Los docentes de la Universidad de Oriente regresaron este lunes a las aulas, tras dos semanas de pausa por Carnaval y la suspensión forzada por el apagón. Los académicos se encontraron con la noticia de que su salario estará suspendido, hasta que los rectores firmen la certificación de presupuesto con un reconocimiento a Nicolás Maduro como presidente

Barcelona. A las 8:30 de la mañana, los profesores Hernán Rojas de la carrera de Ingeniería Industrial y Sheila Vásquez de la cátedra de Desarrollo y Destreza para el Aprendizaje, recibieron a sus alumnos en las aulas del área de cursos básicos de la Universidad de Oriente (UDO), núcleo Anzoátegui.

Los bachilleres regresaron este lunes a los salones de la “Casa más alta”, tras la suspensión de casi dos semanas de semestre en primera instancia por el asueto de Carnaval y en segundo término, por la suspensión forzada a raíz del apagón que dejó a casi 20 estados del país sin servicio eléctrico.

Esos factores fueron aderezados el viernes pasado con una medida del Ministerio de Educación Universitaria, que determinó que no enviaría recursos a las universidades autónomas, luego de que en la certificación de recursos donde los rectores ratifican la totalidad del monto correspondiente a la nómina, obviaran el párrafo sobre el reconocimiento de Nicolás Maduro como presidente constitucional de Venezuela.

Para estos dos profesores, al igual que los más de 700 que dictan cátedras en la UDO, la responsabilidad académica y moral hacia los bachilleres, puede más que una medida ministerial.

Nosotros venimos por vocación y responsabilidad académica, esos muchachos hacen un gran esfuerzo por venir a recibir clases en medio de toda esta crisis y una medida como esa no va a impedir que estemos en nuestras aulas. Mi mayor sorpresa cuando llegué hoy fue ver a esos muchachos esperándome a las puertas del aula y mostrándonos su apoyo ante esta nueva violación de los derechos humanos por parte del Gobierno nacional”, sostuvo la profesora Vásquez.

A la conversación que el equipo de Crónica.Uno sostenía con Rojas y Vásquez, se acercaron sus colegas Betty Mota de Ciencias de las Administración y Tirso García. Sumados los años de servicio del cuarteto de catedráticos, hay más de un siglo de enseñanza y con la autoridad que les da ese tiempo, afirman que para un profesor universitario es imposible vivir con los salarios que reciben.

“El profesor que más gana en esta universidad recibe 40.000 bolívares mensuales y 20.000 quincenal, eso da para apenas medio kilo de queso y unos huevos detallados. La mayoría de los que estamos aquí somos de dedicación exclusiva, por lo que no podemos hacer trabajos adicionales. Muchos hemos tenido que vender nuestras prendas o depender de familiares en el exterior para poder subsistir porque con estos sueldos nos moriríamos de hambre”, afirma Rojas.

Curtidos en el conflicto

Aunque sostienen que no debería ser la norma, la situación del país exige a los profesores buscar alternativas para lo que ellos llaman “subsistencia”. Asesorías, clases de postgrado, patrocinio de fundaciones y hasta servicios de transporte son las alternativas para cubrir las necesidades básicas de sus hogares.

“El problema de la situación país es un codo, hasta las fundaciones que pudiesen brindar ayuda al profesorado universitario también tienen problemas. La subsistencia del profesor no es el deber ser y por eso afirmamos que esta nueva medida es un chantaje, pero algo sí le decimos claro al gobierno: los profesores son la herramienta del saber y nunca seremos dominados por la crisis e imposiciones que nos quiera hacer un gobierno”, recalca Mota.

En medio de este nuevo conflicto, los profesores recordaron que en los años ochenta la lucha por sus homologaciones salariales los llevó a plantarle cara al presidente Jaime Lusinchi y estuvieron cinco meses sin percibir sus honorarios.

Antes era un conflicto gremio-gobierno, hoy esto es un nivel superior de maldad. Aquí estamos afectados todos, hasta los bachilleres que reciben becas son perjudicados y en gran medida estos son los mayores afectados, es un chantaje y una clara destrucción al sistema”, indicaron.

Los profesores sostuvieron que durante estos 20 años de revolución, el Gobierno central “ha querido meterle la mano a la universidad”:

Nos trancan los recursos, han querido robarse las elecciones de centros estudiantiles, aquí nos mandaron a saquear la universidad, pero el gremio es fuerte y la universidad igual. Nosotros no podemos estar condicionados a reconocer a alguien para que nos pague, somos trabajadores del estado no de Maduro y estamos seguros, y lo puedes anotar, de que sí lograremos nuestro pago”.

Así como los profesores buscan alternativas de subsistencia, los obreros, personal administrativo y jubilados también sienten el impacto de la medida.

Violeta González trabaja en la biblioteca de la universidad y cuando se enteró el viernes pasado, por el grupo de WhatsApp de los trabajadores administrativos, de la decisión gubernamental, su presupuesto y su vida se alteraron en 180 grados.

Señaló que ahora dependerá del aporte que sus hijos, tanto los que aún le quedan en Venezuela como el que vive en el exterior, porque como indicó: “Ya ni una cebollita voy a poder comprar”.

En una asamblea celebrada a media mañana en el auditorio del campus, todos los que hacen vida en la UDO establecieron un comité de conflicto y convocaron a realizar acciones de protesta en rechazo de la medida en el transcurso de la semana.


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