cauchos y las baterías”, respondió el chófer.

El señor terminó bajándose porque la nueva ruta no se ajustaba a su destino. “No puedo pagar doble pasaje”. El chofer ni se inmutó y siguió contando sus reales. Luego dijo: “Me voy por la autopista porque gasto menos los cauchos y la gasolina”.

Transporte publico La Hoyada
Mucha gente se va a pie por la avenida Nueva Granada.

Jueves 23.

—¿Cómo que a  1000? yo no tengo sino eso y voy con mis muchachos, esto es un abuso.

—Si no tiene para pagar el pasaje, bájese.

Así de grosero contestó el hombre detrás del volante. La camioneta estaba colapsada. Aún así, la señora se bajó como pudo con sus dos muchachos.

—Sabes que ese aumento es ilegal. —Alcanzó a decirle una vez a salvo en la acera.

El conductor arrancó y se oyeron murmullos. Los comentarios no le gustaron y antes de tomar la autopista por la esquina El Cristo, una cuadra más arriba de la Comandancia General de los Bomberos, detuvo el carro a secas y conminó a los que protestaban a bajarse de la unidad. Gritos fueron y vinieron. Solo dos muchachos se bajaron y, acto seguido, el transportista dijo que iba a cobrar de una los 1000 bolívares, “no quiero cómica”.

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Los pasajeros quedaron en silencio —apenas uno alcazó a soltar un suspiro— resignados ante los atropellos o quizá agotados en general por los embates de la jornada.

Una vez por la autopista, con el riesgo que eso implica apearse en un espacio no apto para el peatón, dejó pasajeros por cuentagotas a la altura de El Valle y Los Jardines. Se orilló en la cuneta para que subieran por el matorral. De nuevo, por la necesidad, la gente aceptó y se expuso al peligro.

Viernes 24. La avenida lucía full de punta a punta. Las aceras con vendedores ambulantes y ciudadanos con pasos apurados, mientras la vía era solo transitada por carros particulares. La ausencia de transporte público en esta avenida, por donde pasan camionetas de aproximadamente cinco líneas, superó 60 %. Solo se vieron rodar los autobuses de El Cementerio y las camionetas Cotiza-La Hoyada.

Los ciudadanos esperaron sin éxito alguno en el cruce de la Panteón. Casi una hora dando tumbos de una esquina a la otra para terminar anclados en la estación del Buscacaras, que tuvo un retraso de más de media hora ese viernes, pasadas las 6:00 p. m.

La calle se veía tensa con las caras de cansancio. A cada rato las personas en la cola veían sus relojes, mientras se escuchaba el ruido de las santamarías cerrar, lo que daba señal de que ya se estaba acabando la actividad comercial en la zona. En esta, dicho sea de paso, hay muy poco alumbrado público.

Sábado 26. “Cuando iba yo a pensar que no iba a regresar a mi casa por falta de transporte”.

La señora Carmen Díaz no pudo salir de los alrededores de la plaza de La Hoyada. Esta se encontraba repleta de personas tratando de conseguir camionetas. Todo estaba oscuro y nadie decía qué pasaba.

Ella intentó, en primer lugar, irse en el Metro, pero en la transferencia de Plaza Venezuela anunciaron que no estaban funcionando los trenes hacia La Rinconada.

Hubo una falla eléctrica que dejó sin energía toda la línea y dos trenes fueron evacuados por los túneles. Esa operación generó caos y desespero, pues esa línea es la transferencia de los pasajeros que van hacia Los Valles del Tuy usando el ferrocarril.

Los usuarios se regresaron a La Hoyada buscando solución en el transporte público y les resultó mal la jugada.

“No había carro y los que llegaron, muy pocos, cobraban lo que les daba la gana”, indicó Díaz.

En grupos se fueron caminando por la avenida Nueva Granada y hasta en pick up que aparecieron y se aprovecharon de la ocasión. Uno de estos choferes “piratas” cobraba 1000 bolívares hasta El Valle, la cercanía de la noche y sus riesgos presionaron a los ciudadanos, que acabaron por aceptar la opción.

Luego llegaron los camiones militares y llevaron a otros tantos hasta Coche.

Cuando falla el Metro, como sucedió el lunes y el sábado, los pasajeros pasan las de Caín.

Una semana de agite, molestias, necesidades y carencias que, indudablemente, viven los usuarios del transporte público en todos los rincones del país. Elevadas tarifas, pocas unidades, retrasos de más de 40 minutos en las paradas y ausencia de las autoridades signaron estos seis días que Crónica.Uno monitoreo de 5:30 p. m. a 7:30 p. m., y en los cuales siempre hubo una víctima invisible: el pasajero.

Con  información de Mayela Armas

Fotos: Francisco Bruzco/Jota Díaz

Video: Jota Díaz


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