Precio del ajo ronda los 100.000 bolívares en el Mercado de Quinta Crespo

ajo en quinta crespo

La cantidad y la calidad del ajo que se produce en Venezuela se ha visto disminuida debido a que la semilla desde la cual se reproduce este cultivo no se ha renovado en “décadas” y sus características ya degeneran en bulbos escuetos. El kilo del ajo se ofrece entre 1,5 y 3,25 salarios mínimos en Quinta Crespo.

Caracas. Aunque las esencias y los saborizantes “siempre han sido (alimentos) costosos”, como lo señala Vicente Pérez -director ejecutivo de Fedeagro-, el  precio del ajo por kilo escala precios escandalosos en el Mercado Municipal de Quinta Crespo: este viernes 24 de mayo se ofrecía entre 60.000 y 130.000 bolívares, dependiendo de su tamaño y presentación, lo que equivale a entre 1,5 y 3,25 salarios mínimos.

En Quinta Crespo, la oferta ajo es abundante, pero no muy diferente: a simple vista, las cabezas de ajo son pequeñas y de dientes diminutos, los cuales se califican, explica un comerciante, como los productos de menor calidad según su medida en pulgadas. Sin embargo, advierte que si se busca un producto grande y de mejor calidad,  el precio se dispararía por encima de los 300.000 bolívares por kilo.

Así, la oferta de este producto se ajusta al despacho de entre 100, 50 gramos y hasta una sola cabeza de ajo para hacerse más atractivo a los clientes: en medio de la crisis económica, inevitablemente, la demanda de saborizantes ha disminuido, pues se necesita gastar entre 6000 y 13.000 bolívares -15 y 32,5 % del salario mínimo- para comprar las cantidades mínimas y la población prioriza la adquisición de proteínas o la sustitución de estas antes de comprar frutas, verduras o condimentos.

Entre la razones que se enumeran al momento de justificar el precio, los comerciantes señalan que el ajo se ha visto encarecido por las características de su ciclo de cultivo y cosecha, el cual se extiende, aproximadamente, por ocho meses. Y agregan que, además, se trata de un cultivo organopónico, un proceso que exige  la debida conservación del producto.

Pérez señala que la cantidad y la calidad del ajo que se produce en Venezuela se ha visto disminuida debido a que la semilla desde la cual se reproduce este cultivo no se ha renovado en “décadas” y sus características ya degeneran en bulbos escuetos como los que se ven en Quinta Crespo.

No obstante, así como ocurre con el ajo, la distribución de los productos agrícolas en Venezuela se sostiene sobre un sistema de comercialización basado en las cadenas de intermediarios que va determinando el precio que pagan los consumidores finales. Por ejemplo, señala Vicente Pérez, un campesino de los andes se traslada hasta Barinas para vender una carga de hortalizas -incluyendo el ajo- que se traspasa a distribuidores que tienen mayor capacidad de almacenamiento y transporte para para llevar la mercancía hasta los mercados mayoristas del centro del país o de la capital.

precio del ajo

Incluso, los comerciantes señalan que el ajo sale de Mérida, se vende en Barinas y pasa por Valencia y Maracay antes de llegar a Caracas, al mercado de Coche y finalmente a las manos de los minoristas, lo que va engrosando el costo del producto con la ganancia del agricultor, la ganancia de los varios distribuidores que intervienen en el proceso y los costos operativos que incluso resultan más aparatosos que la materia prima: mantenimiento de los carros, adquisición de combustible, pago de personal y hasta pagos de vacunas para transitar por carreteras.

Así, los comerciantes minoristas de Quinta Crespo lamentan que el Mercado Mayorista de Coche sea, prácticamente, el único lugar a donde llega la mercancía que abastece a Caracas, los Altos Mirandinos, Guarenas y Guatire. Por lo que desde allí se controla -denuncian-, el acceso de nuevos distribuidores a Quinta Crespo. Incluso, una fuente que prefirió no ser identificada, señala que para vender mercancía en este mercado se debe hacer pagos de inscripción y mensualidad “por debajo de la mesa”. Y, aunque los consumidores culpen al pequeño comerciante, la cadena de valor que está por detrás es aún larga.

Así, el representante de Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro) agrega que el encarecimiento los alimentos se enmarca en una crisis estructural que enfrentan la producción agrícola venezolana debido a la gestión de la política agrícola.

Se pierde el Año Agrícola 2019 por la inacción de las autoridades

La Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro) emitió un comunicado  para denunciar la pérdida del ciclo de cultivo del invierno de 2019, “ el más importante en términos de la producción de alimentos”,  debido a que “Agropatria y Pequiven, empresas estatales que ejercen el monopolio en la venta y distribución de insumos y fertilizantes en el país, no disponen de inventarios para atender la demanda de los agricultores” en cuanto a “repuestos, lubricantes y combustibles para la maquinaria y equipos, semilla para la siembra, del fertilizante para abonar la tierra, de los herbicidas (…), de los insecticidas y los fungicidas para controlar plagas y enfermedades”.

“Todos estos elementos e insumos deben empezar a acopiarse en las fincas desde finales del año anterior; de manera de aprovechar las condiciones climáticas y arrancar el proceso productivo en el comienzo del invierno”, temporada que arrancó el 1° de mayo. La pérdida del ciclo de invierno tiene importantes consecuencias para los venezolanos, señalan en el comunicado, entre las cuales se mencionan:

  • La caída de la producción agrícola nacional, que supera récords históricos, e impulsará aún más la escasez y el desabastecimiento de alimentos
  • La desactivación del motor económico fundamental de 17 Estados del país (la agricultura).
  • El incremento del desempleo rural y de otros sectores encadenados con agrícola.
  • El aumento de la pobreza extrema y en especial en el sector rural.

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