Petare celebra 150 años del milagro que salvó a la parroquia del “vómito negro”

La imagen del Santo Cristo de la Salud, que se cree fue traída de Sevilla, España, a Petare, tiene un gran mérito religioso, reconocido incluso por los más incrédulos, quienes aguardan por el milagro contemporáneo, uno que les permita obtener medicinas y la salud que tanto reclaman

Caracas. Petare, un pueblo ancho, dentro de una ciudad desparramada, celebra 150 años de su milagro. A decir verdad, el barrio más grande de Latinoamérica no solo se regodea en la mala fama que encierran unas pocas calles afantasmadas, cuyas familias se dicen prisioneras de la inseguridad.

Quienes residen en la parroquia más densa de Caracas también conocen de los favores de la divinidad. Al menos es lo que aseguran los que se dicen herederos del “milagro del vómito negro”, un acontecimiento que evoca una de las historias colectivas más dramáticas de Petare y que se proclama con el mismo entusiasmo de hace un siglo, cuando cientos de enfermos se salvaron de las garras de la fiebre amarilla, la peor epidemia registrada en ese municipio.

Este domingo decenas de feligreses se congregan en la parroquia Dulce Nombre de Jesús, en el casco histórico, para conmemorar, con oraciones y cantos, aquel episodio que aún reposa en las entrañas de Petare y que tiene un rostro visible: el Cristo de la Salud, una representación religiosa a la que se le atribuye la sanación de quienes padecían “la fiebre europea”, como se le conocía a la peste que diezmó a las familias de la zona.

La imagen, que se cree fue traída de Sevilla, España, tiene un gran mérito religioso, reconocido incluso por los más incrédulos, quienes aguardan por el milagro contemporáneo, uno que les permita obtener medicinas y la salud que tanto reclaman.

En un contexto de crisis en el que, según la Federación Farmacéutica Venezolana, fallan 8 de cada 10 medicinas, hay quienes se aferran a los milagros, una respuesta piadosa a uno de los peores escenarios económicos y sociales de Venezuela. Para los residentes de mayor fe, el Cristo de la Salud es el refugio más seguro.

La imagen peregrina, cuya historia es parte del acervo local, se posa en las principales calles y con ella su milagro de sanación, una verdad irrefutable para sus cófrades y devotos. Miguel Salas, quien lleva la batuta en la cofradía del Cristo de la Salud, recita con propiedad la historia de la imagen. Cuenta que el día que ocurrió el milagro hubo un gran dilema entre los creyentes que pedían el auxilio de Dios, para socorrer a los enfermos.

No sabían, dice Miguel, si pedir el milagro al patrono de la parroquia Dulce Nombre de Jesús de Petare, el niño Jesús, o al cristo crucificado. Pero al final, dice Miguel, quien lleva más de 60 años debajo de la imagen, se le dio la responsabilidad al Jesús doloroso, que exhibe las llagas de los clavos.

“Después de tanto discutir y debatir quién sería capaz de auxiliar a los enfermos, se sacó el cristo en procesión por toda la calle La Paz de Petare. Cuando cruzaba en una de sus esquinas, la imagen se enredó con una mata de limón, cuyos frutos cayeron y los devotos aprovecharon para prepararse un guarapo de limonada. En realidad, este fue el medio del que se valió el señor para devolver la salud a los niños, adultos y ancianos enfermos”, cuenta Miguel.

Para algunos, es la historia más reciente del Nazareno de San Pablo pero con otros protagonistas. Aunque no se conoce el origen de la imagen con certeza, se sabe que el llamado “Cristo de la Salud” fue encargado por la Iglesia en Europa y su destino original era la parroquia San José, en Chacao, a donde nunca llegó.

Cuenta la historia de Petare que la cruz original, de la cual debió colgar la imagen, tuvo que ser sustituida por otra de fabricación local. La representación de madera no calzaba en la original y tuvieron que fabricarle otra con premura. Hay quienes aseguran que la madera de la que se sujetó el cristo es realmente un palo de guayaba que se taló en la “Hacienda El Cristo”, una propiedad de origen colonial, ubicada en Mariche.

