“Los policías de Bolívar andan es pendientes de bachaquear”

En Ciudad Guayana es difícil encontrar entre los ciudadanos muestras de confianza hacia la gestión de sus cuerpos de seguridad. Tal percepción tiene como catalizadores comunes la extorsión promovida desde el propio grupo policial y el aumento de los crímenes.

Ciudad Guayana. José Vargas es un vendedor de hortalizas y verduras de la carrera Upata, Puerto Ordaz. No lo hace en una tienda ni en un quiosco. Tampoco en un toldo, sino en plena calle: en su camioneta, que estaciona junto a la acera.

Sabe bien que lo que hace es una falta absoluta a toda norma ciudadana. Pero el lugar es un buen punto, sobre todo porque al cruzar la calle siempre hay una cola enfrente de un abasto chino. Por tanto, gente que le compre no falta.

No obstante, toda irrupción de la norma tiene su costo. Y aliados, cómo no. Los aliados de Vargas, reconoce sin remilgos, son los funcionarios de la Policía del Estado Bolívar (PEB): a ellos les “desembolsilla” para que lo dejen estar allí. Paga con dinero y también con otras especias, por ejemplo, parte de su mercancía.

“Cuando llega la patrulla, lo primero que te dicen es: ‘somos dos, esto no va a dar para el pollo’. O, sino me dicen: ‘colabora algo pal comando, que vamos a hacer una sopa. Uno, para evitarse un problema de que te quiten algo, le dice: dale”, cuenta.

Complicidad, sin embargo, no es sinónimo de simpatías. Lo de Vargas no es excepción: no se siente seguro con el grupo policial que se supone debería protegerlo, y no quitarle plata para dejarlo trabajar en tal o cual sitio. Y es ese mismo cuerpo de seguridad el que en las últimas dos semanas fue noticia porque seis de sus funcionarios están involucrados en un caso de extorsión.

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¿En quién confiar?

La repercusión del caso de extorsión protagonizado por los efectivos de la PEB no ha sido revuelo solo por eso. Todo explotó, en principio, porque una víctima en particular denunció el caso al Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas) de la Guardia Nacional. Cuando los implicados fueron detenidos, otros policías intervinieron y dispararon a la patrulla en la que se los llevaban. El caso llegó al estatus de escándalo nacional por un video del hecho, filtrado, por cierto, por un policía.

Ese incidente no es de extrañar para Jesús Aray, vigilante y habitante de la UD-145, en San Félix.

“Carecen de profesionalismo. No están bien adiestrados para desempeñar su cargo y ya se ha visto que solo se prestan para otras actividades ilícitas. Si agarran a los choros, les quitan lo que les tienen que quitar y los sueltan”, dice.

Pero no se trata solamente de un asunto de percepción. En 2015, de 76 funcionarios de cuerpos armados implicados en delitos en el estado Bolívar, 33 eran de la Policía de Bolívar, según el diario Correo del Caroní.

“Los policías de Bolívar andan es pendientes de bachaquear y viendo qué le quitan a otro por ahí. Ellos no respetan”, critica Ramón Rodríguez, vendedor callejero de café y cigarros.

“Ellos están matraqueando parejo. Cuando tenía el carro, más de una vez me quitaron plata. Para yo irme, me decían que les diera algo para los frescos. Y mientras, hay mucha delincuencia y mucha vaina”, añade Wilfredys Pino, taxista.

La opinión es generalizada. En Ciudad Guayana es casi una suerte toparse con alguien que crea en su policía.

Foto: Raimundo Rubio


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