Quebrada de Tacagua Vieja tiene a más de uno con los pelos de punta

Cerca de 600 casas que están a orillas del embaulado se ven afectadas por las crecidas. Además cuando se desborda hay zonas que se quedan aisladas, porque el único paso se convierte en un río.

Caracas. Tacagua Vieja desde la autopista Caracas-La Guaira se ve como un pueblo agrícola: muchos árboles y terrenos demarcados con cosechas de plátanos, cambur y hortalizas. Pero barrio adentro ni la sombra del campo productivo, pues lo que allí se observan son problemas a granel, siendo el más riesgoso la quebrada que no está embaulada.

Esta quebrada desde que se deja ver en las falta del Ávila, a la altura del kilómetro tres de la autopista Caracas-La Guaira no recibe mantenimiento permanente.

El ramillete de monte y gamelote, los  roedores y la basura de todo tipo que descansa en sus bordes hablan por sí solos del tiempo que por ahí no pasan las cuadrillas de la Corporación de Servicios Municipales de la Alcaldía de Caracas.

Julio Reyes, vecino y líder comunitario, dijo que la Arenera Minataca ubicada dentro de la comunidad se encargó del mantenimiento y del dragado.

“Por eso es que en estos días no se ha desbordado. Pero si esa gente no metiera las máquinas y colaborara con la limpieza, ya no quedaran casas en el lugar”, dijo.

La quebrada Tacagua atraviesa desde el sector La Conejera, pasando por El Araguaney hasta llegar a El Chorrito. Pero en los laterales tiene otras zonas como Caujaro, casco central de Tacagua, Los Jabillos, La Pomarrosa, La Pica, Las Tres Gracias y El Cambural.

Todas estas áreas se ven perjudicadas, porque cuando la quebrada se sale del cauce se aíslan los pasos peatonales y puentes (las llamadas bateas vehiculares) quedan convertidas en lagunas con corrientes.

Además, comentó, prácticamente toda la comunidad tiene fallas en el alumbrado público. “Si llueve se dificulta el recorrido, por aquí no hay transporte público. De Catia hasta Tacagua Vieja en carro con cerca de 10 minutos, pero salir del barrio a la parada del pueblo es el mismo tiempo caminando”.

Pero eso señaló que no es fácil cuando cae un aguacero pues todo se convierte en fango. Los que tienen carros los dejan por otros lados y se van a pie a sus casas.

“Por eso exhorto al alcalde Jorge Rodríguez y a los ediles del Municipio Libertador, del PSUV y de la MUD, a que se pongan las pilas y atiendan las necesidades de esta comunidad. No es solo venir en campaña, también hay que solucionar los problemas. El alcalde para acá ha venido, sí, pero lo hacía cuando Chávez visitaba la zona. De resto no le hemos visto más la cara”.

La quebrada además del curco de agua que le baja del Ávila se nutre de todas las tuberías y de las torrenteras de aguas servidas del sector.

Los habitantes piden que se restablezca el sistema de canalización de esas redes, para evitar no solo el colapso del embaulado, sino para prevenir que las constantes filtraciones dañen la poca vialidad que queda.

En Tacagua Vieja solo las vías principales están pavimentadas. Pero por ejemplo en El Chorrito hay un camino de tierra y piedras compactadas difíciles de transitar.

Nataly Amaya, del consejo comunal Tacaguay que incluye ocho sectores entre ellos El Chorrito también se refirió a los aportes de la arenera. Dijo estar consciente de que gracias a esas máquinas se mantiene la fluidez de la quebrada.

“Por eso no se ha desbordado. Pero es un peligro si no se atiende a tiempo. Pedimos que por lo menos refuercen los muros. Eso le da estabilidad a los terrenos donde están asentados cerca de 600 casas. Sabemos que estamos a orillas de la canalización pero si mejoraran las condiciones no estaríamos frente a una bomba de tiempo”, dijo.

Pero no solo la quebrada les quita el  sueño a los moradores. No tienen alumbrado público y la recolección de los desechos funciona a medias.

Julio Reyes contó que cuando se creó la comuna socialista Gual y España, les dieron cuatro camiones recolectores. “Pero ahora funciona solo uno y eso porque la gente de la arenera se encargó de su mantenimiento y de pagarle al personal. Si no tuviéramos ese servicio así, no nos viéramos de las montañas de basura”.

Víctor Rivas, habitante de la calle El Guácimo, se refirió a la contaminación frecuente que emana de una torrentera que baja en caída libre desde la autopista. Pasa por el medio de dos casas y cuando se sale anega el sector. “Además el mal olor tiene enfermos a niños y ancianos. Nosotros lo que le pedimos a las autoridades que nos den los materiales para acometer los trabajos de embaulado de esa torrentera. No estamos pidiendo que nos regalen las cosas, podemos colaborar y hacerlo en comunidad. Pero ellos (la alcaldía) ni lavan ni prestan la batea”, sentenció.