Sea cual sea su origen, los creyentes ponen toda su fe en la imagen. Las hermanas Gabriela y Batenia Rivas son parte de la devoción. Este viernes, cuando se iniciaron las labores para engalanar el portal de la imagen, ambas acudieron para rogar al Cristo de la Salud por su hermano, quien se recupera de una intervención de cervical que le fue practicada de emergencia tras sufrir un accidente automovilístico.

Justo antes de la misa, las jóvenes se inclinaron frente al cristo, con gestos de ruego y una mirada de la que fue fácil intuir el clamor. “Mi hermano estuvo en peligro, pudo haber quedado paralítico y su recuperación es muy compleja. Desde pequeña hemos sido devotas de esta imagen, una fe inquebrantable que debemos a nuestra familia. Todos los domingos veníamos a misa a este templo y nos quedamos con la costumbre”, contaron las hermanas.

A propósito de los 150 años del milagro del Cristo de la Salud, ocurrido en  pocas signos confirman el ambiente festivo de la parroquia. Este año, a diferencia de otras épocas, no es de opulencia y la decoración de la imagen es muy austera, casi como las familias y vecinos de Petare, quienes reclaman mejores condiciones de vida. Este año faltan flores para y algunas incluso vienen marchitas, de los jardines locales.

El sacerdote Héctor Lunar, de la Iglesia Dulce Nombre de Jesús de Petare, dice que la tradición cobra vigencia en un momento en el que las familias se refugian en la fe para afrontar los retos de vivir en Venezuela, una país donde pareciera lo falta todo: las medicinas para preservar la salud, los alimentos básicos y la certeza de un amanecer.

Lunar cuenta que buena parte de los cófrades del Cristo de la Salud son ahora ancianos desvalidos, discapacitados por la escasez de medicinas y los tropiezos en la atención sanitaria. “Es gente de mucha fe que cree y practica la misericordia de Dios”, dice el pastor de la iglesia católica.  En total, unas 50 personas son las responsables de velar por la tradición.

La fe de los devotos de este cristo va más allá del templo. Algunos llevan la comunión a los enfermos en sus casas y visitan los hospitales Domingo Luciani, en El Llanito, y Ana Francisca Pérez de León, en Petare. “Los devotos le piden la sanación de sus enfermedades, por la vida y la esperanza de cuantos nos rodean. A quienes están abatidos por la situación del país, les digo que no pierdan la fe, vamos a renovar nuestra esperanza”.

[irp posts=”108278″ name=”Un Cuaderno, Una Buena Noticia entregó kits escolares a 300 niños”]

Pese a todas las adversidades, el mensaje de la feligresía es alentador y supone un llamado de esperanza. En esa parroquia, que concentra casi un  tercio de la población de Caracas y que vive con crudeza los estragos de la crisis económica, los practicantes católicos insisten en la necesidad de sumarse al cambio, una renovación que empieza, puertas adentro, estrechando lazos entre cada familia. “La imagen del Cristo de la Salud es una catequesis abierta y nos recuerda que Dios es nuestro salvador, nos ha redimido en la cruz, con su sangre. Él nos ama, murió en la cruz por nosotros y resucitó para llenarnos de vida”, completa el padre Héctor Lunar, frente a la imagen.

El dato

La procesión del Santo Cristo de la Salud partirá este domingo desde la parroquia Dulce Nombre de Jesús, en Petare, y recorrerá al menos 7 calles. La imagen saldrá alrededor de las 6:00 de la tarde del templo, escoltada por los promeseros y retornará a la iglesia cerca de las 9:00 de la noche como cada año. Con la marcha de solemnidad, los devotos se desplazarán por las calles La Paz y Lino Clemente, cuyos residentes reciben a la imagen con pétalos de flores.

Este año, la novedad viene dada por la incorporación del sacerdote Miguel Vargas, quien será el nuevo párroco. Entre las mejoras que los feligreses aguardan y exigen a la alcaldía de Sucre figuran la restauración del templo, de su retablo colonial y de madera prima.

Fotos: Luis Morillo


Participa en la conversación