Aunque los ancianos lograron negociar con la Policía Nacional y esta les abrió paso en el primer piquete, en la avenida Libertador les fue imposible pasar de Plaza Venezuela. La Defensoría del Pueblo le quedó lejos a los abuelitos, que se dispersaron bajo la lluvia.

Caracas. La lluvia amenazaba la mañana de este viernes cuando los abuelos se alistaban para marchar hasta la Defensoría del Pueblo. A las 10:00 a. m. ya se concentraban en la plaza Brión de Chacaíto, pero desde más temprano también se fueron instalando los piquetes de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en varias calles cercanas para evitar la movilización. No hubo ni una sola bomba lacrimógena disparada contra los abuelos por parte de los cuerpos de seguridad, sin embargo, en varias ocasiones los rociaron con gas pimienta.

A las 11:00 a. m. llegó a la concentración el diputado a la Asamblea Nacional (AN) y presidente de la subcomisión de jubilados y pensionados, Arnoldo Benítez, quien se puso al frente de la movilización. La multitud tomó rumbo por el bulevar de Chacaíto y, conforme avanzaba, los buhoneros, perrocalenteros recogían sus puestos anticipando un enfrentamiento. Innumerables hombres y mujeres, con sus escudos, comenzaron a forcejear con los abuelos, que respondían con empujones.

Varios abuelos enfrentaron a los policías con golpes y patadas.

Personas mayores les gritaban y golpeaban los escudos de los funcionarios. En medio de la refriega, algunos PNB rociaron de gas pimienta a los que se encontraban en la primera línea. “En la plaza [Brión] el comisario Díaz me dijo que no iban a reprimir y fue lo primero que hicieron”, dijo Benítez con su inseparable bandera de Venezuela en la mano, que ha ondeado en varias manifestaciones en la autopista. Mientras el diputado intentaba abrir los ojos, cayó en cuenta de que le habían robado su celular entre el bululú de gente.

El diputado de la AN Arnoldo Benitez afectado por el gas pimienta frente un piquete de la PNB en la “Marcha de los abuelos”.

A cuatro mujeres de la tercera edad asfixiadas por el gas pimienta se las llevaron en moto para Salud Chacao”, dijo el concejal Goyo Cáribas desde el bulevar de Chacaíto luego de que la Policía rociara a diestra y siniestra a los abuelos.

Algunas de las mujeres afectadas por el gas pimienta que roció la PNB en el lugar.

Las abuelitas les hablaban a los funcionarios, que se hacían de oídos sordos. Aunque algunos por su edad parecían débiles, entre todos unían fuerzas y empujaban a los policías, que les respondían de la misma manera. En el lugar duraron casi media hora forcejeando, pero entre Benítez y otros dirigentes de la tercera edad lograron mediar y los efectivos finalmente les abrieron paso.

Señor de la tercera edad con pinta de Santa corre eufórico luego de que la PNB les permitiera el paso al bulevar de Sanbana Grande.

La felicidad se apoderó de las manifestantes que emprendieron camino por el bulevar y en la siguiente cuadra subieron hacia la avenida Francisco Solano, para caer en la avenida Libertador. Las sonrisas se dibujaban en la cara de los abuelos que tenían el rostro rojo por el efecto del gas pimienta en su piel. La represión en Chacaíto fue innecesaria porque de igual manera caminaban en dirección al oeste de la capital.

La sede de la Defensoría del Pueblo, en la plaza Morelos de Bellas Artes, era el destino final de la concentración. “Más que marchar por nuestras reivindicaciones salariales, vamos a salir a apoyar a los jóvenes, a los chamos que han puesto su pecho como escudo de la Constitución. Hoy nosotros, los ancianos, vamos a estar al frente de la marcha, para reclamar el derecho a la vida y el cese a la represión”, enfatizó el parlamentario mientras caminaba por la avenida Libertador a la altura de la sede de Pdvsa.

“¿Quiénes somos? Los abuelos ¿Qué queremos? Losartán”, era una de las consignas que más coreaban los abuelos mientras marchaban por la avenida Libertador. Losartán es un medicamento que usan muchas personas de la tercera edad para controlar la tensión. Según Sonia Velásquez, de 68 años, hace una semana compró la medicina en Bs. 34.000 y asegura que la pensión que cobra es de Bs. 40.000.

Muchos abuelitos no podían abrir los ojos por el efecto del gas pimienta.

En la avenida Libertador, a la altura de la funeraria Vallés, estaba apostado un camión de la PNB frente al centro comercial Los Cedros. El vehículo tenía desplegadas sus paredes y estaba flanqueado por funcionarios con escudos antimotín. No permitirían que la marcha siguiera su curso.

El forcejeo que inició en Chacaíto se repitió en este piquete. Los abuelos empujaban y la Policía volvió a reprimir con gas pimienta. En eso, un señor con barba blanca, gorra azul y un bastón en mano le arrebató a un policía una bolsa con un sobao. “¡Aquí hay pan, aquí hay pan!”, exclamó el hombre, alzando los brazos. El momento generó aplausos entre los marchantes.

Señor de la tercera edad muestra un pan que le arrebató a uno de los escuderos de la PNB en la “Marcha de los abuelos”.

Mientras los líderes de la protesta intentaban mediar con las fuerzas de seguridad, Olga llegó hasta el frente del piquete. Su hijo empujó la silla de ruedas en donde estaba sentada y la llevó hasta ese sitio. La mujer trató de filtrar su voz entre las rendijas del piquete, los policías la ignoraron.

Tener a un pueblo sin medicinas es un acto criminal, y eso es lo que hace este Gobierno. Yo estoy en contra de cualquier régimen dictatorial. Viví la de Pérez Jiménez, y estoy en contra de esta”, aseveró la mujer de 85 años de edad, que durante más de 30 años impartió clases de Medicina en la Universidad Central de Venezuela.

Una mujer de la tercera edad sentada al borde del piquete de la PNB.

A las 12:30 m. llegó al lugar el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, quien se acercó hasta el piquete e intentó, sin éxito, servir de mediador. Pronto se retiró del lugar.

Mientras los abuelos esperaban, la lluvia que amenazaba temprano con las nubes grises comenzó a caer. Eran poco más de la 1:00 p. m. y el número de adultos mayores que se mantenía en el lugar con la esperanza de que los dejaran marchar perdía músculo. Detrás del piquete, se veían más policías —algunos armados con las pistolas que disparan bombas lacrimógenas—; dos tanquetas, una ballena y un camión con dos cornetas que estaba abordado por varios militares.

Varios manifestantes les lanzaron botellas, piedras, basura y hasta “puputov” a los escuderos de la PNB.

Aunque la marcha era de los abuelos, había jóvenes encapuchados y hasta con “puputov” en las manos. Les lanzaron piedras, botellas y los recipientes con materia fecal a los policías, pero estos nunca respondieron a las agresiones.

En esta oportunidad el gas lacrimógeno no se esparció por el lugar. El agua fue la encargada de calmar los ánimos de la protesta de los ancianos que se dispersaron bajo la lluvia.

Dos mujeres que se retiraban del lugar donde la PNB impidió el paso de la marcha de los abuelos.
Una mujer llora sentada bajo la lluvia al borde de la avenida Libertador ante la mirada de los escuderos de la PNB.

Fotos: Francisco Bruzco.


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