“Pasé muchos meses lamentándome por irme de Venezuela”

conexiones aéreas

Beatriz, de 28 años, vive en Francia. La inseguridad la enfermó a tal punto que decidió marcharse y enfrentarse a lo duro que es emigrar, aunque los demás piensen que no

Yohana Marra/@yohanamarra

Caracas. “Sueño que mis hijos sean venezolanos y vivan las mismas experiencias que yo tuve en mi país. No tengo palabras para describirte todo lo que siento por Caracas, pero estoy consciente del nivel de violencia”.

Así se expresó Beatriz ante la pregunta de qué significaba emigrar. “Salir de Venezuela es cambiar un problema por otro, pasas mucho trabajo afuera y mucha incertidumbre. Cuando tienes un problema en tu país sabes que habrá un amigo que no te va a resolver, pero al menos te va a apoyar”.

Esta abogada de 28 años tiene más de un año en Francia. Se fue porque la robaron varias veces y no soportaba enterarse de que murieran tantos venezolanos, sentía que en cualquier momento la víctima podía ser ella.

“Cuando mataron a Mónica Spear comencé a pensar que debía irme. La conmoción de imaginar que ella estaba tan enamorada de Venezuela y quiso pasar vacaciones en su país, y la mataran, me hizo pensar que le pudo pasar a cualquiera, incluso a mí”.

Ante tanto estrés que le producía la inseguridad decidió meterse en clases de yoga, en Altamira, y un motorizado le robó el celular cuando iba en camino. No fue la única vez, un mes después también le quitaron un BlackBerry “chimbito”, que decidió desempolvar por miedo al hampa.

“En el semáforo antes del Centro Comercial Millenium pasó un motorizado, se regresó, bordeó mi carro, se me paró en frente y me sacó la pistola, la guardó en el koala, se me paró al lado y me pidió el celular”, narró desde París.

Después de esos episodios no quería comprar más teléfonos y pasó tiempo incomunicada. Pensaba, como el resto de las víctimas del hampa, que al menos no la habían matado y no quería arriesgar su vida por un aparato.

Pero al saco de preocupaciones se sumó el hurto dentro de su apartamento, en marzo de 2014. Contó que su mamá encontró todo el hogar revuelto, piensa que buscaban el dinero que no tenían y optaron por llevarse una laptop, una tableta bolivariana y el duplicado de las llaves del carro.

“No quería dormir ahí. Dejaron la casa tan revuelta que no podíamos ni entrar al cuarto de mi mamá; no teníamos ni plata para reponer la cerradura. Ya en 2011 habían intentado meterse pero iba llegando la vecina y la secuestraron”, detalló reviviendo aquellos episodios.

bandera
Beatriz publicó esta foto en sus redes sociales. Es la bandera que conserva con mucho sentimiento, en Francia, su nuevo hogar.

Decisión egoísta de marcharse

Beatriz confesó que no volvería a Venezuela, por lo menos en un buen tiempo, aunque se encuentra sola, sin empleo y hasta ha tenido que pedir prestado a compañeros para mantenerse. Está consciente que la delincuencia no se resolverá de la noche a la mañana y no quisiera convertirse en madre en un país donde cree que no les dará calidad de vida.

“Pasé muchos meses lamentándome por irme de Venezuela. París es una ciudad hermosa desde afuera, pero aquí es muy fuerte. Me fui del país y fue una decisión egoísta porque estaba buscando mi futuro, dejé a mi mamá, a mis amigos y a toda mi familia atrás”, dijo con un nudo en la garganta, haciendo pausas para contener los sentimientos y retomando sus palabras.

Describió El Ávila con un amor indescriptible, así como cualquier paisaje venezolano. Su nacionalismo contagiaría hasta a un extranjero cuando la escucha hablar de un amanecer caraqueño.

“No todos vivimos de la misma manera el tema de irnos del país por la inseguridad. Cuando antes me decían que se iban de Venezuela por la inseguridad los tildaba de ridículos, ahora entiendo. Me enferma saber que mi mamá y mi sobrina están allá”.

Aunque muchos kilómetros la separan de su tierra natal, a diario lee los acontecimientos y opina como quien se encuentra en el país. Anhela que sus futuros hijos sean tan venezolanos como ella y aseguró que se encargará de “meterlos en una burbuja que sea una pequeña Venezuela”.

“Esos hijos que me muero por tener, pero en Venezuela, no hubiese podido por todas las condiciones de allá: medicamentos, pañales, parto, inseguridad”, sentenció.

paris
Beatriz admitió que París es bella cuando se ve desde afuera, pero vivir ahí es muy fuerte.

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