El rebusque como forma de vida de los jóvenes para sobrevivir en Caracas (IV)

En algunas parroquias caraqueñas, donde existen grupos familiares marcados por las desigualdades en el poder adquisitivo, los chamos se ven obligados a salir a la calle a buscar oficios temporales para colaborar con la alimentación y otras necesidades del hogar.

Caracas. Al transitar por las calles y hacer contacto con quienes conviven en esos sectores populares, se observa a niños que asumen el rol de un adolescente o de un joven, debido a múltiples factores: necesidad de dinero en el hogar, falta de una figura que guíe su actuar porque están ocupados en trabajar para generar recursos, en hacer colas en abastos, panaderías o supermercados en búsqueda de alimentos, o simplemente porque no les alcanza el dinero.

Daniel Morales, trabajador social, describió que en los hogares que se encuentran en Caracas —ciudad que el 25 de julio arribó a sus 450 años de fundada—, la imposibilidad de que los hijos crecidos puedan aspirar a una vivienda propia ha obligado al núcleo familiar a invertir en extensiones de la estructura principal, de manera que los jóvenes, aun en su “independencia”, se mantienen a la sombra del hogar de crianza.

Señaló que además de los miembros que trabajan para proveer el sustento, hay otros que emplean buena parte del tiempo en obtener dinero a través de los juegos de envite y azar o, en algunos casos más extremos, apelan al rebusque. Es decir, ocupan su tiempo en ubicar recursos o productos por vías no formales.

inflación
La escasez de alimentos afecta a las familias venezolanas.

Esta situación nos permea a todos. Hay personas que suelen saltarse a pasos agigantados las etapas de niños, adolescentes o jóvenes, dado por su afán de generar dinero, que tienden a ver la escuela o los liceos no como un elemento de superación sino como un factor que restringe el tiempo para poder lograr lo planteado sobre la base de la inmediatez, es decir, limita el obtener dinero, comprar una moto, un teléfono, un calzado de marca….

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Morales explicó que en algunos casos, quienes detentan esa forma de vida se han extralimitado o desmedido tanto que terminan recluidos, con antecedentes o asesinados. En el caso de las jóvenes, suelen quedar embarazadas, pueden tener hasta dos gestaciones a cuestas con padres distintos. En fin, una realidad compleja, que es ‘atenuada’ por programas sociales surgidos de políticas definidas por el Estado, pero que no logran dar respuesta a la descomposición social que se vive actualmente.

Lo más dramático de la situación —afirma el trabajador social— es que la gran mayoría de los adultos que no tienen un empleo formal asumen con total “normalidad” o resignación el hecho de rebuscarse para resolver su situación de vida y esa experiencia es asumida como enseñanza por la mayoría de los chamos, que al abandonar los espacios formales para su aprendizaje no encuentran otro referente distinto al planteado.

Sin embargo, Morales apunta que no todo está perdido: también se muestran jóvenes con deseos, anhelos y sueños que salen a la calle con un balón, bien sea de fútbol o baloncesto, mostrando sus habilidades y destrezas en cada disciplina, como también se muestran creando spinners de fabricación casera que surgen como alternativa y como parte de la creatividad de quien la realiza.

En definitiva, una ciudad que a pesar de las dificultades renace y sigue su senda de crecimiento enmarcada en la variedad de raíces y vivencias que día a día envuelve a sus habitantes, dijo.

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