Proponen excavar un pozo para salvar al Jardín Botánico de la sequía

La Laguna Venezuela, que es un esbozo del mapa y alberga 120 especies y variedades de Nymphaea, está en emergencia. Con 1,10 metros de profundidad, 980 metros cuadrados y una capacidad para represar un millón de litros de agua, exhibe la huella inaplazable del racionamiento.

Caracas. No solo el territorio del Esequibo está comprometido en el confín de Venezuela. También lo está su representación más simbólica, una laguna que data de los años 50, y que reproduce, con la venia de Carlos Raúl Villanueva —arquitecto de la Ciudad Universitaria— la silueta de un territorio relegado, que aún hoy parece tierra de nadie. Se trata de una obra de gran importancia, ubicada en el Jardín Botánico de la Universidad Central de Venezuela (UCV), una laguna incapaz de represar el agua que le falta.

Unas 13 grietas, por donde se escapa el agua, serpentean el reservorio ubicado en la entrada del botánico y que permanece inactivo desde agosto de 2017. En lugar de plantas, solo hay sedimentos en su interior. El lugar es un reflejo de los acueductos de la ciudad: está seco. Y las hendiduras no solo dejan ver los ladrillos cruzados por donde se desparrama el agua, también dan cuenta del déficit presupuestario que afecta a una institución que es la vitrina del patrimonio botánico y que solo dispone de un presupuesto anual de 50 dólares para apenas mantenerse en pie.

El Jardín Botánico clama por agua tanto como los habitantes de la ciudad. El lugar, que alberga la mayor colección de especies de plantas acuáticas del país, está sin presupuesto. Su operatividad depende básicamente de las colaboraciones y donativos de voluntarios que se niegan a dejar morir a un acervo que es el mayor legado de la botánica.

En un contexto en el que los habitantes de la ciudad resienten la falta de agua en sus hogares, los curadores de las plantas acuáticas padecen con igual rigor el racionamiento del servicio. La Laguna Venezuela, que es un esbozo del mapa y alberga 120 especies y variedades de Nymphaea, está en emergencia. Con 1,10 metros de profundidad, 980 metros cuadrados y una capacidad para represar un millón de litros de agua, exhibe la huella inaplazable del racionamiento.

Se requieren por lo menos 450.000 litros para recuperar su ecosistema; lo que es igual a decir 100 camiones cisterna, según botánicos de la institución. El especialista en plantas acuáticas y docente universitario, Miguel Castillo, enfatiza que no existe una especie en el mundo que no esté representada en ese lugar. Castillo, quien es licenciado en Biología y ejerce como curador de las plantas acuáticas del Jardín Botánico, explica que la escasez de agua se agrava con la evapotranspiración, un fenómeno natural que reduce el cuerpo de agua, por tratarse de un reservorio a cielo abierto.

 

Con todo ese panorama en contra, Mauricio Krivoy, actual director del Instituto Experimental Jardín Botánico Doctor Tobías Lasser de la UCV, aspira devolverle el cariz saludable a un jardín cuya reserva vegetal va en detrimento.

Krivoy, quien es médico neurocirujano del Hospital Universitario de Caracas, reconoce que el jardín tiene dificultades para mantenerse en pie. Pero desde hace varios meses cuentan con el apoyo desinteresado de fundaciones y organizaciones que remueven los rastrojos de palmas, troncos y la maleza espesa que tupe lo que alguna vez fueron caminerías.

A propósito de ello, Krivoy dijo que han adelantado reuniones para resolver uno de los principales problemas: la falta de agua. El objetivo, explica el médico, es perforar pozos para alimentar a un jardín donde las plantas acuáticas se marchitan. La idea es tener una aducción de agua para resembrar las especies perdidas y recuperar nuestras reservas, comenta.

El médico asegura que desde 1994 se han perdido 100 especies de palmas. Actualmente, hay grupos de voluntarios que están trabajando con la recolección de los desechos orgánicos para despejar las áreas planas. Entre lo colaboradores se encuentra el Ministerio de Agricultura, que ha dispuesto de algunos vehículos para trasladar los desechos vegetales. Nuestra intención es convertir el jardín en un área productiva.

Krivoy señala que han establecido un convenio con el Montgomery Botanical Center, una institución de Estados Unidos que investiga la flora tropical, y que ayudará a recuperar la colección de palmas del botánico. El acuerdo, que fue suscrito en junio, pretende convertirlo en un aula abierta.

También hay convenios con el Fairchil Tropical Garden y con el Real Jardín Botánico de Madrid, cuyos aportes consistirán en escanear las publicaciones y registros botánicos para hacer un respaldo digital y con el propósito de que los estudiantes y académicos tengan acceso a las especies vegetales.

Actualmente, existen 450.000 muestras de especies botánicas preservadas en bolsas que pertenecen al Herbario Nacional. La idea, explica el portavoz del jardín, es hacer que la institución sea productiva y autosustentable, un objetivo difícil de alcanzar en este momento para una institución que carece de tendido eléctrico. Estamos sin electricidad desde mediados del año pasado, cuando se robaron 300 metros de cable de 15.000 volteos y el jardín quedó sin electricidad. Pero estamos sumando esfuerzos para sacar esta institución adelante.

En total, dijo el médico, han sido removidos 50 chaguaramos muertos. Además, están diseñando un proyecto de huerto autosustentable, para incorporar a un colegio de Fe y Alegría, ubicado en San Agustín del Sur, una parroquia adyacente, en el mantenimiento de los espacios.

De las 70 hectáreas que tiene el jardín, solo 10 son transitables por sus características topográficas. Aun cuando hay dos tanques de agua cercanos, la institución no tiene acceso al servicio, pues no llega con suficiente presión y el agua que reciben los tanques es para el Hospital Universitario. Después de tres meses sin una gota de agua, esta semana nos han bombeado un par de días, reconoció el director Mauricio Krivoy.

Necesitamos que Corpoelec nos electrifique el jardín y que Hidrocapital haga una aducción de agua. Ya los ingenieros de Hidrocapital nos hicieron la primera visita y están armando el proyecto.

La Laguna Venezuela, que es considerada un patrimonio excepcional, es el hábitat de plantas acuáticas traídas de Egipto, Japón, China, África y Norteamérica. Para quienes se dedican al cultivo de las especies allí existentes, su mayor esplendor estriba en su carácter ecléctico. El cuerpo de agua resguarda la mayor diversidad de especies de Nymphaea, entre las que destacan la Victoria Amazónica, los melindros acuáticos y los nelumbos del río Nilo cuyas semillas provienen de las pirámides de Egipto.

Fotos: Julio Materano | Luis Miguel Cáceres


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